Esta es la agenda de Trump para su primeros cien días en la Casa Blanca (y esta vez no se va a andar con rodeos)

Una mujer camina este miércoles frente a un mural con un dibujo alusivo a EEUU, en Caracas (Venezuela).

François Bougon (Mediapart)

Para su segundo mandato, que comienza el 20 de enero, el presidente electo Donald Trump ha aprendido las lecciones del complicado inicio del primero, en el que tuvo que batallar con su propio partido. Quiere aplicar rápidamente su programa nada más tomar posesión, sobre todo en materia de inmigración.

En 2017, no controlaba el Partido Republicano como hoy. Siete años después, lo ha transformado en un movimiento MAGA (Make America Great Again), con hombres y mujeres a su servicio. Una cantera de fieles seguidores con una lealtad intachable de la que se nutrirá para los puestos clave de su próxima administración. Pero no solo ellos. También están siendo tomadas en consideración figuras que han llegado más tarde al universo MAGA, empezando por el propietario de la red social X, Elon Musk, que ha sido propulsado a la cabeza de un recién creado ministerio de “Eficiencia Gubernamental”.

Durante meses, el reducido círculo de personas cercanas a Trump ha estado preparando tanto la transición como un posible segundo mandato. Uno de los artífices de esas conversaciones ha sido el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson. “Cuando tome posesión, tenemos que tener una agenda muy agresiva para los primeros cien días”, dijo en junio tras almorzar con los republicanos del Senado. “El primer año será importante, y no creo que podamos desperdiciar ni un momento porque hay mucho que hacer. Por eso estamos manteniendo conversaciones con él y su equipo, y entre nosotros, para planificar en consecuencia.” Mike Johnson ha invitado a Donald Trump a reunirse con miembros republicanos de la Cámara de Representantes en Washington en la mañana del miércoles 13 de noviembre.

En un texto publicado unas semanas antes de la victoria del candidato republicano en la web del Claremont Institute, un think tank comprometido con la causa de Donald Trump, el columnista conservador Daniel McCarthy estimaba que todo se decidiría en el primer año, en 2025.

“El capital político de Trump nunca será tan grande como al comienzo de su segundo mandato, muy probablemente reforzado por el control republicano de la Cámara de Representantes y el Senado. Las iniciativas nacionales más estresantes, más dolorosas –y más importantes– de la presidencia de Trump deben perseguirse y lograrse sustancialmente en el primer año de su regreso al poder”, escribe, y añade que en 2026 los republicanos en el Congreso estarán más preocupados por las elecciones de mitad de mandato y “su propia supervivencia” que por las políticas del presidente.

Stephen Miller, el hombre que demoniza a los inmigrantes

Los primeros nombramientos, oficiales o filtrados a la prensa antes de que Trump fuera recibido el miércoles en la Casa Blanca por Joe Biden, dejan claro que la prioridad número uno en sus primeros cien días será luchar contra la inmigración. Uno de los asesores más duros en la materia durante su primer mandato, Stephen Miller, ocupará el puesto de jefe de gabinete adjunto al lado de la mujer que dirigió su campaña durante dos años, Susie Wiles.

Stephen Miller ha apoyado a Trump desde el principio. Nacido en California, se hizo un nombre en la galaxia republicana como uno de los “combatientes” en las guerras culturales libradas por la derecha y la extrema derecha contra la izquierda, y luego como agregado de prensa y asesor de congresistas republicanos, incluido el senador por Alabama Jeff Sessions, fiscal general bajo la presidencia de Donald Trump entre 2017 y 2018.

A partir de 2017, durante el primer mandato de Trump, se consolidó como uno de sus principales asesores, junto a Steve Bannon, escribiendo muchos de sus discursos. Según el Southern Poverty Law Center, una organización contraria a la extrema derecha, Stephen Miller “dio forma a las políticas de inmigración racistas y draconianas del presidente Trump, que incluyen la política de tolerancia cero, también conocida como separación familiar, la discriminación de los musulmanes y el fin del programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia)”.

“Al recurrir conscientemente al miedo y la xenofobia, Miller está aplicando políticas que demonizan a los inmigrantes, independientemente de su estatus migratorio, con el aparente objetivo de poner fin a todas las formas de inmigración a Estados Unidos”, dice la asociación.

La filtración de una serie de correos electrónicos (más de novecientos) que Stephen Miller intercambió en 2015 y 2016 con la web de extrema derecha Breitbart News, muestra su afinidad de con los círculos supremacistas blancos y su apoyo a teorías de extrema derecha, como la del “Gran Reemplazo”.

