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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

ENTREVISTA CON EL LÍDER DE IU

Antonio Maíllo: "No hay polarización, sino hiperventilación por una parte que ataca y miente"

Antonio Maíllo posa tras la entrevista con infoLibre.

Antonio Maíllo habla con la cadencia de profesor de Latín y Griego. Siempre recuerda que es docente y repite la palabra pedagogía cada varias frases. Sus reflexiones van más allá de los tuits que dominan la política española. Y desde el pasado mes de mayo está de vuelta en la primera línea política como coordinador federal de Izquierda Unida.

Maíllo (Lucena, Córdoba, 1966) habla de un nuevo ciclo en el que la izquierda tiene que mirar más a los territorios y tejer alianzas con los colectivos sociales. Su apuesta es clara: un frente amplio progresista de cara a unas futuras elecciones generales. Pero también aboga por una relación horizontal entre los diferentes partidos que concurrieron bajo el paraguas de Sumar. Reflexiona que se está viviendo un momento histórico de combate de ideas y cree que de la acción de la izquierda durante los próximos años dependerá frenar la ola reaccionaria.

¿Qué IU quiere pilotar?

Aspiro a una IU útil a la sociedad española y las clases trabajadoras. Un instrumento genuino de mejora de la vida de la gente. Espero que muchos sectores de la sociedad se identifiquen con un proyecto que interpele a los ciudadanos para la defensa de lo conquistado y para ensanchar los derechos. Una IU que defiende la profundización de la democracia frente al avance reaccionario. El nuevo ciclo invita a un papel más proactivo de Izquierda Unida.

¿En qué sentido?

Adquiere mucha relevancia lo local y el arraigo frente a un ciclo que hemos acabado en estas elecciones del 9J donde no ha habido relaciones de contacto directo con los territorios. Tenemos que darle seguridad a los trabajadores del país, no como elemento represivo, sino a través de una garantía de la sanidad pública, la educación y los servicios sociales. En esta sacudida del momento histórico en el que vivimos la gente necesita sentir un instrumento político que sirva para darle certidumbre a sus aspiraciones.

Movimiento Sumar está en manos ahora de una dirección interina, ¿lo da por superado como partido?

No lo doy por superado, es una organización soberana a la que le deseo toda la suerte y con la que podemos compartir proyectos unitarios si hay coincidencias programáticas. Lo que sí entro es que en lo que es el espacio hemos avanzado hacia una nueva fase. La realidad obliga a un nuevo ciclo en el que haya una relación muy horizontal en la toma de decisiones que no ha habido hasta ahora. Hay que diferenciar entre lo que es un partido y lo que es un espacio que tiene un problema: la coincidencia de los nombres que puede llevar a la confusión. Izquierda Unida tiene vida y futuro en términos de elevación al debate político de la cuestión de clase, de reformas profundas sociales y de ensanche de derechos en el combate con las fuerzas reaccionarias. La relevancia de IU en este ciclo tiene mucho que ver con una organización que tiene un bagaje histórico, que sitúa orgullosamente su tradición de unidad con otras organizaciones y que defiende un modelo de sociedad que no puede estar laminado ni marginado. Hablo del hilo rojo de la historia. He echado de menos en muchas ocasiones algún mensaje más fuerte en términos de debate social, es lo que quiero aportar.

La ola reaccionaria no es irreversible, dependerá de nuestras acciones políticas y de la movilización popular

Hablemos del espacio electoral de Sumar y de lo que sucedió en las europeas. Tuvieron los mismos escaños que el partido de Alvise Pérez. ¿Cree que de cara a unas futuras elecciones generales deberían reencontrarse todas las izquierdas?

