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Detrás de la religión, la guerra, la resistencia. El naufragio de las civilizaciones

Rosa Ángeles Fernández

Casi siempre que leo la actualidad de Oriente Próximo me asaltan tantos interrogantes que acabo iniciando una búsqueda afanosa aquí y allá para obtener respuestas. Mi mente sufre un ataque de digresión porque necesita aclarar puntos de esa estructura informativa que se despliega ante mis ojos. Necesito el auxilio de los conectores de digresión que ofrece nuestra lengua. Sin embargo, cuando descubrí el sustancioso ensayo de Amin Maalouf “El naufragio de las civilizaciones”, muchas de esas cuestiones fueron atendidas con creces.

En este texto me ceñiré al Líbano, porque es este pequeño país el que me ha suscitado últimamente más curiosidad. Maalouf nació en Beirut, pasó temporadas de su infancia en Egipto, patria adoptiva de su familia materna, y en 1975 se exilió a Francia. En la década de los sesenta Beirut se convirtió en la capital intelectual del Oriente árabe, fue tierra de asilo de aquellos que no encajaban en los países vecinos, derrocados sus sistemas democráticos.

Pero desgraciadamente esta situación de convivencia tan inusual entre religiones y culturas no se mantuvo. Las sucesivas crisis de Oriente Próximo enfrentaron al Líbano y sus comunidades. Maalouf considera que el deterioro del mundo árabe tiene su base en la guerra árabe-israelí de 1967, de cuya derrota fulminante nunca se recuperaron. Perdió el nacionalismo árabe y ganó el islamismo político. Líbano llegó a ser el centro financiero de esa zona, que luego se desintegró con la guerra civil de 1975-1990. Pero cuando dicho país firmó su sentencia de muerte fue cuando consintió que la OLP se instalara en Beirut, después de ser expulsados de Jordania.

La fractura identitaria e ideológica del Líbano ha permitido que los movimientos armados palestinos campen por sus fueros

Un país de mayoría cristiana maronita iba a albergar a miles de combatientes palestinos, unos sunitas (que formarán Hamás y controlarán a partir de 2006 la franja de Gaza), y otro chiíta. La fractura identitaria e ideológica del Líbano ha permitido que los movimientos armados palestinos campen por sus fueros. En 1982 sucedieron dos hechos importantes: Israel invadió el sur del Líbano para expulsar a la OLP, y se creó Hezbolá, partido político y grupo paramilitar musulmán chií, como respuesta a dicha invasión. Desde 1990 participa en la política libanesa. Se le ha descrito como un Estado dentro del Estado. Hezbolá empezó a disparar cohetes contra Israel en apoyo de Gaza en octubre de 2023, un día después del ataque de Hamás. El asedio es constante y la resistencia también. Un aparente alto al fuego provocó que los libaneses recibieran a su ejército oficial con vítores, cosa que extrañó a los soldados. Pero siguen igual. No veo de qué manera puede concluir la guerra contra el terrorismo.

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Rosa Ángeles Fernández es socia de infoLibre.

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