Donde Milei ve porno solo hay literatura: estas son las obras feministas que el 'libertario' quiere censurar

Archivo - El presidente de Argentina, Javier Milei, junto a su vicepresidenta, Victoria Villarruel

"¡Dejen de sexualizar a nuestros chicos, saquen de las aulas a los que promueven estas agendas nefastas y respeten la inocencia de los niños! ¡¡Con los chicos NO!!". Un tuit breve con el que la vicepresidenta de Argentina, Victoria Villarruel, abría la veda para la caza de brujas. Señalaba así directamente a la reconocida escritora Dolores Reyes compartiendo un par de fragmentos de su aplaudida internacionalmente novela Cometierra (Sigilo Editorial, 2019). Diez líneas, concretamente, que escandalizaron a la política por su contenido sexual consentido, dentro de una obra de 176 páginas que tiene como eje el feminicidio y que desde su publicación ha sido traducida a quince idiomas y fue elegida por The New York Times como uno de los cien títulos más notables de aquel año (y que pronto se convertirá en una serie).

Pues bien, este libro está en el punto de mira del ultraconservador gobierno argentino por su contenido, a su juicio, inmoral y pornográfico. Pero no está solo, pues Dolores Reyes comparte señalamiento con otras escritoras y sus creaciones literarias: Las primas (editada en nuestro país por Tusquets en 2021), de la difunta Aurora Venturini; Si no fueras tan niña. Memorias de la violencia (Paidós, 2022), de Sol Fantin; y Las aventuras de la China Iron (Random House, 2019), de Gabriela Cabezón Cámara. Estos libros forman parte, como lecturas optativas a partir de 16 años —no obligatorias desde los 12, como se está afirmando falsamente— de la colección Identidades Bonaerenses, presentada en 2023 por la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires en las escuelas secundarias y de adultos.

De ahí la refriega entre Villarruel y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Este último publicaba días atrás una fotografía en X leyendo Cometierra con los otros tres títulos sobre la mesa: "Qué mejor que un domingo de lluvia para leer buena literatura argentina. Sin censura". La respuesta de su archienemiga no se hizo esperar, con el habitual tono desquiciado: "Nunca es buen día para leer libros que exaltan la pedofilia y sexualizan a los niños, Kicillof. El libro que tenés en la mesa titulado Si no fueras tan niña es la historia de una niña de 14 años abusada por un adulto de 30. ¿En serio usás esa tragedia para meterle mierda en la cabeza a los niños y adolescentes de la provincia de Buenos Aires? ¡Con nuestros niños no te metas!"

La refriega no se detuvo ahí y escaló a un nivel superior cuando la ultra religiosa Fundación Natalio Morelli se presentó ante la Justicia y denunció penalmente al director de Cultura y Educación bonaerense, Alberto Sileoni. “Es inaceptable que se esté distribuyendo en instituciones educativas libros o novelas que relaten hechos de índole sexual explícito a menores de edad (...), queriendo despertar deseos sexuales en niños que aún no poseen la madurez adecuada", se lee en el texto de la denuncia, interpuesta a pesar de que según la iniciativa del gobierno provincial de Buenos Aires esta colección pretende sencillamente dar a conocer las vidas de las personas que habitan el área metropolitana de la capital, y no forma parte de la colección destinada a la Educación Sexual Integral (ESI) en los colegios. No es en absoluto nuevo el empeño del fascismo contra la cultura, como tampoco es novedad la intransigencia ni lo sería la biblioclastia y la quema de libros en plazas públicas en las que tanto tesón pusieron, por ejemplo, el nazismo y el franquismo. 

"Mi libro es un ensayo testimonial en el que yo relato la experiencia que atravesé en mi adolescencia de abuso sexual por parte de un profesor de una institución pseudo religiosa, donde yo estudiaba filosofías de oriente y occidente. Es un libro que yo escribo de adulta, acompañado de una denuncia penal que fue considerada prescrita según los jueces locales, veinte años después de sucedidos los hechos, aprovechando mi recorrido previo como escritora y como docente, porque soy maestra en la escuela primaria y formadora de docentes en el nivel superior", explica a infoLibre una de las autoras Son Fantin, quien insiste en aclarar: "Este libro fue escrito con la intención de reparar mi propia historia y de colaborar con que otras adolescentes, o padres y madres, tengan herramientas para identificar este tipo de delitos y puedan salir de ellos".

