El afán de estar vivo

El triunfo de estar vivo (Obra poética 1996-2012)

Luis Alberto de Cuenca (Edición de Ricardo Virtanen)

Cátedra - Colección Letras Hispánicas (Madrid, 2024)

 

La polifonía creadora de Ricardo Virtanen conforma un legado sobresaliente que ha convertido al madrileño en incansable presencia de la literatura actual. En el primer semestre de 2024 su activismo proteico enlaza, al mismo tiempo, la publicación de Hilo de lluvia (La Garúa, 2024), un muestrario de haikus, con la salida de El triunfo de estar vivo, una indagación de más de setecientas páginas sobre la poesía de Luis Alberto de Cuenca; abarca el intervalo entre 1996 y 2012, cuando se publican cuatro títulos de gran relevancia. Conforman la tetralogía Sin miedo ni esperanza (2002), La vida en llamas (2006), El reino blanco (2010) y Cuaderno de vacaciones (2014).

La etiqueta El triunfo de estar vivo expande notables afinidades con algunos versos que Octavio Paz incluyó en Piedra de Sol. En ellos cantaba el olvidado asombro del despertar, el cálido mediodía que abraza las secuencias de cada trayecto existencial. También Aleixandre y Cernuda glosaron el privilegio de ser; la pulsión que ilumina la senda de los años y calcina erosiones y desamparo.

El volumen muestra una llamativa ilustración de cubierta de Miguel Ángel Martín sobre la princesa Leia Organa, protagonista principal de la saga Stars Wars, con inolvidables interpretaciones en la pantalla grande de la actriz Carrie Fisher. Es un explícito homenaje al cine, una de las pasiones de Luis Alberto de Cuenca, como la bibliofilia, los tebeos y el coleccionismo de objetos minúsculos que enlazan cine y literatura y convierten la visita a la desmesurada biblioteca personal del poeta, en el barrio de Salamanca de Madrid, en un recuerdo insólito e inolvidable.

Como subraya la introducción, la primera salida a superficie de Luis Alberto de Cuenca es Los retratos (1970). Su más temprana foto de grupo aparece en la muestra Espejo del amor y de la muerte, un trabajo integrado en la colección Bezoar que puede considerarse complemento especular de la célebre antología de Josep María Castellet Nueve novisimos poetas españoles. Es un lugar común de la crítica que el recuento marcó el rumbo en la línea estética de los años setenta y convirtió el venecianismo en tendencia dominante. Pero, más allá de la generación del lenguaje, el itinerario adquiere una personalidad propia y singularizada, hasta convertirse en entidad presencial de cualquier recuento. Ricardo Virtanen recuerda que se han cumplido cincuenta años desde aquella amanecida hasta 2020, cuando el preparador de esta edición crítica comienza a escribir la clarificadora introducción de El triunfo de estar vivo.

Existe en el fluir poético de Luis Alberto de Cuenca una evolución natural. El tramo epifánico, representado por las entregas Los retratosElsinore, Scholia y Necrofilia, conforma una etapa estética y formalista que gira a comienzos de los ochenta hacia un plano expresivo más conciso, sustentado en el trazo limpio y en la aspiración clarificadora. Sin embargo, el material textual de cada etapa comparte abundantes rasgos comunes: aspectos formales, intertextualidad y vetas temáticas como el subjetivismo confidencial, la razón metaliteraria, las referencias cinéfilas y la reconstrucción actualizada de personajes de la tradición y mitos canónicos. La dicción coloquial no es sino un depurado ejercicio en el que caben cultura clásica, cine, cómic y otras manifestaciones artísticas, forjadoras de una sensibilidad en vuelo que el lector pudo apreciar, en su justa medida, en la conocida recapitulación Los mundos y los días.

El quehacer lírico es un todo orgánico dividido, a juicio de Ricardo Virtanen, en dos grandes ciclos: el primero agrupa su etapa novísima, con un marco culturalista y hermético, influido por las vanguardias históricas; y el segundo, más desnudo de artificios verbales, intimista y figurativo, de línea clara, que comienza en 1985 con la publicación de La caja de plata. La entrega es apertura a un modo de escribir que enlaza dicción natural, pasión lectora y trasiego biográfico. Este arco figurativo gusta de los moldes métricos y del enfoque epigramático, se hace voz propia y se mantiene hasta hoy, con las consabidas variaciones y reincidencias.

A mi juicio, en un espacio expresivo tan recorrido por investigadores y analistas académicos, donde es muy difícil el descubrimiento de rincones inéditos, uno de los mayores aciertos de Ricardo Virtanen es el sondeo del camino en el haiku, recorrido por Luis Alberto de Cuenca. Si el poeta, siempre dispuesto a la máxima exigencia formal es un excelente conocedor de las formas cerradas, el trébol versal japonés tiene su amanecida en el libro Sin miedo ni esperanza (2002), donde se incluyen ocho haikus asonantados. Aunque el poeta conoce bien la norma canónica, en sus inicios considera al haiku un pasatiempo lúdico. Con el tiempo su compromiso con la estrofa se acentúa hasta publicar en 2019 el balance Haikus completos (1972-2021), un material fecundo que permite apreciar la tendencia a la trasgresión de motivos y procedimientos o su estar en la periferia de la normativa clásica.   

El arco temporal elegido, desde 1996 a 2012, conforma un ciclo de madurez, muy vinculado al intimismo reflexivo. Desde Sin miedo ni esperanza la voz poética se torna más grave y escéptica, al reflexionar sobre el sentido de la vida y la cercanía de la última costa. El pensamiento tiñe el ánimo de grisura crepuscular; impulsa una poética grave, cubierta con un epitelio de melancolía. También La vida en llamas es un libro de madurez vital, pero el enfoque revitaliza el verbo confidencial del sujeto poético. Se potencian aspectos lúdicos e irónicos, y el protagonista lírico vela el espejo de la melancolía para asomarse a una escritura más celebrativa y vitalista, donde el amor encuentra sitio y plaza central.

Ricardo Virtanen percibe en El reino blanco (2010), el tercer libro integrado en este momento poético, una inflexión estética La extensa entrega da pie a la multiplicidad argumental de una poesía de contrastes que bascula entre el escepticismo y la esperanza, lo alegórico y lo narrativo. Abundan las composiciones densas, existenciales, que traspiran estados de ánimo contradictorios; y persiste una atmósfera meditativa en la que sobrevuelan escepticismo, percepción serena y conciencia de la temporalidad.

Marcas de agua

Cierra la edición Cuaderno de vacaciones (2014), entrega que consiguiera el Premio Nacional de Poesía el año siguiente. De nuevo sorprende la extensión desbordada que apunta a un libro baúl en el que se cobijan los rasgos más comunes y reiterados de su ideario. Como si se quisiera refrendar la singular identidad, en las diferentes secciones, el yo hablante se transforma en actor para protagonizar secuencias de una continua representación en el tiempo donde se dan cita escritura y vida, existencia y lenguaje, la tarea pendiente de un quehacer insólito que obliga a un nutrido laberinto de tramas.

Como es norma en Letras Hispánicas, la edición se completa, tras el extraordinario estudio de Ricardo Virtanen y la cuidada bibliografía, con las composiciones de los cuatro libros seleccionados y un apartado final de variantes. En suma, constatamos una labor crítica impecable que rompe cualquier conformismo gregario y subraya con luz de mediodía los hitos sin sombras de Luis Alberto de Cuenca, los contornos precisos de un poeta mayor.

* José Luis Morante es poeta y autor de 'Paso Ligero. La tradición de la brevedad'  (La Isla de Siltolá, 2024).

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