Y, sin embargo, se mueve

Pareciera, en cuanto a opinión pública se refiere, que el partido en el Gobierno fuera casi inquebrantable, mostrando siempre una imagen de cohesión en sus filas, resistente a toda crítica, imputación e incluso impermeable a reprobaciones varias.

Pareciera también que actuaran toda vez ajustados a leyes y Constitución y que, bajo la dirección de un impasible líder, de actitud inmovilista y demostrada inoperancia, mirasen a oposición o detractores desde una impostada altura moral y una soberbia que raya la indecencia.

Pero la inmundicia es pestilente por sí misma, escondida bajo inmaculada imagen o bajo una estratosférica bandera. Y cuando tal inmundicia la produce aquel que debe velar por la pulcritud, se hace aún más estomagante.

No fueron pocos quienes votaron a esta formación política que ya confesaron en los últimos comicios, haber votado con la nariz forzosamente tapada. Para estos votantes pues, es para quienes hay que colocar en primera las sonrojantes verdades de la actualidad, y no sólo por el derecho a la información, sino porque hay que abrir la mente a otras opciones políticas; o a ninguna; o a la misma, pero siendo plenamente consciente de la realidad de los hechos.

En el casco del PP, otrora sólido y bien armado, empiezan a asomar algunas fisuras. Aún son escasas, si quieren, de poca importancia, pero altamente relevantes, pues delatan la vulnerabilidad del barco.

Debemos por fuerza dejar de consentir, dejar de girar la cabeza para no ver. Olvidemos el manido “y tú más”, que nada soluciona y todo empequeñece. Exijamos responsabilidades por acción u omisión a todo aquel que las tenga y, sobretodo, informémonos. Leamos todo aquello que seamos capaces, distintas editoriales y distintas opiniones y con toda esa información, hagamos análisis y crítica, para poder actuar después en consecuencia. Pues nada aterra más a un dirigente, que unos “dirigidos” críticos y bien informados.

Vanessa del Valle es socia de infoLibre