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'Se acabó': cuatro películas, seis libros y tres canciones para reivindicar el 8M

María Jiménez, en una imagen de archivo.

Regresa este año el 8M con toda la fuerza para hacerse presente en nuestras calles. Una fecha marcada en violeta en el calendario para manifestar, reivindicar y visibilizar una lucha que se desarrolla 24/7 de manera constante, en todo momento y en todo lugar, en muchas ocasiones de manera silenciosa. Ahí están las diferentes manifestaciones culturales, menos mal, para ejercer de altavoces y amplificadores de una causa, la feminista, que necesariamente debe teñir de igualdad nuestro día a día.

Esta misma semana, sin ir más atrás en el tiempo, nos hacíamos una pregunta: ¿Por qué molestan las series protagonizadas por mujeres de más de 40? Un interrogante que viene por las críticas machistas globales al papel de Jodie Foster en True detective, que por estos lares canalizó el crítico Carlos Boyero al decir que la actriz aparece "fea" y "envejecida". Unos ataques misóginos que nos animan no ya a ver la popular serie de HBO, que también, sino a buscar obras de diferentes disciplinas que paren los pies a este tipo de discursos sexistas.

Así las cosas, para empezar, nos fijamos ahora en No estás sola: la lucha contra La Manada, la película documental que acaba de estrenar Netflix y que aporta una nueva visión a un caso que supuso un punto de cambio y no retorno en la lucha contra la violencia de género en nuestro país, con resonancias que se expandieron a nivel global en manifestaciones por todo el mundo. "Las víctimas supervivientes y las personas que las apoyaron y acompañaron en aquel momento no habían tenido nunca un espacio para hablar. Nadie había escuchado su experiencia ni cómo vivieron todo lo que pasó. Esta película documental les da voz por primera vez y visibiliza esa otra parte de la historia que quedó eclipsada", explicaron a infoLibre los directores, Almudena Carracedo y Robert Bahar.

Cambiamos a algo más evocador. El sueño de la sultana es un cuento publicado en 1905 en el que Begum Rokeya Hossain, escritora bengalí, pensadora, educadora, activista social y defensora de los derechos de la mujer, quien imagina una utopía feminista llamada Ladyland en la que son ellas las que manejan el mundo y los hombres están aislados y recluidos. Un clásico de la literatura utópica feminista que convirtió a su autora en pionera del feminismo en Bangladés y que la cineasta Isabel Herguera ha convertido en una película de animación que puede verse en Filmin y Movistar Plus+. Estuvo nominada a los últimos Goya, pero el cabezón fue para Robot dreams.

En estas dos mismas plataformas puede verse también La loca y el feminista, un corto igualmente nominado al Goya -en su caso se lo arrebató Aunque es de noche- en el que contemplamos una conversación de pareja sin retorno sobre lo que significa el ejercicio del feminismo y el uso que le damos, también entre los hombres. En palabras a infoLibre de su guionista y protagonista, Pilar Gómez: "Es la historia de una mujer que tiene conciencia feminista porque la aplica a su vida y que intenta hacer entender a su pareja que el feminismo no es solo una teoría o un tanto que apuntarse, sino una práctica diaria para de verdad intentar cambiar las cosas".

También es un cortometraje Los chicos, producido por el canal Cosmo. Esta pieza explora la violencia contra las mujeres, el consumo de pornografía y la prostitución entre los más jóvenes. "Mucha gente tiene un colega que ha consumido prostitución o conocidos que normalizan ciertas conductas, de manera que este corto sirve un poco de espejo. Hay que ponerle a día de hoy el ojo a muchas cosas que tienen que ver con la violencia contra la mujer, y esta es una de ellas", reflexionaba en conversación con infoLibre la protagonista, Catalina Sopelana, con motivo del estreno el pasado 25N de esta obra que puede también verse en Movistar Plus+.

