José Luis Martínez-Almeida ha vulnerado el derecho a la ciudad
Las elecciones municipales y autonómicas se presentan como el momento más propicio para hacer un balance de lo que ha hecho el actual alcalde de Madrid en estos cuatro años de su mandato. Para ello me apoyaré en “La Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la Ciudad”, aprobada en Saint Denis, año 2000, resultado del trabajo preparatorio iniciado en Barcelona en 1998, cuando se celebró la Conferencia “Ciudades por los Derechos Humanos”. La Carta Europea, pues, es la Carta Magna del municipalismo que promueve el respeto, protección y garantía de los derechos humanos reconocidos a los habitantes de los pueblos y ciudades que habitan en un municipio. La Carta Europea se completó con “La Carta-Agenda Mundial de Derechos Humanos en la Ciudad”, del año 2011, a la que se acompañaba de un plan de acción que sirviera de referencia para que los gobiernos de las ciudades avanzaran en la puesta en marcha y desarrollo de los derechos humanos y de la participación ciudadana en sus respectivas ciudades.
Fue el filósofo Henri Lefebvre quien ya en 1968 escribió el libro Le Droid à la ville, traducido al español, del que Albert Noguera hace un magnífico análisis en el último número de tintaLibre con el mismo título del Derecho a la Ciudad. Noguera reivindica al filósofo francés como el que “apuntó la creciente urbanización del mundo como un síntoma de la evolución del capitalismo y no como oposición a lo rural”. En el mismo número de tintaLibre, Andrés Villena escribe otro artículo que titula: “Una ciudadanía secuestrada sobre un solar en venta”, (por el término secuestro, no me resisto a mencionar el título del artículo de Ricardo Bodas y otros, publicado en El País: “El secuestro del servicio público de la justicia”, en el que critican, menos de lo que se merecen, el intento de huelga mantenido durante semanas por los Jueces y Magistrados, una huelga que sería inconstitucional ). Se refiere Villena al urbanismo desarrollista de Madrid Nuevo Norte, “una city que renuncia a su pasado y vende su alma a la ciudad global”. MNN ampliará la enorme brecha en la desigualdad entre el Norte y el Sur en la calidad de vida y de la vivienda, porque cuando se trata de la vivienda se tiene que imponer el valor de uso al valor de cambio. Curiosamente, el urbanista Ramón Gras dice que “Barcelona y Madrid están aún en el desarrollismo”: “Madrid Nuevo Norte se plantea cómo se hacían los distritos de negocios en los Estados Unidos en los años ochenta. Es un modelo un tanto obsoleto y que no responde a los estándares de calidad de los distritos de innovación más dinámicos del mundo”.
Madrid está imparable y se ha hecho acreedora del “mejor estilo de vida del mundo”, según Isabel Díaz Ayuso, cuya frase, José Luis Martínez-Almeida, nuestro alcalde, tradujo en “Del cielo a Madrid”. Casi nada. Como gobiernan Madrid al alimón, el derecho a la ciudad para ellos consiste en el derecho de visita, de muchos turistas y visitantes, mientras Lefebvre dice que “el derecho a la ciudad no puede concebirse como un simple derecho de visita o como un retorno a las ciudades tradicionales. Solo puede formularse como un derecho a la vida urbana, transformada y renovada”. Mientras el Alcalde y la Presidenta de la Comunidad promocionan Madrid como el mejor destino para disfrutar, los vecinos de San Fernando llevan años manifestándose por sus viviendas y reclamando el derecho de acceso a un alojamiento seguro y digno, como requiere la Carta Europea, para todos los vecinos de la ciudad. No existe mayor contradicción entre las palabras y los hechos. “Todas las personas tenemos derecho a una vivienda digna, dice la Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la Ciudad".
Concluyendo las referencias, José Manuel Bandrés ha escrito el libro: “El derecho a la ciudad y el buen gobierno urbano”, en cuyas páginas escribe que es tributario del pensamiento de Henri Lefebvre, del cual señala que “reivindica el reconocimiento del derecho a la ciudad como derecho político”. Delimita así mucho más el campo de visión del derecho a la ciudad como entidad local, objeto de estas líneas, sobre todo en lo que se refiere a la contaminación acústica, el medio ambiente, el patrimonio y la participación política y cultural.
Madrid ha tenido en estos últimos ocho años dos diferentes alcaldes, una alcaldesa, Manuela Carmena, y el actual alcalde, José Luis Martínez-Almeida, una y otro sin experiencia anterior en el municipalismo, lo que no deja de ser un inconveniente para gobernar una ciudad como Madrid. Así y todo, en ambos casos, los madrileños han percibido la distinta manera de entender y gobernar el derecho a la ciudad. Porque “El derecho a la ciudad pertenece a todos sus habitantes”, reza la Carta Europea.
El primer acto que reflejó la diferencia lo mostraron el Alcalde y la Vicealcaldesa, cuando, apenas tomada posesión, se presentaron, ufanos y sonrientes, a aplaudir y ver levantar una zona acotada al tráfico viario con terraza en la calle de Galileo, que ensayaba el Ayuntamiento de Carmena dentro de un plan más general para Madrid. De aquel experimento de peatonalización y terrazas, que los vecinos rechazaban, Martínez-Almeida e Isabel Ayuso han pasado a que los madrileños nos traguemos una ciudad inundada de terrazas en aceras, calles y plazas. Del silencio de la ciudad por el confinamiento de la pandemia, hemos pasado al incremento de la contaminación acústica de un Madrid, ya de por sí muy ruidoso, provocando la movilización, las protestas e indignación de los vecinos, los cuales reivindican para sus barrios la tranquilidad, el descanso y la movilidad sin obstáculos, como derechos fundamentales para vivir la ciudad con menos estrés. Si el derecho a la ciudad incluye también el derecho al ocio, este derecho se ha convertido en un derecho incompatible en muchas ocasiones con el derecho al descanso, la tranquilidad y la salud para disfrutar todos de la ciudad. Las ciudades signatarias promueven la salud de las personas mediante acciones en el ámbito económico, cultural, social y urbanístico”, dice la Carta Europea.
