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Sáhara Occidental

El reconocimiento francés de la soberanía marroquí sobre el Sáhara vuelve a poner el foco de Rabat sobre España

Emmanuel Macron y Pedro Sánchez se saludan en la última cumbre hispanofrancesa, celebrada en Barcelona en 2023.

Paso a paso, Marruecos va sumando aliados a su objetivo de anexionar el Sáhara Occidental en contra de las resoluciones de Naciones Unidas y, sobre todo, de la voluntad de los ciudadanos de la antigua colonia española. Esta vez ha sido el presidente francés, Emmanuel Macron, quien ha cedido a los intereses de la monarquía alauita y, en un gesto largamente esperado por Rabat, ha reconocido de facto la soberanía marroquí sobre el territorio saharaui.

Macron ha cambiado la política de su país sobre el Sáhara mediante una carta —igual que hiciera el presidente español, Pedro Sánchez, en marzo de 2022— dirigida al rey Mohamed VI aprovechando el 25º aniversario de su llegada al trono. Y, como sucedió en el caso español, ha sido el monarca quien la ha hecho pública.

En la misma, el presidente francés da un paso más que España hacia las posiciones de Marruecos al afirmar que “el presente y el futuro del Sáhara Occidental entran en el marco de la soberanía marroquí”. “Para Francia”, añadió, “la autonomía bajo soberanía marroquí es el marco en el que debe resolverse esta cuestión. Nuestro apoyo al plan de autonomía propuesto por Marruecos en 2007 es claro y constante” porque es “la única base para alcanzar una solución política justa, duradera y negociada”.

Otro aliado en el Consejo de Seguridad

Y no solo eso. El presidente francés reconoce que se trata de un asunto de “seguridad nacional” para Marruecos y se compromete a “actuar en coherencia con esta posición a nivel internacional”. Marruecos busca desde hace años aliados para remover el apoyo de la ONU a la autodeterminación del Sáhara y ahora se ha ganado a otro miembro permanente del Consejo de Seguridad. Es “un acontecimiento importante y significativo en apoyo de la soberanía marroquí sobre el Sáhara”, reconoció la monarquía alauita a través de un comunicado de prensa.

Marruecos cuenta con el respaldo clave de Estados Unidos desde que Donald Trump, poco antes de abandonar la presidencia después de perder las elecciones de 2020, reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara a cambio de que este país, a su vez, avalase al Estado de Israel. Una posición que su sucesor, Joe Biden, no modificó, y que está en el origen de la estrategia desarrollada por Rabat para forzar el cambio de posición de España utilizando a los migrantes subsaharianos como mecanismo de presión.

El líder de la diplomacia saharaui, Mohamed Sidati, acusó a Francia de apoyar “la ocupación violenta e ilegal” de su territorio, pero el representante del Frente Polisario en España, Abdulah Arabi, se ha tomado la carta de Macron como una mera confirmación de la posición promarroquí de Francia. Es “la escenificación de una política llevada a cabo durante décadas”. “Hace unos meses el embajador de Francia en Rabat reconoció de manera pública la participación de Francia en la primera guerra en el Sáhara Occidental”. Su contribución “fue determinante para la ocupación y para obstaculizar el efectivo ejercicio del derecho a la autodeterminación e independencia del pueblo saharaui”.

La cuestión saharaui

Los representantes del pueblo saharaui interpretan tanto el apoyo francés a la posición de Marruecos como el cambio de postura del Gobierno español —el “más destacado en términos simbólicos, habida cuenta de la condición de España de potencia administradora”—, como un “intento de mantener una buena relación de vecindad con Marruecos, explicada en gran medida por la cuestión migratoria”.

“Desde el Frente Polisario hemos reiterado en numerosas ocasiones el escrupuloso respeto a las mismas, pero en ningún caso estas pueden servir para supeditar los legítimos derechos del pueblo saharaui”, señala Arabi. Porque, “más allá de los pronunciamientos en el ámbito político”, la naturaleza jurídica de la cuestión saharaui “está claramente establecida. Es una cuestión de descolonización, y por dicho motivo, y con el aval de las organizaciones y tribunales internacionales, —entre los que se encuentra el Tribunal de Justicia de la Unión Europea—, el pueblo del Sáhara Occidental, pese a todos los obstáculos e interferencias, seguirá luchando por ejercer efectivamente su derecho a la autodeterminación e independencia”.

El Gobierno argelino, aliado del Polisario, anunció inmediatamente la “retirada con efecto inmediato” de su embajador en Francia en “protesta por un paso que ningún otro gobierno francés antes había considerado necesario dar”. En opinión de Argelia, el cambio de posición de Francia “desacata la legalidad internacional, defiende la causa de la negación del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación y se distancia de todos los esfuerzos pacientes y perseverantes de las Naciones Unidas” para “completar la descolonización del Sáhara Occidental”.

Un escalón por debajo

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La decisión de Macron va más lejos de lo que lo hizo España en 2022. Aunque dio su aval al proyecto marroquí de resolver el conflicto otorgando al Sáhara un régimen de autonomía política dentro de sus fronteras, Pedro Sánchez nunca dijo que esa fuese la “única base para alcanzar una solución política justa, duradera y negociada”, sino “la base más seria y realista” para lograr ese objetivo. Ese matiz sitúa a España todavía un escalón por debajo de Francia, aunque en la misma dirección que busca Rabat.

Si Marruecos es coherente con la estrategia que lleva desarrollando en los últimos años, ahora buscará que el Gobierno de España suba la apuesta e iguale, cuando menos, el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara que acaba de hacer el presidente francés.

Con su cambio de postura, Sánchez consiguió normalizar las relaciones con Marruecos y que Rabat volviese a ejercer la tarea de obstaculizar el tránsito de migrantes hacia España, con el que las autoridades marroquíes presionaron durante meses con el objetivo de torcer el brazo a quien fue la potencia colonial del Sáhara. El principal episodio de aquel pulso fue la decisión de Marruecos de dejar entrar en Ceuta a miles de migrantes, muchos de ellos niños, con el objetivo de crear una situación de emergencia en la ciudad autónoma.

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