Persiguiendo a 'La estrella azul' mientras Al Pacino caza nazis y Jack White reparte guitarrazos
La cultura nos alimenta todo el año, no solo en verano, pero como es ahora cuando (con suerte) tenemos más ratos desordenados que dedicarnos a nosotros mismos, es cuando podemos aprovechar para disfrutar de todo aquello que nos pasó por delante y no pudimos atrapar durante el resto del curso. Buen momento para intentar ver aquella película, retomar aquella serie, prestar atención a cualquier cosa que en su momento nos llamó la atención pero no pudimos prestarle la merecida atención.
Es por ello que la redacción de infoLibre aprovecha estas semanas de veranoLibre para recomendar a nuestros lectores diversas obras culturales con las que pasar un buen lapso, en absoluto rutinario, puede quizás que en solitario, aunque siempre perfectamente acompañado. Porque no hay soledad cuando uno se sumerge en cualquiera de los títulos que de primera mano nos sugiera David Gallardo poniendo sus títulos negro sobre blanco. Veamos.
Una serie: Hunters, creada por David Weil y protagonizada por Al Pacino
Siempre es un placer que se haga justicia, aunque sea casi medio siglo después. Por eso es un deleite importante contemplar el terror al ser descubiertos en los ojos de unos nazis que se creían a salvo en sus plácidas vidas anónimas, aparentemente ya suficientemente lejos en el tiempo y el espacio del horror que provocaron como para que alguien les hiciera pagar por sus crímenes. Pero ahí está Al Pacino (junto a Logan Lerman) al frente de su grupo de cazadores persiguiendo, atrapando y ajusticiando a cientos de oficiales nazis de alto rango que viven entre ellos en la Nueva York de finales de los setenta y conspiran para crear un Cuarto Reich en Estados Unidos. Una ficción argumental -lo de los nazis con nuevas identidades lejos de Alemania ya sabemos que es real- ideada por David Weil, quien pasó su infancia escuchando las vivencias que le contaba su abuela, la única superviviente de su familia tras pasar por los campos de concentración de Auschwitz y Bergen-Belsen. Hunters es, por ello y en definitiva, un ejercicio de justicia poética (que puede verse en Amazon Prime Video).
Un libro: Mata nazis, de Amazing Améziane
No es que en casa estemos obsesionados con matar nazis, aunque puede que un poco quizás sí. Porque hemos pasado también buenos ratos con este cómic que relata la historia real del ejército secreto de Winston Churchill, la formidable crónica del comando clandestino que asoló la Europa del Tercer Reich. Un relato vivazmente ilustrado y profusamente pormenorizado gracias al cual encontramos a Christopher Lee contándonos cara a cara, en primerísima persona, sus labores como agente de inteligencia en el ejército británico, antes y durante la Segunda Guerra Mundial, cuando ni él mismo imaginaba que luego haría fructífera carrera como actor. “Es la historia de los Malditos bastardos de Churchill, pero aquí todo es verdad”, destaca el autor en el prólogo, en el que añade: “¿Complots para matar a Hitler? Lo tengo. ¿Una banda de soldados judíos sedientos de venganza y dispuestos a enfundarse el uniforme de las SS para matar a la mayor cantidad posible de personas tras las líneas enemigas? También lo tengo”. Y otra curiosidad que parece irreal: otro de los integrantes de esta tropa de la que nadie podía hablar fue Ian Fleming, el creador de James Bond, quien se inspiró en su propia experiencia y en sus reuniones con agentes secretos para idear a 007. Eso y mucho más en esta amena historia gráfica, casi diríase cinematográfica (si clicas encima de la portada en la siguiente imagen, empieza el vídeo que te lo enseña al detalle).
Un podcast: Simpatía por la industria musical
“El programa donde apenas suena música, pero es de música de todo lo que se habla”. Así se presenta en sociedad Simpatía por la industria musical, el podcast en el que el fundador del emblemático sello independiente Subterfuge charla con personalidades de todo tipo relacionadas con el mundillo. Ejecutivos, periodistas, artistas o trabajadores de larga trayectoria cuentan sus vivencias, comparten anécdotas y reflexionan sobre cuestiones actuales en este programa que es toda una masterclass para conocer los entresijos del universo musical. Tanto es así que la Biblioteca Nacional de España incluía el pasado febrero en su repositorio digital los dos centenares largos de capítulos que van hasta la fecha por su “gran valor cultural”.
Un disco: No name, de Jack White
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Es altamente probable que Jack White sea el tipo más analógico que habita este planeta. Artesano del rock, con el dinero ganado gracias a su banda The White Stripes fundó su propio sello, Third Man Records, con el que ha abierto tres tiendas de discos en Nashville, Detroit y Londres, que además son estudios de grabación, plantas de prensado de vinilo y espacios para tocar en directo. Hace unas semanas, los compradores de estos establecimientos se llevaron de propina el regalo inesperado y sin previo anuncio de un nuevo disco del estadounidense, que unos días después llegaba a las plataformas de streaming. Y es una delicia para los amantes de lo añejo, el rock garajero y el sonido de la vieja escuela. Un atracón de guitarrazos con temazos como Archbishop Harold Holmes, Tonight (was a long time ago) o Bless yourself. Jack White, creador del lo-lo-lo que más se corea en los estadios deportivos de medio mundo (Seven nation army), es el último gran héroe del rock. Definitivamente.
Una película: La estrella azul, de Javier Macipe
Una oda a la música, a las relaciones humanas, a la vida libre, el inconformismo y la búsqueda de los sueños improbables. Este film cuenta las peripecias de Mauricio Aznar, difunto líder de emblemática banda aragonesa de los últimos ochenta y primeros noventa Más Birras, muy querida en esa región (menos conocida cuanto más nos alejamos del Moncayo). Un viaje físico hasta Argentina para aprender de primera mano los entresijos de la chacarera, un género poco o nada conocido en España, pero por el que el músico siente una pasión profundamente inspiradora. Icono del rock aragonés, tiene una calle en su Zaragoza natal: es lo menos que merece por su legado y por no responder las llamadas al teléfono fijo de su casa de Enrique Bunbury, quien le persigue (y en la peli escuchamos su voz) para contarle que Héroes del Silencio querían hacer una versión de una de las canciones de su banda: Apuesta por el rock n' roll. Lo hicieron y lo convirtieron en clásico del rock español.