En un correo electrónico fechado el 6 de septiembre de 2015, Miller recomendó a Breitbart que escribiera sobre la obra El desembarco, de Jean Raspail, publicada en 1973 y hoy imprescindible en cualquier biblioteca de extrema derecha, ya que esta novela futurista describe una llegada masiva de inmigrantes indios a Europa.

Durante el primer mandato de Trump, Stephen Miller defendió la política de tolerancia cero, que separaba despiadadamente a los niños de sus padres. Casi cuatro mil niños fueron separados de sus padres, detenidos.

El mes pasado, en un mitin de campaña en el Madison Square Garden de Nueva York, marcado por numerosos comentarios racistas, Miller dijo que Trump luchaba por “el derecho a vivir en un país donde las bandas criminales no puedan cruzar nuestra frontera y violar y asesinar impunemente”. “América es para los americanos, y solo para los americanos”, añadió.

Trump dará rienda suelta al vasto arsenal de poderes federales para aplicar la más espectacular represión de la inmigración

Stephen Miller, futuro jefe de gabinete adjunto

Otras dos personas próximas a Trump han sido nombradas para dirigir la política migratoria: la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, estará al frente del Departamento de Seguridad Nacional, que supervisa las aduanas y la guardia fronteriza, y Tom Homan ha vuelto a ser nombrado, como en el primer mandato, jefe del ICE (Immigration and Customs Enforcement), el mayor centro de investigación del Departamento de Seguridad Nacional.

El pasado mes de julio, en la reunión de los nacional-conservadores (natcons) celebrada en Washington, Tom Homan denunció la política migratoria de Joe Biden y afirmó que Estados Unidos vivía la peor crisis migratoria de su historia. Fue aclamado por el presidente electo como el “zar de las fronteras”. Tom Homan explicó el lunes en Fox News que el país se enfrentaba a “la mayor vulnerabilidad de seguridad nacional desde el 11 de septiembre de 2001” en su frontera con México. “Tenemos que hacer algo”, añadió.

Ola de intolerancia y discriminación

En septiembre, Donald Trump prometió llevar a cabo “la mayor operación de deportación de la historia de Estados Unidos”. “El modelo a seguir es el de Eisenhower”, dijo, en referencia a la expulsión masiva de inmigrantes mexicanos en 1954. Con Trump, Estados Unidos podría volver a vivir una ola de intolerancia y odio contra los inmigrantes no blancos, tal y como el país vivió en el pasado, en el siglo XIX, con las políticas discriminatorias contra los chinos (Ley de Exclusión China de 1882), y luego contra los mexicanos en los años 30 y 50.

Hace justo cien años, en 1924, el presidente Calvin Coolidge promulgó una ley sobre inmigración, instituyendo un sistema de cuotas, que favorecía a los europeos del norte y anglosajones blancos y prohibía la inmigración asiática. Cada vez que las administraciones adoptaron esas medidas trataron de restringir el alcance de la 14ª Enmienda de la Constitución, ratificada en 1868, concebida para proteger los derechos de los esclavos negros emancipados. Su artículo 1 establece el derecho del lugar (ius soli).

Stephen Miller, preguntado por The New YorkTimes sobre la futura política migratoria del presidente Trump y las posibles acciones legales, respondió que “los activistas que dudan lo más mínimo de la determinación del presidente Trump cometen un grave error: Trump va a desatar el vasto arsenal de poderes federales para aplicar la más espectacular represión de la migración”. “Los asesores jurídicos de los inmigrantes no sabrán ni lo que pasa”, añadió.

Pro israelíes y anti chinos en el servicio diplomático

Otros nombramientos han sido anunciados por el propio Donald Trump o por filtraciones a la prensa. El martes por la noche, el presidente electo indicó que pretendía nombrar al hombre más rico del planeta y dueño de la red social X, Elon Musk, para dirigir un recién creado departamento de “Eficiencia Gubernamental”, junto al empresario republicano Vivek Ramaswamy. “Juntos, estos dos grandes americanos allanarán el camino para que mi administración desmantele la burocracia gubernamental, reduzca drásticamente las regulaciones excesivas, recorte gastos inútiles y reestructure las agencias federales”, dijo Trump en un comunicado, en el que aseguró que estos dos aliados de campaña “enviarán ondas de choque a través del sistema”.

Trump también anunció sus planes de nombrar secretario de Defensa a Pete Hegseth, ex oficial de la Guardia Nacional y actual presentador de Fox News, la cadena favorita de los conservadores en Estados Unidos. “Con Pete al timón, los enemigos de Estados Unidos están avisados: nuestras fuerzas armadas volverán a ser grandes y Estados Unidos nunca retrocederá”, decía un comunicado.