Sin lugar a duda. En el informe que hice ante la nueva Coordinadora Federal hablé de que venía un periodo de reencuentro entre aquellos que hemos dejado de encontrarnos y de reconciliación también. Son necesarios esos dos hechos y habrá que darles tiempo. Desde una convicción que tenemos en IU: la única posibilidad que tenemos de seguir cambiando este país en términos de profundización democrática y de ensanchamiento de derechos es si hay un espacio unitario con un programa de mínimos y con una voluntad transformadora que tenga una traducción en términos electorales. En política hay que operar sobre la realidad y el sistema electoral español castiga la división por el modelo de circunscripciones. 

Por tanto, una fragmentación del espacio en términos electorales es simplemente no conseguir los objetivos necesarios para mantener una experiencia de Gobierno que es un contraespejo al avance reaccionario en Europa. Tenemos una responsabilidad histórica, aquí no se trata de que cuestiones personales se conviertan en categoría política. Se trata de que los responsables políticos estemos al servicio de los retos sociales, y no al contrario. Con tiempo y con calma, pero con mucha contundencia en nuestra hoja de ruta, la aspiración de IU es construir un espacio que sea una única oferta electoral para las próximas elecciones generales.

Muchas veces se hacen analogías con el Nuevo Frente Popular Francés, ¿pero contemplaría una candidatura junto al PSOE en unas generales?

No, no. El PSOE e IU coincidimos en el análisis: hay un sector que nunca votará al PSOE y otro que no nos votaría. Se trata de un espacio a la izquierda del PSOE y desde una aspiración que ya se tuvo: la suma de Podemos y de IU logró un 14%, mientras que en estas europeas fue del 8%. Tenemos una potencialidad para interpelar a los sectores que nos apoyaron. La situación en Francia es diferente. Aquí no hay pacto republicano antifascista, no hay un ley electoral que permita el trabajo autónomo de los partidos que se coaligan y no hay una situación de que la extrema derecha vaya a ganar. No se trata de que copiemos a Francia, sino de que la situación excepcional del Gobierno de España se extienda a otros países. 

En el 9J la derecha y la ultraderecha superaron en número de escaños a la izquierda. ¿España está entrando en un nuevo ciclo o fue algo coyuntural?

Estamos en un momento de disputa que se ve en las diferentes expresiones electorales. Tuvimos un momento conservador y reaccionario en las elecciones del 28M, luego uno progresista en el 23J que permitió renovar el Gobierno de coalición y uno en el 9J donde el péndulo ha estado a favor de las derechas. Pero es en un contexto de disputa, no podemos categorizar. Cada convocatoria electoral no establece una verdad última. La ola reaccionaria no es irreversible, se demuestra que dependerá de nuestras acciones políticas y de la movilización popular. Hay una evidencia: la ola reaccionaria se proyecta también en España con un partido conspiranoide como el de Alvise Pérez que saca los mismos diputados que Sumar. Y hay un hecho constatable: hay que rescatar de la abstención al electorado. Dependerá mucho de cómo hagamos las cosas durante estos dos años y medio.

La única posibilidad que tenemos de seguir cambiando este país en términos de profundización democrática es si hay un espacio unitario con un programa de mínimos

¿La acción del ala de Sumar en el Gobierno debe cambiar? ¿Está cómodo con la forma de actuar de los ministros de su espacio? ¿Tendrían que marcar perfil propio?

Todo Gobierno de coalición supone una nueva pedagogía política. Hay que normalizar las discrepancias dentro del Ejecutivo en el sentido positivo. Los perfiles de los ministros de Sumar están siendo muy positivos en tanto y en cuanto sitúan el debate dentro del Gobierno sobre el ensanche de derechos. En una coalición la parte más minoritaria suele tener mayor grado de contradicción respecto a lo que el Gobierno aprueba. Hay que hacer mucha pedagogía diciendo que podremos determinar más la acción si tenemos una mayor representación. El reto que tenemos las organizaciones que apoyamos al Gobierno es la obligación de construir tejidos y alianzas sociales que empujen hacia medidas más audaces.

¿Por ejemplo?

