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MERCADO LABORAL

¿Es posible el pleno empleo? Sólo si se conecta a los parados con las necesidades de las empresas

Un grupo de trabajadores del sector de la construcción operan en una obra

Pleno empleo. Es una expresión que desde el Gobierno repiten y conectan al flujo musculoso de cifras positivas que arroja la economía española como que se ha superado la cifra de 21 millones de cotizantes a la Seguridad Social, 10 de ellos mujeres; o que se han encadenado 48 meses seguidos con creación de puestos de trabajo. Fue también parte del lema Por el pleno empleo: menor jornada, mejores salarios, que los sindicatos UGT y CCOO eligieron este año para celebrar el Primero de Mayo en las calles de más de 70 ciudades del país. En ellas defendieron que éste “es posible” en un número de años razonable”. Pero, ¿qué es el pleno empleo? Según el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) se define como tal la “situación de completa utilización de los recursos productivos de una economía: es lo opuesto al paro. En particular, situación de completa utilización de la fuerza de trabajo”. Si bien, ante la dificultad de alcanzar ese objetivo, se suele delimitar de forma que “incluya un pequeño porcentaje de paro, generalmente hasta el 4% de la población activa”, apostilla el mismo SEPE.

Fuentes de la órbita académica confirman, de su lado, que existe un desempleo que puede considerarse “friccional”, ligado al propio “dinamismo del mercado de trabajo” que hace que, “aunque se cuente con vacantes por cubrir, haya una demora en el tiempo necesario para que los trabajadores encuentren esos puestos”; además del voluntario, “en espera de una oportunidad laboral mejor, de un mayor salario o por otras causas”; y del denominado estructural, vinculado a “la falta de cualificación”. Un paro que, según las fuentes consultadas, sería compatible con un pleno empleo “técnico”, que fijan en torno al 5% de la población activa, o al valor más bajo de la tasa de paro en un ciclo económico. En España la tasa mínima registrada de desempleo es el 7,9% que se contabilizó en el segundo trimestre de 2007, antes del estallido de la crisis global de 2008 y del crack inmobiliario. Hace 17 años y podría ser, para alguna generación, una leyenda.

Las fuentes sondeadas admiten que no hay unanimidad sobre el porcentaje en el que ha de fijarse el pleno empleo. En opinión de Fernando Luján, vicesecretario general de Política Sindical de UGT, “estaría entre el 4 y el 6%”. Constata que fue en 2007 cuando “se tuvo una sensación de pleno empleo en España, en época de Zapatero, antes de la gran recesión que en este país se juntó con la burbuja inmobiliaria. Hacían falta trabajadores en algunos sitios y se incrementaron los salarios, incluso en la construcción donde en las categorías inferiores se llegaron a cobrar hasta 3.000 euros”, recuerda. Pero la tasa de desempleo en la actualidad es de casi el doble del 6%, el punto más elevado de la horquilla que señala. De hecho, es del 11,7%, mientras la de la eurozona es del 6,5% y la del conjunto de la Unión Europea (UE) del 6%, a la luz de los datos relativos al pasado marzo difundidos por Eurostat.

Un racimo de necesidades por cubrir

¿Qué hace falta para rebajar la tasa? Luján apunta algunos elementos que permitirían, a su juicio, dejar atrás el porcentaje cercano al 12%. Para arrancar aboga por “una legislación laboral, que se está desarrollando en la esfera del diálogo social, protectora del contrato de trabajo. Se están dando pasos en los que hay que perseverar”, asevera. A ello ensambla: “Hacen falta incentivos y políticas públicas centradas en la contratación para personas que tengan una mayor dificultad, para los colectivos que requieren más atención como las personas con alguna discapacidad. Estos incentivos tienen que llevar aparejados una fuerte inversión en formación, que posibilite la opción de recualificar a esas personas que están en desempleo”. Agrega, luego, "una apuesta por el sector industrial". "El empleo en la industria es de mucha mayor calidad y genera nichos de ocupación a su alrededor", mantiene, para complementarlo: "Una buena política industrial es ya necesaria para afrontar las transiciones digital, verde y medioambiental que se está produciendo en el mundo en el que debemos competir, para lo que deberíamos aprovechar la oportunidad de los fondos Next Generation".

Es consciente de que otro factor determinante para situarse en el pleno empleo, aunque sea el técnico, es “que exista una coyuntura económica que permita a las empresas vender sus bienes y productos”. “Se requiere -enlaza- que seamos competitivos y protección a las verdaderas empresas, respetuosas con la legislación, que son las que dan empleos de calidad; así como inversiones en infraestructuras, imprescindibles para sectores como el turismo o el transporte”. Luján estima que, para que se materialice el fin al que aspiran Ejecutivo y sindicatos, será indispensable, asimismo, “seguir apostando por las políticas activas de empleo",  por lo que harán falta "unos servicios públicos de calidad que orienten, formen y acompañen a las personas desempleadas en la búsqueda de nuevas oportunidades adaptándose a las transiciones que vivimos como la digital o la ecológica”, recalca.

