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¿Las consultas internas ya no interesan? La baja participación eclipsa el nacimiento de Sumar

La vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo y líder de Sumar, Yolanda Díaz, interviene durante el acto de cierre de la Asamblea fundacional de Sumar

La asamblea fundacional celebrada el sábado, en la que se ratificó a la vicepresidenta Yolanda Díaz como coordinadora general de Sumar con un 86,56% de los votos, se presentaba como su gran hito un año después de que la vicepresidenta segunda del Gobierno anunciara su candidatura a las generales. Sin embargo, su victoria —que se daba por descontada— ha quedado eclipsada por el bajo dato de participación, ya que aunque desde la organización presumen de contar con más de 70.000 inscritos, apenas votó el 11,6% del censo —8.179 personas—. Sí hubo una participación mayor en todo el proceso, a través de actos presenciales, enmiendas o propuestas, en concreto 14.179.

Este lunes, el portavoz de Sumar y número dos de la candidatura de Díaz, Ernest Urtasun, ha tenido que responder hasta en tres ocasiones sobre esta cuestión en rueda de prensa. Según el también ministro de Cultura, "son datos muy satisfactorios" porque se producen en un contexto de "desafección política". "Consideramos muy satisfactorio el hecho de que tenemos 70.000 personas que están en estos momentos inscritas, con ganas de ayudar a Sumar, y que de esas 14.000 hayan decidido volcarse en una asamblea, que eso significa participar activamente".

En privado, fuentes de la dirección explican que la movilización "cuesta más" porque "no estamos en un momento como el de 2015", en el que la sociedad estaba "más politizada". Estas voces también destacan que no se trababa de una "elección disputada" porque se preveía que la victoria de Díaz iba a ser contundente y que el proceso para votar era complejo y tuvo incidencias. Así, y aunque hay formaciones como Podemos que siguen teniendo actualmente una base muy activa de votantes e incluso aliados como Izquierda Unida que en su proceso de primarias para las europeas lograron una participación similar, estas voces destacan que los datos "no son malos".

Las críticas sobre el dato de participación llegan con especial énfasis por parte de Podemos. El exlíder de la formación, Pablo Iglesias, destacó en TVE —donde comenzó a colaborar este lunes— que la actual secretaria general de los morados, Ione Belarra, obtuvo "siete veces más" apoyos cuando fue elegida como líder hace casi tres años. Un aspecto en el que también incidió este lunes la diputada Martina Velarde, que se presentó en coalición con los de Díaz en las generales del pasado año y que ahora está en el Grupo Mixto. "[Hubo] 7.200 participantes en la la elección de la coordinación autonómica de Andalucía en la que fuimos elegidos mi equipo y yo. Esta participación corresponde sólo al proceso andaluz. Si estamos muertas yo no sé", escribió en X.

El cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, directamente tildó de "ejercicio fallido" que Díaz únicamente obtuviera 6.671 votos. "Sumar ha hecho casi todo mal desde el comienzo. Ahí la prueba. Podemos cometió errores. Tantos que le pidió a Yolanda solventarlos. Y no ha cumplido. A recomenzar", señalaba en redes. En conversación con infoLibre, Monedero destaca que ambas partes deben "reconocer" lo que han hecho mal y asumir que solos "no van muy lejos". "Hay una clase política que, a diferencia de las estrellas, se ha muerto sin brillar. Hace falta gente que vuelva a convencer. Para hacer política no hay por qué estar siempre mandando", sintetiza.

Los argumentos de Sumar: de los problemas internos a la falta de implicación de los partidos

En Sumar achacan a motivos "estructurales" pero también "coyunturales" el dato de participación del pasado sábado. Sobre lo primero, las fuentes consultadas por este periódico explican que tienen una "base de inscritos muy líquida" y que la mayoría de ellos se apuntaron en el contexto de la campaña de las generales. En ese sentido consideran que los procesos internos "no les motivan mucho" e incluso que algunos de ellos "no los entienden". Así, destacan que campañas concretas como la reducción de la jornada laboral o la cuestión palestina despiertan más interés.

Sobre los factores coyunturales, asumen su parte de responsabilidad en las incidencias informáticas derivadas del proceso de participación, que impidieron a muchos inscritos votar o participar, por lo que el plazo se acabó ampliando. Además, también subrayan que buena parte de su base de inscritos es población más envejecida que no domina las nuevas tecnologías, por lo que, si el proceso se complica, terminan por no participar. Desde la dirección de Sumar contraponen estos problemas técnicos con la facilidad que hay para votar en procesos como los de Podemos, al que solo "hay que darle un click" o primarias disputadas como fue el caso de IU.

Por otro lado, estas voces destacan que los partidos aliados de Sumar y que, teóricamente, están participando en el proceso como es el caso de los comunes, Izquierda Unida o Más Madrid no "se han implicado mucho". Los primeros porque también tienen sus propios procesos internos a raíz del adelanto catalán —aunque son los que más se han involucrado y en la asamblea acudió una delegación compuesta por un centenar de personas—, los segundos porque se sienten desplazados y ninguneados, mientras que los terceros buscan ser la única formación con estructura orgánica en Madrid. Sobre estos últimos voces de la dirección incluso creen que los de Mónica García, o al menos un sector menos proclive al pacto, pidió abiertamente no votar.

A juicio de Más Madrid, tras el acuerdo bilateral ratificado la pasada semana, Sumar no se implantará en la comunidad y serán los de Mónica García los que tengan el censo, los órganos y los recursos, además de la autonomía política. Los de García reconocen, sin embargo, que sí se le puede dar un encaje "a nivel municipal" a otros actores relevantes en el espacio como Izquierda Unida —que tiene la alcaldía de Rivas-Vaciamadrid— o Ganar Alcorcón, que lidera el exdirigente de Podemos Jesús Santos. Un escenario que no contemplan desde Sumar, que hablan de tener una "estructura compartida", como afirmó este lunes el propio Urtasun.

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Si hay una formación que ha hecho de las consultas internas su sello esa es Podemos, actualmente enfrentada con Sumar tras concurrir conjuntamente a las generales. Desde su creación en 2014 la formación morada ha sometido a sus bases todos los asuntos que han considerado de especial importancia. Durante su trayectoria en política el exvicepresidente del Gobierno fue el líder que más recurrió a este tipo de consultasincluso para dirimir la polémica interna por su chalé. Esa votación suscitó más movilización que, por ejemplo, la decisión sobre si entrar o no en un gobierno de coalición con los socialistas.

En sus primeros años como formación en cada consulta participaba un número nada desdeñable de inscritos, a diferencia de lo que está ocurriendo ahora con Sumar. En la primera, realizada en abril de 2014 cuando apenas contaban con estructura ni bases, votaron 33.156 personas. En el mes de febrero de 2017, en la celebración de Vistalegre II, la que enfrentó a Iglesias con el ahora líder de Más País, Íñigo Errejón, participaron 155.275 de los 456.878 inscritos —entonces la formación sí facilitaba esos datos—, es decir, el 34% del censo total.

Los últimos procesos también han contado con una participación elevada, aunque en comparación han sido de las más bajas de todo el histórico, como las primarias europeas en la que se ratificó la candidatura de la exministra Irene Montero —cuya victoria también se daba por descontada— con 36.054 votos, la del documento político sobre tener más autonomía y configurar las listas "mediante primarias y sin vetos", en la que participaron 30.883 personas o la de la votación para investir a Sánchez que superó los 50 mil votos, al igual que la que avaló que la Ejecutiva decidiera si se aliaba o no con Sumar el pasado 23J.

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