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No hay valla o muro que contenga la esperanza

La luna está en Duala. Y mi destino en el conocimiento

Sani Ladan

Plaza Janés (2023)

Conocí al camerunés Sani Ladan en un encuentro de escritores que hubo en Segovia durante el mes de septiembre. Compartí mesa con él, hablamos de literaturas africanas, una de mis pasiones, y tuvo la gentileza de intercambiar su libro con uno mío. He tardado en leerlo, pero estas Navidades, con un poco más de tiempo, me he enfrascado en él, un libro testimonio donde cuenta, con una narración límpida, sin tapujos ni truculencias, toda su odisea desde que salió de su ciudad, Duala, con 15 años para ir a Europa, no a trabajar, que eso podía hacerlo en su país, sino para cumplir su mayor aspiración: estudiar. 

Lo he leído en un suspiro, en un ay, emocionándome y sufriendo con él, avergonzándome de vivir en Europa y ser blanca, poniendo nombre y cara a ese fenómeno tan duro e ingrato como es la migración africana, a la que se le cierran las fronteras, se le niegan visados, se les trata como mercancía o ganado, caen en manos de mafias, se les estafa y golpea. Pero Sani Ladan evita la truculencia, nos lo cuenta con la mirada ingenua de un crío, menor de edad, que al principio lo vive como una aventura y en el tiempo que dura su travesía va madurando, se va dando cuenta de lo que significa ser africano, o negro, ya desde que consigue llegar al norte de África. Pero antes ha pasado por Nigeria, le han dejado abandonado en medio del desierto, continúa su periplo a pie con otros dos amigos, uno de los cuales muere, consigue llegar al norte siguiendo la estrella polar, es estafado por las mafias, conoce también lo que es la solidaridad y compañerismo entre sus iguales, intenta saltar la valla para entrar en Melilla, no lo consigue, lo intenta por Ceuta, a nado, la policía española le golpea desde una lancha de salvamento para que se hunda, pierde el conocimiento y milagrosamente se despierta en un hospital. No sabe cómo, pero lo ha conseguido.

En el CETI de Ceuta aprende español y, como es muy listo, era un buen estudiante en Camerún, enseguida espabila y ayuda a otros compañeros hasta que es trasladado al CIE de Tarifa, una auténtica pesadilla, una cárcel donde se les priva, no solo de todos los derechos, también de poder leer o de intentar enseñar él a otros el idioma. Consigue que no le reporten sino que una ONG, fíjense bien, aunque Sani Ladan no dice su nombre, algo que me hubiera encantado saber, lo traslada a Almería para… sí, eso mismo, trabajar de jornalero, sin papeles, en trabajos agrícolas. Cuando plantea que él lo que quiere es estudiar, el responsable le contesta: "¿A quién has visto estudiar, de los que vienen como tú?" Todo esto siendo un crío, menor de edad, con 17 años (tarda dos en cruzar su continente). Sani Ladan se escapa y termina en Córdoba, donde por fin, encuentra una familia, más bien dos familias, que se hacen cargo de su situación y le facilitan los estudios, le acogen y le dan el cariño y estabilidad necesaria para cumplir su sueño.

A día de hoy Sani Ladan ha conseguido estudiar una carrera, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Loyola de Andalucía, donde le becaron, algo que no consiguió en la pública pero, como él mismo dice, le formaron para ser los mejores para el mundo, no los mejores del mundo. Sani Ladan ha trabajado en Estrasburgo para el consulado español, ha estado en Líbano con una beca, ha sido asesor de Podemos, es educador social, presidente de la asociación Elín, en Ceuta, ha dirigido un hogar de acogida para migrantes en Sevilla, colabora como analista internacional para la cadena de televisión France 24 y tiene un podcast que se llama África en un click.

A lo largo del libro, Sani Ladan nos deja ver también cómo la globalización está cargándose generaciones de africanos, cómo se ponen mil trabas con las políticas migratorias en Europa, cada vez más restrictivas, pero cómo, por otra parte, se sigue extrayendo todas sus materias primas, en el continente más rico del mundo:

"Mi convicción es que el futuro del planeta se jugará en el continente africano… Estamos en el umbral de una nueva batalla geopolítica para otro nuevo reparto del continente. Ese, que conoció la esclavitud motivada por el capitalismo y después sufrió la colonización a causa de la Revolución Industrial de Europa, está experimentando una tercera revolución: la digital. Los jóvenes africanos debemos estar atentos para aprender del pasado y no llegar tarde a ese teatro global. La juventud representa cerca del 60% de la población del continente, y esa es una gran fuerza potencial".

Sani Ladan ha logrado hacerse un camino, conseguir su objetivo, aunque, como él mismo dice, siempre se le seguirá viendo como un inmigrante africano en España. Pero su testimonio demuestra que los migrantes que llegan a nuestras costas, en patera, en los bajos de un camión, a pie o a nado, son lo mejor del continente africano, los jóvenes que quieren prosperar, ayudar a sus familias, estudiar y salir de las coordenadas que el primer mundo les sigue imponiendo. Porque no nos olvidemos: el expolio de África produce el mal de las pateras y no olvidemos que en el 2023, 18 migrantes han muerto al día, insisto, AL DÍA, intentando llegar a las costas europeas, hasta el punto de hacer del mediterráneo el Mare Mortum. Este libro debería ser de obligada lectura en los institutos y centros educativos para curar la xenofobia, tan en auge en la actualidad, para atacar el racismo que sigue existiendo, para evitar que partidos políticos de derecha y ultraderecha enfrenten a la población contra ellos, sean menores o no, y sepamos darles la acogida que necesitan, porque nosotros también fuimos un país de emigrantes, y lo seguimos siendo, porque no hay frontera que resista el hambre, tanto física como de conocimiento. O utilizando las palabras de Sani Ladan: "No hay valla o muro que contenga el sueño y la esperanza".

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Si la luna está en Duala, las estrellas que le guiaron por el desierto se reflejan en personas como Sani Ladan. Demos siempre la bienvenida a todas esas estrellas que nos llegan del continente africano. Y sirvan estas líneas como un homenaje todos los Sani Ladan del mundo que no lograron su objetivo o no han podido dejar aún testimonio de su odisea.

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* Carmen Peire es escritora. Su último libro es 'Cuestión de Tiempo' (Menoscuarto).

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