En definitiva: “Tenemos que afrontar desafíos queda por hacer, aunque hemos avanzado”. Por eso, al representante de UGT le chirría una frase que se repite con frecuencia en el ámbito de la derecha política: “El dinero donde mejor está es en el bolsillo de los ciudadanos”. “No es muy afortunada. Si preguntas al dueño de un bar de Barcelona, posiblemente diga que sí, pero si le explicas que, si fuera así, no tendría las infraestructuras necesarias para que los turistas lleguen a su bar, como un buen aeropuerto o carreteras, o los servicios de Policía o judiciales para que se sientan seguros en él, igual cambiaría de opinión”, desarrolla su idea.

Situación desigual por sectores y territorios

Fuentes de CEOE aportan que en lo que respecta al trabajo “hay una diversidad grande por territorios y por sectores: los hay que están muy próximos a la situación de pleno empleo y otros, muy movidos por las transformaciones económicas que se están produciendo, que cada vez están más alejados de él”. A su entender, pese a las “cifras muy positivas” que se están dando en el ámbito laboral, las hay “de desempleo que tienen un carácter estructural y son difíciles de remover”. ¿Cómo se puede hacer? “Desde el ámbito de las organizaciones empresariales apostamos siempre por las políticas activas de empleo como vía de activar a todos los desempleados y evitar el asistencialismo dentro de la situación de desempleo, porque lo lógico es, sobre todo en algunos ámbitos donde se están produciendo vacantes que no es posible cubrir y con el envejecimiento de la población activa, que se dé cada vez más”, manifiestan.

Desde CEOE sostienen que “el hecho del pleno empleo es un deseo por dos partes”. Se refieren a que, de un lado, se trata de “la necesidad de activar a todo el mundo que está en desempleo para que tenga una calidad de vida, una inclusión social a través del empleo”, pero igual hay que “dar satisfacción a todas las necesidades del tejido productivo, que cada vez son más cambiantes”, lo que se traduce en mayores “dificultades” en “muchos sectores y empresas” para “conseguir perfiles que se ajusten a sus demandas”, inciden. Por ello instan a “buscar cómo reciclar, cómo impulsar las políticas activas de empleo para que los casi seis millones de desempleados que sigue habiendo” en España, “se conviertan en personal atractivo para las empresas y que busquen su proyecto vital a través del empleo”.

Del lado empresarial coinciden con el sindical en el que hay deficiencias por corregir para llegar a la meta del pleno empleo. “Uno de los grandes problemas -anotan- es que con la distribución de competencias que hay, las políticas activas pertenecen a las comunidades, mientras las pasivas corresponden al ámbito estatal, al final, el encaje de que, a quien está en desempleo y cobrando una prestación o subsidio le ayuden para salir y entrar nuevamente en el mercado laboral de la manera más óptima y eficiente posible, es algo que, pese a la nueva ley de empleo y a la nueva estrategia de apoyo activo al empleo; seguimos entendiendo que está en el debe”. Creen que a lograr la puesta a punto de esas personas sin trabajo, a las que a veces se atiende a cámara lenta, puede contribuir "la colaboración público-privada, en la medida en que el sector público puede hacer una gran labor, pero el privado es un agente muy importante”.

Un "contrasentido" y más educación

Y aportan más datos significativos: “Tenemos sectores como la construcción, el del metal o el del transporte, en los que nos dicen que tienen graves problemas para encontrar personal, pese a la situación de tener más de un 12% de desempleo todavía”, avisan estas fuentes, para rematar: “Es un contrasentido. Cómo puede ser ese 12% y unas vacantes que las estadísticas de la encuesta de estructura salarial cifran en 150.000 personas, pero nuestros asociados nos dicen que son muchas más”, lanzan.

De forma complementaria a lo expuesto, en el Informe anual 2023 del Banco de España se recoge que, “reducir el elevado desempleo estructural en el mercado laboral español pasa, ineludiblemente, por reforzar el papel de la educación", lo que, a su vez, ayudaría a "incrementar los salarios, a elevar la productividad y a impulsar la igualdad de oportunidades" en el mapa nacional. En definitiva, ¿está realmente el pleno empleo al alcance de la mano? Las fuentes sondeadas concluyen que se progresa “en la buena dirección”, pero “queda tarea por delante". Si bien, "no es imposible y no hay que resignarse a no hacer esa conquista”, cierran desde la órbita sindical.

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