Por eso, continúa, le "sorprendió muchísimo" cuando apareció su libro señalado junto con los otros tres como si tuvieran, según ciertos sectores del poder y del periodismo, la "intención contraria a la que efectivamente tienen". "Del mío se dijo que podría llegar a promover el delito que viene a contribuir a prevenir", lamenta. "Me pregunté si realmente habrían leído el libro, porque en su lectura no deja lugar a dudas. Luego tuve un poco de inquietud por no entender las intenciones", confiesa, para luego añadir: "No hubo una censura oficial, pero sí una campaña mediática bastante encarnizada contra estos libros, con algunos medios leyendo pasajes con relaciones sexuales, aunque de ninguna manera es el tema central de ninguno de ellos. En particular en el mío son relaciones de abuso, que no es una relación sexual, pues eso requiere del consentimiento. Hay escenas con detalles anatómicos y la descripción de lo que en mi caso constituye el delito".

Y todavía continúa: "Leerlos fuera de contexto por medios masivos de comunicación, sin ningún tipo de protección en horarios en los que puede haber niños y niñas escuchando, es un gesto de mucha irresponsabilidad por parte del periodismo, además de que tergiversaba no solo el sentido de un libro como el mío, sino el hecho mismo del propósito de leer literatura en la escuela secundaria. Además, la literatura no debe ser leída como un modelo a seguir, sino como una oportunidad de construir mundos posibles, ampliar horizontes y generar el pensamiento crítico para que los chicos y chicas que están a punto de salir al mundo como adultos puedan lidiar con la realidad. Sentí mucha extrañeza y por eso cuando la cuestión escaló decidí escribir una carta no dirigiéndome a esos sectores de poder, que sinceramente no entendí cual era su propósito, sino a los padres y a las madres que se están cuestionando los libros. Una carta para dialogar con ellos como autora, docente, víctima y sobreviviente".

La sinopsis de Si no fueras tan niña dice así y, efectivamente, no dejar lugar a la duda: "Sol tenía catorce años cuando notó por primera vez las atenciones especiales que le destinaba Marcos, de treinta y pico, su guía espiritual en la fundación religiosa new age de la que su familia formaba parte. Corrían los años noventa. La superficialidad hueca de esa década entregada al consumismo empujaría a la pequeña Sol a refugiarse cada vez con mayor fervor en la fundación, sus prácticas espirituales, la promesa siempre presente de contacto con lo divino, trascendente. Sol era una niña y Marcos se aprovechó de ella. Con frialdad, paciencia y métodos escalofriantes, cultivó la fascinación que generaba en la pequeña para aislarla de su entorno, desarmar su capacidad de pensamiento crítico, su autoestima, anular su voluntad. En una palabra: destruir su subjetividad. Durante siete años, la adolescencia de Sol de punta a punta, Marcos se adueñó de su sexualidad y de su vida frente a la vista de todos: miembros de la fundación, directivos, amigos, compañeros, familia. Hoy Sol tiene treinta y siete años. En estas páginas, finalmente, reconstruye su historia sobreponiéndose al dolor, al asco, a la vergüenza, a la incomprensión, con la esperanza de que su relato cambie algo, de que ninguna niña pase nunca más por lo que pasó ella. Si no fueras tan niña es el rugido feroz de una guerrera que vuelve al campo de batalla a reclamar su voz".

Veamos ahora qué nos avanza la contraportada de Las primas, novela publicada originalmente por Aurora Venturini en 2007, casi una década antes de fallecer en 2015 con 93 años (señala por tanto ahora, en su descanso eterno): "Si la historia que cuenta esta impactante novela transcurriera en Texas, seguramente habría en ella psicópatas asesinos, vísceras y sangre a raudales. No es el caso, por suerte para los lectores, pese a que en el seno de la familia que la protagoniza hay asesinos —y asesinatos—, prostitutas, encubridores, retrasadas mentales y una enana. También un profesor de Bellas Artes, una alumna aventajada y una madre profesora. La autora disecciona la sociedad de su juventud, en La Plata (Argentina) de los años cuarenta, en una familia compuesta por mujeres y totalmente disfuncional que muestra una capacidad asombrosa para salir adelante, hasta el punto de que la protagonista consigue convertirse en pintora famosa. Yuna, la narradora, relata en primera persona los años de formación y superación personal, con un corrosivo sentido del humor y sin pelos en la lengua. Las primas supuso el descubrimiento y la consagración de su autora, a la edad de ochenta y cinco años: ciertamente, nunca es tarde si la novela es buena. En este caso es excelente".

