Comunismo
A la palabra comunismo se le atribuyen muchos significados, con interesados sesgos ideológicos. La extrema derecha le asigna un significado bastardo con el que busca una falsa equidistancia respecto al horror histórico del fascismo que sus filas reivindican. Además de la piara de Vox, el aznarismo y el ayusismo utilizan la palabra con un sentido peyorativo, secundados por los medios de comunicación y jueces dispuestos a servirlos.
En la busca de cierta asepsia a la hora de acercarnos a su significado, Wikipedia define el comunismo (del latín communis: común, compartido entre hombres) como el movimiento político y socioeconómico que aboga por un cambio en la estructura de la sociedad y la organización socioeconómica caracterizada por la propiedad en común de los medios de producción, así como por la inexistencia de clases sociales. Y el DRAE lo hace como “Movimiento y sistema político, desarrollados desde el siglo XIX, basados en la lucha de clases y en la supresión de la propiedad privada de los medios de producción”.
La palabra es el lexema “común-” (que, no siendo privativamente de nadie, pertenece o se extiende a varios) utilizado en “comunión” (participación en lo común), “comunal” (que pertenece o se extiende a varios), “comunitario” (perteneciente o relativo a la comunidad) o “comunidad” (conjunto de personas de un pueblo, región o nación y junta o congregación de personas que viven unidas bajo ciertas constituciones y reglas). En contraposición a ella, la palabra individualismo es definida como tendencia a pensar y obrar con independencia de los demás, o sin sujetarse a normas generales, también la tendencia filosófica que defiende la autonomía y supremacía de los derechos del individuo frente a los de la sociedad y el Estado. El concepto funciona como sinónimo de egoísmo en la lengua y en la sociología.
La extrema derecha que responsabiliza al comunismo del caos, la represión, la desigualdad y la injusticia es la que defiende el sistema capitalista neoliberal, con el individualismo consumista por bandera, que los produce
La derecha neoliberal retuerce el significado de la palabra como medio de defensa de los intereses de las élites burguesas capitalistas a las que representa en perjuicio de los del pueblo. La burguesía de apellidos compuestos tiene un miedo histórico al pueblo no muy diferente al odio y trata de ahuyentarlo manipulando a la opinión pública, exaltando el individualismo y presentando al pueblo, como enemigos asequibles, la igualdad entre mujeres y hombres, la migración, la diversidad afectiva o su ruin concepto de comunismo.
Todo avance social, todo progreso, es atribuido por la extrema derecha a un concepto manipulado, falseado, del comunismo. Llamar comunismo a la sustitución del régimen absolutista de los borbones por un sistema democrático es justificar un golpe de Estado como forma de perpetuarse en el poder las élites financieras, empresariales y religiosas. Es el golpismo fascista que Aznar, Abascal, Ayuso y Feijóo reivindican como alternativa a un comunismo inexistente ayer y hoy en España. La disyuntiva hoy es Democracia o fascismo.
El comunismo al que tanto temen y odian se ha manifestado con recetas comunistas asumidas por el resto de Europa: ha hecho que la economía española sea la más fuerte de la OCDE, ha incrementado la creación de empleo y la afiliación a la Seguridad Social, ha subido el SMI y las pensiones, ha atajado el desmadre de las energéticas y está intentando frenar la cruel estafa de la vivienda. Mientras tanto, el liberalismo neofascista se afana en la calumnia, el bulo, la manipulación y el robo de la Sanidad, la Educación... y lo que encarte.
La extrema derecha que responsabiliza al comunismo del caos, la represión, la desigualdad y la injusticia es la que defiende el sistema capitalista neoliberal, con el individualismo consumista por bandera, que los produce. Su objetivo más extremo y peligroso es destruir el Estado y hacer de lo común (sanidad, educación, pensiones, etc.) caprichos individuales.
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Verónica Barcina es socia de infoLibre.