La movilización de las acampadas propalestinas fue fundamental para que el PSOE asumiera el reconocimiento del Estado Palestino. Ahí está la clave para que un Gobierno de coalición se mueva si desde la calle hay una tensión social. Por ejemplo, en política de vivienda tiene que haber también movilización. En ese sentido, hay satisfacción porque los ministros del espacio de Sumar desarrollan derechos como la universalización de la lactancia en el Ministerio de Trabajo, la ley de potenciación de la salud pública en Sanidad, la agenda 2030 con Pablo Bustinduy, una nueva forma más plural de la cultura con Urtasun y el debate sobre los derechos humanos y los menores migrantes por parte de Sira Rego. Son propuestas de mucho calado. Pero al ser la parte minoritaria del Gobierno, a veces nos lleva a la frustración porque nos gustarían más avances sociales.

El PP tiene una disputa ficticia con Vox por el espacio, no por lo ideológico

¿Qué le parece que el PP no haya permitido que se tramite la reforma de la Ley de Extranjería?

Se demuestra que el PP hace una disputa ficticia con Vox por el espacio pero no es ideológica. Asume el marco de debate de la ultraderecha. El autodenominado centrista Feijóo hace un ejercicio diario de contorsión en el que en caso de duda se escora hacia la derecha. El Partido Popular marca supuestamente distancia con Vox respecto a los menores migrantes pero luego asume su posicionamiento rechazando la reforma. La derecha en España está comprando el marco ideológico de la ultraderecha y, por tanto, se está subsumiendo en ella. Lejos de amortiguar el avance de Vox y de Alvise Pérez, lo que hace es alimentar el espacio de las posiciones de la extrema derecha y una reacción del electorado que optará por el original y no con la copia. No le va a traer réditos electorales al Partido Popular.

¿Qué opina de la citación como testigo del presidente del Gobierno? ¿Qué le parece la instrucción que está llevando a cabo el juez Juan Carlos Peinado?

Es un uso espurio de la justicia para hacer política desde un juzgado. Es tan descarada la operación que debemos extraer unas lecciones. Ahora que hemos abierto el debate de la regeneración, le planteo al PSOE que qué señales más tiene que recibir para convencerse de que hace falta una reforma profunda de la Justicia. Hay una falta de determinación mayor frente a esa especie de juego de pactos de Estado con el PP, que son cuestiones bipartidistas, creyendo que van a calmar así la insatisfacción que hay en sectores del poder judicial. Los jueces deben responder civilmente en caso de necesidad y no ser autoridades impunes. El uso espurio del juez Peinado es tan evidente que le da un mensaje a Sánchez: los intentos de conciliación no son suficientes porque no vamos a acabar hasta que terminemos con usted. 

¿Qué medidas concretas pondría encima de la mesa?

Planteamos una ley orgánica del Poder Judicial para abordar medidas de promoción a la Fiscalía y a la Judicatura que eliminen el sesgo de clase que hay hasta ahora. Queremos plantear una reforma para cambiar lo que hizo Mariano Rajoy, que eximió a los jueces de responsabilidad civil por sus actos.  También tiene que haber una recuperación reputacional en aquellos ciudadanos que se hayan visto sometidos a periodos de instrucción extremos que después no han llegado a ningún lado. Y hay que reducir las competencias del Consejo General del Poder Judicial.

El juez Peinado hace un uso espurio de la justicia para hacer política desde un juzgado

¿Por qué cree que un partido como el de Alvise Pérez puede llegar a conseguir de la noche a la mañana 800.000 votos?

