LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO

La Audiencia Nacional libera a otro supuesto narco: un gallego con viviendas de lujo valoradas en 10 millones

Una de las propiedades incautadas en Pontevedra al presunto narcotraficante detenido en la Operación Halia.

Víctor Méndez (Narcodiario)

El Poder Judicial ha vuelto a dar una buena noticia a un presunto narcotraficante, uno de los más importantes de cuantos operaban en las Rías Baixas en los últimos años y considerado objetivo de alto valor por la DEA estadounidense, según destaca la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. El Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional ha puesto en libertad a Pablo Q., considerado el más relevante de los objetivos detenidos hace apenas tres semanas en la Operación Halia, un amplísimo despliegue policial que sirvió para aflorar un patrimonio inmobiliario por encima de los 10 millones de euros. Un total de 26 inmuebles propiedad del ahora excarcelado y de sus dos presuntos lugartenientes, uno de ellos estrecho colaborador del histórico clan de Los Charlines en el pasado. También se confiscaron nada menos que tres millones de euros en efectivo.

El juez de refuerzo del número 6, Joaquín Gadea, sigue así los pasos de otras resoluciones recientes con grandes capos de la droga de por medio: Jonas Falk, El Pablo Escobar sueco, o el hispanomarroquí Fikri Amellah, por no citar al holandés Karim Bouyakhrichan, líder de la Mocro Maffia, en paradero desconocido tras quedar en libertad por una supuesta confusión entre juzgados. En el caso del supuesto capo gallego, la Fiscalía pidió su puesta en libertad, que fue confirmada por el juez. Lo mismo ocurrió con Amellah, al que se pidió una fianza de 400.000 euros. A Bouyakhrichan, sólo de 50.000.

Además, Halia es una operación sustentada también en comunicaciones desencriptadas con la ayuda de Europol, cuya ilegalidad esgrimen los abogados de los supuestos narcos para invalidar los arrestos. Pero la ausencia de droga en uno de los veleros utilizados por la trama y que pudieron ser rastreados por los investigadores ha influido en la puesta en libertad de Pablo Q.

Lujo, pero menos ostentación

Treinta y cuatro años después de la Operación Nécora, que retiró las caretas a los grandes capos de la droga de las Rías Baixas, la historia se repite. No por la ostentación pública, pero sí por patrimonio que atesoraban los 20 detenidos a principios de mayo en la Operación Halia: más de 10 millones de euros, repartidos entre viviendas de lujo, vehículos y embarcaciones. La que pertenece a Pablo Q. se ubica muy cerca del astillero Facho, en Cambados (Pontevedra), atribuido a otra figura señera del narco gallego, Sito Miñanco.

Además, los detenidos en Halia explotaban estancos y viveros de moluscos, que integraban toda una estructura de sociedades pantalla, testaferros y “ficciones documentales” para blanquear capitales. Un elevado nivel de vida que, a diferencia de la generación que les precedió, disfrutaban en la intimidad.

La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, con la imprescindible ayuda de Europol para acceder a las comunicaciones encriptadas del grupo gallego desmantelado, llegó a todo el entramado narcocriminal, que tenía su centro de operaciones en el triángulo de la cocaína –Vilagarcía, Vilanova y Cambados–. Según la UCO, la red tenía capacidad tanto para recibir grandes alijos de cocaína en embarcaciones de recreo, principalmente veleros, como para organizar grandes importaciones de hachís y distribuir drogas sintéticas como cocaína rosa, anfetaminas o MDMA, e incluso heroína y marihuana. Sustancias para todo tipo de consumidores.

Tres millones de euros en efectivo

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Sin embargo, no es la droga lo más destacado en la Operación Halia, sino el dinero. Las montañas de efectivo, más de tres millones de euros, localizadas en los registros, suponen un récord histórico en la lucha contra el narcotráfico gallego, y eso es mucho decir. La Guardia Civil también ha bloqueado 44 cuentas corrientes y se ha incautado de una colección de motos de gran cilindrada, 16 vehículos –tres de ellos de alta gama–, relojes Rólex y nada menos que 26 inmuebles, entre ellos varias casas con jardín y piscina.

“Los intentos de traslado e introducción de la droga en España por esta organización han sido fructíferos en distintas ocasiones, siempre a través de las costas gallegas”, detalla la UCO, que también contó con el apoyo de la DEA norteamericana en este operativo. Pese a las sospechas, muy pocos de los investigados tenían antecedentes. El caso de Víctor Dopico, exmiembro del histórico clan de Los Charlines, es una excepción. Los detenidos buscaban a personas jóvenes sin historial delictivo para emprender las travesías marítimas en busca de la cocaína, según se supo tras analizar sus comunicaciones encriptadas.

Además, para multiplicar sus beneficios, la red disponía de un laboratorio en una zona rural de Madrid para adulterar la cocaína, que podía producir hasta 100 kilos del alcaloide al mes.

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