La representante republicana por Nueva York Elise Stefanik ya ha aceptado el puesto de embajadora ante Naciones Unidas. En declaraciones al New York Post, Trump la calificó de “luchadora por América increíblemente fuerte, tenaz e inteligente”. Se ha distinguido por su inquebrantable apoyo a Israel, liderando desde el 7 de octubre la exitosa ofensiva para forzar la dimisión de dos presidentes de importantes universidades americanas, acusados de no hacer lo suficiente para combatir el antisemitismo en los campus.

Otro miembro de la Cámara de Representantes por Florida, Michael Waltz, asumirá el cargo de Consejero de Seguridad Nacional. Este ex militar, que combatió en Afganistán, adopta una línea dura en la confrontación con China. Sostiene que Estados Unidos está inmerso en una nueva Guerra Fría con la superpotencia asiática.

En un texto coescrito con un ex estratega del Pentágono, publicado hace unos días en The Economist, Waltz daba consejos al futuro ocupante de la Casa Blanca: “El próximo presidente debería actuar urgentemente para poner fin rápidamente a los conflictos de Ucrania y Oriente Próximo, y centrar toda la atención estratégica donde debe estar: contrarrestar la mayor amenaza que representa el partido comunista chino”.

Otro halcón, Marco Rubio, también partidario de una política firme hacia Pekín y también de Florida, podría convertirse en el próximo jefe de la diplomacia como Secretario de Estado, pero según el New York Times, no se descarta un cambio de última hora. Para dirigir la Agencia de Protección del Medio Ambiente, Donald Trump ha llamado a Lee Zeldin, un ex representante por Nueva York en la Cámara, que se encargará de tomar “decisiones rápidas en materia de desregulación”.

Normalmente, todas estas designaciones deberán ser confirmadas por el Senado. Pero Donald Trump no ha descartado recurrir a los Recess Appointments (nombramientos de urgencia), una disposición de la Constitución que permite al presidente nombrar funcionarios sin la aprobación del Senado cuando el Congreso está disuelto. El domingo, el presidente electo advirtió en X a los tres posibles candidatos al liderazgo de los republicanos: “Cualquier senador republicano que se postule para el codiciado puesto de líder del Senado de Estados Unidos debe estar de acuerdo con los Recess Appointments (¡en el Senado!), sin los cuales no podremos conseguir que los nominados sean confirmados en plazo.”

Trump hizo hincapié en la necesidad de actuar con rapidez. “Las votaciones a veces pueden tardar dos años o más. Eso es lo que ellos hicieron hace cuatro años, y no podemos permitir que vuelva a ocurrir. Los puestos deben cubrirse INMEDIATAMENTE”. Pero los expertos subrayan que este procedimiento debe seguir siendo la excepción, no la regla, y que sería una forma de eludir al Senado. Un primer golpe a la democracia americana y a la separación de poderes por parte del hombre que explicó que no quería ser un dictador, “salvo el primer día”.

Un embajador a favor de los asentamientos en Israel

Donald Trump, que decidió en 2018 trasladar la embajada americana de Tel Aviv a Jerusalén, también anunció su intención de nombrar embajador de Estados Unidos en Israel al ex gobernador de Arkansas y ex pastor Mike Huckabee, cercano a los círculos pro asentamientos israelíes. Este pastor baptista convertido en político, figura de la derecha cristiana conservadora y notorio opositor a los derechos LGTBI+, ha sido dos veces candidato a la nominación presidencial republicana, sobre todo en 2016, cuando ganó Donald Trump.

En 2017, en el asentamiento israelí de Maale Adumim, declaró a la CNN: “Cisjordania ocupada no existe. Existe Judea y Samaria”, el nombre bíblico de la región utilizado por los israelíes. Tras el atentado perpetrado por el movimiento palestino Hamás en Israel el 7 de octubre de 2023, Mike Huckabee acudió al kibutz Kfar Aza, donde habían sido masacradas decenas de personas, para expresar su apoyo a Israel y al “pueblo judío”.

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El ministro israelí de Asuntos Exteriores, Gideon Sa'ar, envió sus “felicitaciones” a Mike Huckabee. El ministro israelí de extrema derecha, Bezalel Smotrich, dijo en X que Mike Huckabee era “un partidario del proceso de asentamientos”. “No tengo ninguna duda de que con él reforzaremos la seguridad de Israel y nuestro control sobre todas sus zonas”, añadió el ministro de Finanzas, que también es responsable de la administración civil en la Cisjordania ocupada.

 

Traducción de Miguel López

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