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El fiasco de Bruselas y el desafío permanente de Mazón desnudan el liderazgo de Feijóo en el PP

18F | Elecciones gallegas

El PP se lanza a por el voto ultra: Ayuso pasa a primera fila en medio de apelaciones expresas al votante de Vox

La recta final de la campaña electoral en Galicia se ha convertido en una carrera contra el reloj. BNG y PSdeG-PSOE tratan de movilizar todo lo posible a los suyos con llamamientos más o menos explícitos a agrupar el voto de la izquierda para optimizar su transformación en escaños y hacer posible el cambio en la Xunta. Sumar y Podemos, a su vez, intentan convencer a los votantes de que ellos son la condición necesaria para que ese cambio se produzca, aunque para ello necesitan superar el 5% de los votos.

El PP, entretanto, se ha entregado a la caza del voto ultra. Los datos que manejan los estrategas de la calle Génova dicen que tienen la mayoría absoluta al alcance de la mano, pero solo por lo mínimo (38 escaños). Y que están a la baja. Lo que significa que el riesgo de no llegar está ahí y ha sembrado de preocupación a Alberto Núñez Feijóo y al hombre al que entregó su legado, Alfonso Rueda.

Para amarrar el resultado, los responsables de la campaña conservadora han puesto la vista en los votos de la derecha que se van a ir a Vox, por pocos que sean. Un porcentaje que, según el último CIS, se mueve entre el 2 y el 3% en el conjunto de Galicia, una suma de votos seguramente insuficiente para alcanzar un asiento en el Parlamento, pero sí lo bastante significativa como para que el PP se quede corto en su objetivo de alcanzar la mayoría absoluta.

Esa es la razón por la que los de Feijóo han decidido radicalizar la campaña. Con mensajes de creciente y extrema dureza en contra del BNG y su candidata, Ana Pontón, a los que tratan de retratar como peligrosos terroristas, partidarios de ETA y aliados incluso de Hamás, la organización palestina que el estado de Israel intenta combatir con una guerra despiadada que ya ha acabado con la vida de casi 30.000 personas, la mayoría de ellas mujeres y niños. El PP ha llegado a difundir un vídeo en el que transforma el rostro de Pontón en el de Arnaldo Otegi, el líder de EH Bildu.

Apelación al miedo

La apelación al miedo se ha convertido en el eje de la campaña de Mariano Rajoy, de Feijóo y, en particular, de Rueda. El expresidente habla del Bloque como de un partido que pretende echar “a la Policía Nacional y a la Guardia Civil” de Galicia, de tratar de conseguir que el “Tribunal Constitucional no pueda actuar” en la comunidad y de pretender “liquidar las provincias”. Su candidata, Ana Pontón, asegura Rajoy, “se presenta al electorado como si fuera Teresa de Calcuta, pero va en una lista con ERC y Bildu, que es directa y llanamente la ETA”, proclamó Ernesto en un acto en Alfoz (Lugo).

Rueda defiende que las papeletas que no vayan para el PP “acabarán en coaliciones dominadas por el independentismo”. Y Feijóo asegura que “la moderación del BNG es una gran mentira” porque lo que en realidad persigue es un referéndum y “monolingüismo”. El Bloque, sostiene en sus mítines, está dominado por un partido “marxista-leninista”.

El objetivo es que el domingo “no se pierda ni un solo voto”, especialmente por la derecha. De ahí que de los mensajes triunfalistas algunas voces hayan pasado a entonces el mea culpa, a confesar errores y a pedir expresamente apoyo a los votantes de Vox, como es el caso de la diputada ourensana en el Congreso, Ana Vázquez, conocida por la dureza de sus intervenciones contra el Gobierno y muy apreciada en las filas del extremismo de derechas.

“Unamos el voto para luchar contra el independentismo gallego, unamos el voto por una Galicia dentro de España. Apelo al votante de Vox a que una los votos que quedarán huérfanos sin representación en Galicia. Si dividimos, gana el BNG”, escribió en redes sociales:

Capturar todo lo que se pueda de los votos que se puedan ir a Vox es la prioridad en la sala de máquinas del PP. Sobre todo después del error de estrategia que supuso confesar, en medio de la campaña, que el PP está dispuesto a participar en un plan de reconciliación para Cataluña que incluya, entre otras medidas, indultos condicionados de los que podría beneficiarse Carles Puigdemont. Un pronunciamiento, después desmentido por Feijóo a pesar de las abrumadoras evidencias de que eso es lo que trasladó el PP a los periodistas, que Santiago Abascal trata de aprovechar estos días para pedir el voto, subrayando que solo ellos garantizan la oposición frontal al independentismo.

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De ahí que el PP haya recurrido, para su penúltimo mitin, programado en Vigo, la ciudad con más peso demográfico de Galicia, a Isabel Díaz Ayuso. Feijóo no volverá a coincidir con Rueda hasta el cierre de campaña en A Coruña, cediendo así a la presidenta de Madrid el protagonismo absoluto en la recta final de la campaña. Con la ayuda de Ayuso, la dirigente del partido más valorada por los seguidores de Vox, muchas de cuyas ideas ha incorporado al partido, el PP gallego confía en atraer a ese porcentaje de votantes que está pensando en votar a los de Abascal y de los cuales puede acabar dependiendo revalidar la mayoría absoluta que los conservadores han disfrutado durante los últimos quince años.

Isabel Díaz Ayuso ha advertido en el acto de Vigo de que las elecciones del domingo son "trascendentales" para Galicia pero también para España, toda vez que, ha denunciado, se quiere "hundir" a la comunidad en el "nacionalismo" para dar continuidad a "un proyecto de desmembramiento de España perfectamente organizado desde La Moncloa", informa Europa Press. "Y van a hacer lo que haga falta sin valores y sin principios. Al servicio del nacionalismo. Solo al servicio del BNG, es decir: corruptela, impunidad y poder. Eso es lo único que les mueve a todos", ha aseverado, antes de lanzar una advertencia: "¡Ojo con el nacionalismo, que allá donde se instala, no sale!"

La lideresa madrileña lleva toda la semana repitiendo mensajes contra el BNG y Pontón en televisión, entrevistas y actos públicos, sin necesidad de desplazarse a Galicia, asumiendo una responsabilidad que en la práctica compite con Feijóo, muy desdibujado desde que el fin de semana tuvo que asumir la tarea de aclarar que él, a pesar de lo que ordenó transmitir a los periodistas en una comida, no es partidario de otorgar indultos condicionados a Puigdemont.

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