Las aventuras de China Iron fue finalista del 2020 International Booker Prize, uno de los mejores libros de ficción iberoamericana de 2017 según The New York Times y elegido por el diario El País entre los veinte mejores libros latinoamericanos publicados aquel año en México, Argentina y Colombia. También seleccionado por Página 12 entre lo mejor de aquella cosecha en materia de letras que irradian empoderamiento y pasión, lucha y súper poderes femeninos, sororidad y familia 'queer': "Radiante, luminoso. El desierto es un prisma de perros, cardos, polvo y cielo. La China Iron acompaña a Liz, una inglesa que va tras su marido llevado por la leva. Ella, en cambio, no busca a Martín Fierro, ese gaucho que se la ganó en un partido de truco. La China escapa. Y es su viaje exploración: de la textura de la seda, del sabor del té, del sofoco en que estalla el sexo. Descubre palabras. Sonidos nuevos para cosas que antes no existían. Pasan del desierto al fortín, un experimento social que intenta transformar a una masa de criollos brutos en los ciudadanos industriosos que pide la Nación. Pero será en las tolderías que la China y su feliz comitiva encontrarán el Paraíso. También allí, Gabriela Cabezón Cámara reanima su pertinaz aventura literaria: la de fundar un mundo libre, en el que las criaturas se abracen por deseo y gocen el mismo amor de ríos, pájaros y árboles. Y no se sientan solas jamás".

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Cuando era chica, Cometierra tragó tierra y supo en una visión que su papá había matado a golpes a su mamá. Esa fue solo la primera de las visiones. Nacer con un don implica una responsabilidad hacia los otros y a ella le tocó uno que hace su vida doblemente difícil, porque vive en un barrio donde la violencia, el desamparo y la injusticia brotan en cada rincón y porque allí las principales víctimas son las mujeres. En la persecución de la verdad, en el descubrimiento del amor, en el cuidado entre hermanos, buscará su propio camino. Y dice la propia Cometierra: "Me acosté en el suelo, sin abrir los ojos. Había aprendido que de esa oscuridad nacían formas. Traté de verlas y de no pensar en nada más, ni siquiera en el dolor que me llegaba desde la panza. Nada, salvo un brillo que mire con toda atención hasta que se transformó en dos ojos negros. Y de a poco, como si la hubiera fabricado la noche, vi la cara de María, los hombros, el pelo que nacía de la oscuridad más profunda que había visto en mi vida".

No es casual que todas las escritoras señaladas seamos mujeres, en un contexto donde algunas de las instituciones y políticas adoptadas para proteger los derechos de las mujeres son atacados y puestos en cuestión

Sol Fantin — Escritora y maestra

Estos cuatro títulos fueron incluidos en el gran lote de Identidades bonaerenses por decisión de un comité de especialistas universitarios y se distribuyen gratuitamente en escuelas secundarias y bibliotecas públicas. No se entregan directamente a los menores, sino que pasan por el criterio de los docentes o bibliotecarios, contra los que "se ha recrudecido bastante el avasallamiento", igual que contra las instituciones educativas, en palabras de Fantin. "Las instituciones en general y las instituciones públicas en particular, sobre todo aquello que tenga que ver con fomentar el pensamiento crítico, la solidaridad, la construcción de horizontes de sentido y significados diversos, alojar distintas identidades y formas de pensar para construir entre todos un mundo más solidario", denuncia, remarcando al mismo tiempo que "pareciera no ser casual el hecho de que todas las escritoras" señaladas sean mujeres, "en un contexto donde algunas de las instituciones y políticas adoptadas para proteger los derechos de las mujeres y las diversidades están siendo también atacados y puestos en cuestión".

Por todo ello quizás lo más preocupante de todo esto sea, en su opinión, el "ataque contra las instituciones", ya que no se trata "solamente de atacar libros, sino de pasar por alto la intervención de las universidades a través de los especialistas en literatura y didáctica que seleccionaron los libros, así como el trabajo específico en las escuelas y bibliotecas públicas". "Desde ciertos sectores del poder y el periodismo se pasa por alto como si no existiera. Como si se tratara solamente de una decisión que toma un político y que se dirige hacia las infancias o las adolescencias pasando por alto las instituciones, que tienen su propio recorrido, su propia agenda, que no responde por naturaleza a una u otra política partidaria, sino que está al cuidado y al servicio de los niños y las niñas y de las adolescencias. Este avasallamiento institucional es triste y preocupante", remata la autora, poniendo el valor la unión del mundo cultural y universitario en diversos actos públicos para defender esta libertad, la verdaderamente real que otorga el conocimiento. Mientras tanto, muchas librerías muestran de forma destacada en sus estanterías las obras que molestan al gobierno ultraderechista de Milei y Villarruel.

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