Hay una primera explicación y es algo que como docente tengo muy presente porque no lo hemos afrontado: la alfabetización digital en los términos de discernir entre información veraz y bulos. Las redes van por delante de esa visión estratégica que tiene que tener el Estado de dar instrumentos de discernimiento de lo que es la información. Hay que ser muy contundentes y entrar sin complejos en la defensa de los medios que son veraces. Es síntoma de una corriente conspiranoide e irracional que no solo existe en España. Alvise Pérez es un oportunista que se ha aprovechado de la misma y hay una salida del armario de gente conspiranoide que estaba en una posición discreta. Además, hay una franja en clave digital, que se mueve en paralelo al mundo real y que genera estos monstruos. En España es que ya hay dos candidaturas de extrema derecha que compiten y que tiran del PP. 

También se ha conocido el caso del espionaje a diputados de Unidas Podemos por parte de la policía política durante el mandato de Mariano Rajoy. ¿Qué van a hacer ante un episodio de tal envergadura? ¿Es permisible que pase algo así en una democracia europea en estos tiempos?

IU se ha personado, hay parlamentarios del partido que se han visto afectados como Joan Mena y Félix Alonso. Estamos dando asesoramiento legal. Fueron escuchadas personas como Ione Belarra, Íñigo Errejón, Yolanda Díaz o Pablo Iglesias. A pesar de nuestras discrepancias, el adversario del Estado profundo no distingue entre sensibilidades. Es una buena lección para ver cómo esos enemigos de la democracia no nos diferencian por ser de IU, Podemos o Sumar. Van a por nosotros y tenemos que construir instrumentos que no sólo resistan, sino que también construyan de forma audaz y con alegría un modelo de país necesario.

La derecha está comprando el marco de la ultraderecha, se está subsumiendo en ella

Una de las grandes banderas de Sumar en el Gobierno es la reducción de la jornada laboral. En principio se iba a aprobar en julio, pero se ha pospuesto la fecha para intentar llegar a un acuerdo también con la patronal. ¿Saldrá la reforma? ¿Cuánto tiempo se dan para intentar un pacto con la patronal? ¿Descartan la medida si no hay acuerdo?

Es muy interesante que aquí los objetos de debate son para ensanchar los derechos. Estamos viendo que la CEOE no tiene intención de llegar a un acuerdo. La posición de IU es muy clara: que se haga la reducción de la jornada con o sin acuerdo con la CEOE. Todo nuestro apoyo a los sindicatos de clases y a las movilizaciones. 

¿Pone una fecha tope?

Creo que septiembre sería una buena fecha. Y si no lo es, seguro que habrá movilizaciones.

El PP ganó por primera vez en unas europeas en Andalucía el pasado 9J. ¿Se ha vuelto de derechas esta comunidad? ¿Se ha asentado Juanma Moreno? ¿Es un problema de falta de atracción de la izquierda en el electorado del sur?

Lo digo como andaluz, hizo mucho daño que en sectores de la izquierda siempre se utilizara el miedo a que venía el lobo de la derecha, de tal forma que se anunciaba tal apocalipsis. El mero hecho de que no se haya producido ha provocado un efecto anestesiante durante el primer Gobierno de Moreno Bonilla. En esta segunda legislatura el PP está descubriendo más sus cartas privatizadoras y está desarrollando una gran desatención de la sanidad pública.

¿Y qué debe hacer la izquierda?

No se puede perder más tiempo para pergeñar una alternativa que tiene que ir a la ofensiva en los debates en los parlamentos. Andalucía no se ha vuelto derechas, sino que ha habido una desmovilización en la convocatoria electoral que ha perjudicado a la izquierda. Pero ese indudable asentamiento de Moreno también está teniendo aristas en debates como el de las universidades, donde se están admitiendo a trámite auténticos chiringuitos y se está desprestigiando el mapa educativo. Hay síntomas de descontento que van a ir a más. La izquierda tiene que estar en lo que hay que estar. En el caso del PSOE con las sentencias del Constitucional sobre los ERE, debe asumir su responsabilidad política, pero esa descarga penal le va a permitir respirar frente a un discurso de causa general del PP que no le interesaba la verdad.

