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Marcas de agua

Guardia nocturna

Rafael Morales Barba

Bartleby Editores (Madrid, 2024)

 

Con amplia presencia en la ciudad poética como profesor de Literatura española en la Universidad Autónoma de Madrid, estudioso, antólogo, editor de clásicos y gestor cultural, Rafael Morales Barba (Madrid, 1958) reúne en Guardia nocturna su lírica al completo. El volumen agrupa las entregas Canciones de deriva (2007), Climas (2013), Manual de nocturnos (2017) y el material inédito que aglutina Aquitania (2020). Además incluye A manera de prólogo, indagación en las razones de escritura y la depurada evolución de registros tonales, temas y pulsión creadora. Un equipaje conciso de quien nunca escribe en balde y mantiene en el tiempo una exigencia en vigilia. Un retorno a las palabras en la noche de los significados para percibir esa luz misteriosa que viene de muy lejos y llamamos poesía. Quien escribe comparte una caligrafía de exploración y conocimiento de la propia identidad que, con luminoso acierto, deja en primer plano "un yo encriptado por la palabra poética, común y diferente en su ejercicio de distorsión o síntesis, en un juego de imágenes".

En la construcción del hablante lírico, el poeta subraya el nítido sustrato autobiográfico; la conciencia de ser. El poema se convierte en la hondura sin voz de los espejos para reflejar las luces y sombras de la intrahistoria. Memoria y sueños atrapan sensaciones, ese viaje interior que persuade desde la confidencia; que enuncia y riega el epitelio emotivo con el verbo compartido y el vuelo leve de la emoción.

Conforman las composiciones iniciales, por su brevedad y dicción despojada, un claro propósito dialogal. Crean una atmósfera de soledad y ensimismamiento, de nostalgia del presente. Marcan huellas en el caminar pausado de la tristeza que aloja entre sus manos vaguedad y bruma. Como una medusa en su frialdad gelatinosa, el verso se convierte en símbolo de orfandad, de un cercano derrumbe. El estar de los poemas reunidos en Canciones de deriva alza un entorno crepuscular, hecho de sinestesias y sombras; refleja la cercanía en un paisaje marino que circunda y asedia. El sujeto verbal se convierte en espectador, escucha el callado lenguaje de las formas; mira el pautado suceder de las horas, ese tránsito que abre la sensación finita de lo ajeno.

El segundo libro, Climas, arranca con un texto mínimo en el que adquiere una presencia fuerte la respiración pausada del ritmo. Se titula Vals triste y abre una entrega sin un aparente hilo argumental salvo una persistente sensación de agonía. Cerca, el aleteo de la música o la presencia de una tarde extraña de evocación y recuerdos volátiles que aguantan el merodeo del devenir, que se convierten en esquirlas desprendidas de los sueños creando el trampantojo de la presencia sobre el descampado.

Las percepciones del yo poético testifican rastros cotidianos, pero también las sensaciones que despierta en el pensamiento la contemplación de algunos cuadros de Rembrandt y Fontanier o las inclemencias de la luz bañando el campo; no se trata de una visión fugaz que acumula los vaivenes del agua o los dedos del aire sino de percepciones inciertas que entreabre la sensibilidad como una amanecida. Quedan en la orilla del pensamiento las horas pensativas.

Fue en octubre de 2017 cuando la editorial Lastura publicó en su colección de poesía la entrega Manual de nocturnos. En él se recogían "las soledades escritas a lo largo de treinta años", conformando un material poético compacto, poco dado a la digresión expansiva. Se opta por la sensibilidad desnuda, por el goteo, por la silueta apenas entrevista del "yo en el alambre" que deja oír una voz entrecortada, proclive al temblor emotivo de la convulsión.

Todos los días

Treinta y dos composiciones incorpora el poemario editado por La Discreta en 2020 Aquitania, lo que permite conocer al completo la íntima cartografía poética de Rafael Morales Barba. El título evoca la región histórica francesa que forma la esquina suroeste del país, con capital en Burdeos, desaparecida a efectos administrativos en 2015. De esta idea motriz de desaparición y pérdida en las lecciones del paisaje emerge una sensación de orfandad evocativa. Como nubes errantes que vagan en la levedad del aire, las horas mudan en recuerdos desteñidos y huecos que solo contienen un vaciado de figuras. En los repliegues de la memoria: "Todo es talud / y es ausencia, / un desvenado resol / que ya no sirve."

La poesía de Rafael Morales Barba se asoma a las puertas de lo existencial para percibir los pasos tristes del entorno, su propensión a la melancolía y al cierzo del rocío. Es un canto de pérdida en el que resuena todavía la floración cercana de la ausencia.

* José Luis Morante es autor de 'Paso ligero. La tradición de la brevedad en castellano (siglos XX y XXI) '(Ediciones de la Isla de Siltolá, Sevilla, 2024).

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