Saltamos al ámbito literario para recomendar la reciente segunda novela de Elvira Sastre, Las vulnerabilidades (Seix Barral). En sus páginas, la autora se adentra en los recovecos más endebles del alma humana para escudriñar la relación de poder y dependencia que se establece entre dos mujeres heridas de diferentes maneras por relaciones no ya tóxicas, sino directamente violentas, de esas que te desconectan del mundo, te anulan y te convierten en un ente dañado que vaga penando, apenas recuperable. Violencia sexual, maltrato psicológico, acoso, soledad, el abandono de tu entorno, la impotencia de la familia para comprender a la víctima y cuidar hasta la sanación.

Igualmente pertinente es La desfachatez machista (Editorial Catarata) poco menos que una antología de la misoginia puesta negro sobre blanco para pasmo de los señoros que llevan toda la vida despotricando contra las mujeres en artículos y columnas de prensa. "Son faltones, muy irrespetuosos, muy cutres, muy repetitivos y tienen la autoestima a un nivel increíblemente alto", nos contaba semanas atrás la autora, María Martín Barranco, quien para este volumen ha analizado más de 10.000 artículos publicados en periódicos durante los últimos veinte años con el objetivo último de desmontar el pensamiento misógino y antifeminista de famosos opinadores.

Publicado originalmente en 1916 con el nombre de su marido, Cartas a las mujeres de España (editorial Renacimiento) es una obra esencial de María de la O Lejárraga como referente del feminismo español, pues en sus páginas encontramos un compendio de textos que siguen, ya más de un siglo después, interpelándonos con absoluta vigencia. Y ya que hemos viajado en el tiempo, hacemos memoria con Indignas hijas de su patria (Institució Alfons el Magnànim), título que cuenta la historia del Patronato de protección a la mujer, brazo ejecutor de la violencia de género del franquismo y, a su manera, la tétrica consolidación del discurso falsamente amable de Elena Francis. Nada que ver con las Mujeres que follan de las que nos habla Adaia Teruel en su libro repleto de testimonios reales.

El capítulo musical es especialmente apasionante este año en el que España acude a Eurovisión el próximo 11 de mayo con cierta expectación y bien alto el mentón a lomos de un himno catártico tan contagioso, tan pop y tan reivindicativo como Zorra. Invocando de alguna manera al espíritu provocador de Las Vulpes, la canción de Nebulossa desató un importante debate nacional que bien podría tener un desenlace a la altura si el dúo valenciano consigue conquistar este viejo continente a veces tan aparentemente avanzado, otras tan bobamente retrógrado.

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Quizás no sea del todo sencillo verlo para según quienes, pero sí que hay cierto puente incorpóreo desde el futuro eurovisivo inminente de Nebulossa y el pasado aún reciente de María Jiménez. Porque 46 años después de que la cantante sevillana fuera número 1 de las listas musicales con Se acabó, el título de su gran canción se ha transformado –Jenni Hermoso y tantos otros casos mediante– en el gran hashtag contra la violencia de género. Puede que haya transcurrido casi medio siglo, pero el mismo grito de guerra se mantiene inalterable y, efectivamente, vigente este 8M: #Seacabó.

"Siento que la industria musical es súper diferente, que hay un montón de proyectos de mujeres. De hecho, siento que es lo más candente, lo que más me llega o lo que desde luego más me interesa ahora mismo. Ha cambiado mucho la industria musical y ahora me parece un lugar mucho más amable y femenino". Así nos relataba días atrás Lourdes Hernández (artísticamente conocida como Russian Red) el cambio en el mundo de la música durante la última década, que es a su vez el tiempo que ha estado alejada de ella hasta ahora que acaba de lanzar nuevo disco, Volverme a enamorar.

Queriendo o sin querer, es un referente femenino que abrió camino para otras muchas que llegaron detrás. Y la importancia de tener alguien en quien fijarse para desarrollarse vitalmente es esencial en la batalla casi rutinaria que es en última instancia el día a día.

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