La institución monárquica es limitante en el desarrollo democrático

¿Ha quedado en un segundo plano el debate sobre la monarquía y la república? ¿Cree que la princesa Leonor llegará a reinar?

Ese debate va a ser recurrente por una razón: la clave de bóveda que no encaja en el edificio de la sociedad española es la monarquía porque tiene un efecto paralizante para el desarrollo de las grandes reformas. Al final uno se encuentra con el obstáculo de la institución monárquica porque es limitante en el desarrollo democrático. No me preocupa si tenemos puntos valle en el debate porque va a volver. El 16 de junio hemos tenido una movilización masiva y muy bien organizada. 

España ya ha reconocido a Palestina como Estado, ¿pero qué pasos más hay que dar?

Hay que influir en las instituciones europeas para que se paralice cualquier venta de armas a Israel tanto por vía directa como indirecta. Y una mayor incidencia en el alto el fuego y en el apoyo a las resoluciones de Naciones Unidas para parar el genocidio que se está produciendo.

Confío en que se va a superar el momento Twitter de la política española

Usted es de formas muy educadas, ¿cómo vive el clima de polarización que se vive en Madrid principalmente? ¿Tiene solución este debate público tan alterado?

No hay polarización, hay hiperventilación por una parte que ataca, insulta, miente y crea estados absolutamente insoportables en el debate político. No es algo de dos partes iguales. España es muy diferente a lo que es la villa y corte. Hay que reivindicar la periferia, donde hay más matices. Por ejemplo, en Andalucía, en Asturias, en País Valencià, en Euskadi y ahora también en Cataluña. Tarde o temprano se va a abrir paso el ambiente de racionalidad y sosiego que necesita el debate político. No podemos tener a la gente sometida a más estrés del que tiene en su vida. En las formas también está el combate. Somos conscientes de que el discurso educado es menos impactante, pero llegará porque no es sostenible el “y tú más”. Hay síntomas interesantes: desde la pasada de frenada de Isabel Díaz Ayuso reuniéndose con Milei ha habido un retraimiento porque se cruzaron líneas rojas. Eso ha provocado un punto de inflexión. Confío en que, aunque parezca que ahora no es posible, el momento Twitter de la política española se va a superar por la vuelta a una complejidad del debate político en el sentido de la pedagogía y de la búsqueda de soluciones. Hay que prestigiar el acuerdo para resolver los problemas de la gente.

Se están registrando cifras dramáticas de violencia machista, y muchas veces no son ni portada en los medios. Tampoco se ve en el centro del debate político este tema, mientras que negacionistas han llegado a puestos como presidencias de los parlamentos de la Comunidad Valenciana y de Aragón. Y hay un ascenso del negacionismo entre los jóvenes.

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Vivimos un tiempo de pensamiento irracional. Esto demuestra que no solo basta con la mejora de las condiciones de vida, sino que también se están disputando los valores y los principios. Sobre los jóvenes también hay que decir que hay índices preocupantes, pero como en todos los tramos de edad. Pero los jóvenes son de izquierdas aunque no lo sepan: en su vida cotidiana han asumido la diversidad, son muy defensores del sentimiento de justicia y luchan por mejorar su vida pese a las condiciones que les estamos dejando. Que hay pequeños sectores de jóvenes que reaccionan antes eso, pues sí. Pero son minoritarios.

En noviembre serán las elecciones cruciales en Estados Unidos y acaba de renunciar Joe Biden a presentarse a un segundo mandato. ¿Tiene esperanza de que los demócratas puedan frenar a Donald Trump? ¿Qué supondría la vuelta del expresidente a la Casa Blanca?

Hemos vivido dos espejismos con el Reino Unido y Francia. Pero como son sistemas mayoritarios se enconde la realidad de que la extrema derecha se extiende. Esa ola reaccionaria que vino del Atlántico evidentemente invita a pensar que es irremediable la victoria de Trump, pero va depender mucho de cómo gestione esta crisis el Partido Demócrata.

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