EL FUTURO DE CATALUÑA
Las bases de ERC avalan la investidura de Illa que abrirá un tiempo nuevo en la política catalana
3.397 votos a favor. Las bases de Esquerra apoyaron este viernes con un 53,5% el preacuerdo firmado por la dirección y el PSC para hacer presidente de la Generalitat a Salvador Illa. Los republicanos se volcaron en una consulta con una participación altísima del 77%, que también evidenció la división de un partido en el que se registraron 2.847 ‘noes’, el 44,8% de los 6.349 militantes que fueron a las urnas.
De esta manera, Salvador Illa acaricia ya el Palau de la Generalitat al tener teóricamente asegurados los 68 diputados que dan la mayoría absoluta (PSC, ERC y los comunes). No obstante, como es habitual en la política catalana, siempre hay una puerta abierta para la intriga: las Joventuts de ERC se pronuncian este lunes sobre el voto de su diputada en el Parlament, aunque la dirección cree que habrá un pacto y se respetará el resultado.
Las bases de ERC emitieron su opinión en mitad de una situación muy complicada para el partido: batacazo en las generales y en las autonómicas, camino de una renovación de liderazgos en un congreso fijado para noviembre, Junts liderando de nuevo el espacio independentista y una fuerte crisis interna por la polémica de los carteles sobre Ernest Maragall. Este sí a Illa es una de las decisiones más difíciles que ha tenido que tomar el partido en sus casi cien años de historia.
Vía pragmática: el concierto económico como gran atractivo
ERC de esta manera valida por poco la vía pragmática emprendida por el partido en los últimos años en la que se ha ahondado en la colaboración con los socialistas, especialmente en Madrid. A pesar del apoyo, los republicanos no entrarán en el Gobierno liderado por el número uno del PSC y no se repetirá la fórmula de los tripartitos que encabezaron los socialistas Pasqual Maragall y José Montilla. Toda la dirección republicana se volcó desde el pasado lunes en convencer a las bases de que apoyaran este preacuerdo defendido por figuras como Marta Rovira, Pere Aragonès y Gabriel Rufián, mientras que se puso de perfil Oriol Junqueras, que aspira a ganar el congreso del próximo mes de noviembre.
Las dudas sobre el resultado se apoderaron de ERC y del PSC a lo largo de todo el día. Pero finalmente se impuso el sí principalmente por el atractivo de la creación de un concierto económico solidario para Cataluña, que supondrá la salida de la comunidad del régimen común de financiación para pasar a recaudar y gestionar el cien por cien de los impuestos. El modelo pactado establece que La Moncloa y la Generalitat fijarán el sistema en el primer semestre del año que viene, con la idea de que ya pueda asumir el cien por cien del IRPF en 2026 correspondiente al ejercicio fiscal del año anterior.
El voto favorable de Esquerra también supone no tener que ir a una repetición electoral, que debería celebrarse el 13 de octubre si no sale adelante la investidura. Las bases de ERC han resistido a la presión pública de Junts, que rechaza esa investidura y que prefiere ir otra vez a las urnas al entender que el soberanismo podría recuperar posiciones y volver a tener mayoría absoluta. El expresident Carles Puigdemont ha prometido volver a Cataluña para la sesión parlamentaria de investidura, lo que provocará previsiblemente que sea detenido al no habérsele aplicado todavía la ley de amnistía.
La investidura de Illa podría celebrarse en el Parc de la Ciutadella la próxima semana. Ahora los tiempos los maneja el presidente del Parlament, Josep Rull (Junts). Aunque podría hacer una ronda de consultas de manera telemática, la hoja de ruta que maneja es hacerla presencial. Luego tendrá que convocar esa sesión, que los socialistas querrían ya cerrar de la manera más breve posible para que Illa esté sentado en la plaza de Sant Jaume antes del fin de semana que viene.
Satisfacción en La Moncloa y en Ferraz
La satisfacción se ha apoderado también del Palacio de La Moncloa y de la calle Ferraz, donde anteponen esta investidura al ruido interno generado por la implantación de ese nuevo concierto. Para Pedro Sánchez, la llegada de Illa, un político con el que tiene una conexión total labrada durante la época de la pandemia, supone la guinda del pastel en su arriesgado plan para recuperar la normalidad en Cataluña, que tuvo pasos anteriores como los indultos y la ley de amnistía.
La investidura del socialista supone abrir un tiempo totalmente nuevo después de una década en la que los gobiernos independentistas hicieron una apuesta absoluta por la ruta soberanista. El PSC pretende iniciar un capítulo diferente, con entendimiento con La Moncloa y principalmente centrado en las cuestiones del día a día y los servicios públicos. Asimismo, supone la irrupción de un tridente políticos socialista alineado con Sánchez, Illa y Jaume Collboni (alcalde de Barcelona).
Tras conocerse el resultado, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, indicó que Esquerra ha entendido el “nuevo ciclo político” que ha dejado el nuevo Parlament: “Hemos perdido la mayoría independentista parlamentaria, tenemos muchas ganas de recuperarla, pero ahora no sumamos”. Y existe un segundo factor: “Nos preocupa que las izquierdas pierdan fuerza, somos izquierda socialdemócrata”. Reconoció que la decisión fue “compleja”, pero lanzó: “Es un sí vigilante, es un sí exigente”.
Crece el malestar en el PSOE
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Mientras las bases de Esquerra han dado su sí a Illa, el malestar interno en el PSOE sigue creciendo. Adrián Barbón unió su voz a los críticos este viernes, suponiendo un golpe para la dirección de Ferraz. El presidente del Principado señaló que su Gobierno “no apoyará nada que vaya en contra de los intereses de Asturias”. De esta manera crece el bloque contrario al concierto, en el que están barones como Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Javier Lambán (Aragón), Miguel Ángel Gallardo (Extremadura), Juan Lobato (Madrid) y Luis Tudanca (Castilla y León). Las dudas también asaltan en otras federaciones como la andaluza, aunque su líder, Juan Espadas, no se ha posicionado en contra. Se abre paso entre los líderes regionales la idea de una convocatoria del Consejo de Política Federal para debatir la cuestión, aunque la dirección socialista no ha emitido señales.
Durante estos días en La Moncloa y en Ferraz se ha buscado no molestar a Esquerra para no interferir en el proceso de consulta. El presidente del Gobierno defendió con “pasión” el preacuerdo con los republicanos, calificándolo como “extraordinario” y “magnífico”. Además, para el jefe del Ejecutivo supone un paso “incuestionable” en la “federalización” de España. A pesar de las críticas por supuesta insolidaridad, el líder socialista ha repetido que se respetará la igualdad entre españoles y ha reivindicado que está garantizada con el PSOE en las administraciones.
Para Pedro Sánchez atar la investidura de Illa es vital y cree que con el tiempo se reconocerá este movimiento a pesar del desgaste que puede suponer la creación del concierto catalán. Pero ahora tiene que lidiar con un Junts que ve perder la Generalitat y que ya ha empezado a dar sustos en Madrid como el voto negativo a los objetivos de estabilidad. A pesar de ello, en La Moncloa están convencidos de que los posconvergentes terminará entrando en un acuerdo para sacar los presupuestos del año que viene y se amarrará la legislatura. Otra de las derivadas del sí de ERC es que no se repiten las catalanas y se evapora la tentación de que el presidente aprovechase para adelantar unas generales.