Martínez Almeida se presentó a las elecciones de 2019 con un plan: eliminar Madrid Central, cuyo proyecto pretendía reducir la contaminación y las emisiones de CO2, la mejor seña de identidad de las ciudades bien gobernadas. El derecho a la ciudad incluye como prioridad el derecho a un medio ambiente sano, y a un aire libre de humos, al fomento de espacios verdes y al cuidado del arbolado, y Madrid, en estos años, ha empeorado. “Plazas duras como la de la Puerta del Sol, dice Josep Roca, Catedrático emérito de Arquitectura Técnica, son urbanismo negacionista”. ”Es necesario adoptar políticas distintas para los espacios públicos: las calles, las plazas, los parques, para que tengan un albedo alto que refleja mucha radiación y el calor no se acumula”.
Se confirma que José Luis Martínez-Almeida, actual alcalde de Madrid, ha vulnerado el derecho a la ciudad por su intolerancia a la participación política y cultural, al pluralismo político, de ideas y de proyectos para la ciudad
Los vecinos de Chamberí y de la plaza de Olavide, donde se van a invertir 5,5 millones de euros de los fondos europeos Next Generation, cuya inversión muchos vecinos consideran innecesaria y despilfarradora, están atentos para que las soluciones que se adopten en el adoquinado tengan un albedo alto, se mejore y amplíe el arbolado y la iluminación eléctrica sea más eficiente. Para que se mejoren las relaciones de buena vecindad y, por tanto, se contenga el espacio de las terrazas que invaden un espacio muy amplio de la plaza.
Cuando el Alcalde de Madrid no atiende las quejas y movilizaciones de los vecinos de Arganzuela y Carabanchel que se manifiestan contra la tala de árboles en Madrid Río y Comillas por las obras del metro, está vulnerando el derecho a la ciudad. No es creíble la promesa de plantar cientos de miles de árboles, cuando se destruyen otros miles y no se reponen cientos de alcorques vacíos. Los alcorques, vacíos o no, son los ceniceros oficiales de los cientos de miles de colillas que los madrileños, con total desidia, depositan en ellos.
“Los Ayuntamientos se comprometen a respetar el patrimonio natural, histórico, arquitectónico, cultural y artístico de la ciudad y a reutilizar el patrimonio construido para evitar nuevas construcciones”, señala la Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la Ciudad. José Luis Martínez Almeida vulnera el derecho a la ciudad cuando facilita y quiere entregar el edificio histórico y común, singular y monumental, declarado BIC por la propia Comunidad de Madrid, el cual albergó el Instituto Homeopático y el Hospital de San José para atender a personas vulnerables, a una institución privada estadounidense, que quiere abrir un colegio totalmente privado. La responsabilidad del Alcalde es más grave porque fue él, cuando era Director de Patrimonio, quien invirtió más de 3,5 millones de euros para su rehabilitación.
La Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la Ciudad señala que “las ciudades se convierten en el espacio idóneo para conseguir una democracia de proximidad más solidaria y participativa”. ”Las ciudades tienen espacios públicos donde hacer reuniones y encuentros informales. Los Ayuntamientos garantizan el acceso de todas las personas a estos espacios, respetando las normas. Todas las personas tenemos derecho a la libertad cultural”.
José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, ha impedido la participación política y cultural de los vecinos de muchos barrios. Ha cerrado e inutilizado espacios públicos que usaban los vecinos abiertos por el anterior Ayuntamiento aduciendo las más variadas excusas por pura ideología conservadora y reaccionaria. Se ha apoderado de la ciudad, como si fuera exclusivamente suya, polarizando la ciudad y haciéndola más ingobernable, y ha vulnerado deliberadamente el derecho a la ciudad, que pertenece a todos sus habitantes. Esta no es una crítica hecha al albur, sino con datos. Estos son los espacios vecinales no completos evaporados por Almeida:
- La Gasolinera de la Guindalera, un espacio abierto y remodelado por el anterior Ayuntamiento para utilización de los vecinos. Ha desaparecido, absorbido por el Centro Cultural de la Junta Municipal del Distrito. Es una vulneración del derecho a la ciudad que contempla la Carta Europea como el derecho a la libertad cultural.
-El Solar Maravillas, en la calle Antonio Grilo. Un huerto urbano autogestionado, desahuciado para hacer “Un Centro de Salud, que nunca se hizo. El solar está abandonado."
-La Ingobernable C/ Gobernador. Cerrada y abandonada, aunque prometió el Ayuntamiento un Centro de Salud.
-Espacio vecinal de Arganzuela o antiguo mercado de frutas y verduras de Legazpi. Fue el primer centro cedido por el anterior Ayuntamiento. Pretendía Almeida que lo ocupara el SAMUR. Sigue vacío y derruido.
-Casa de Cultura y Participación Ciudadana de Chamberí, en la calle de Bravo Murillo. En este espacio se hicieron múltiples actividades, charlas y conferencias de muy diverso contenido. Después de un año cerrado, ahora la ocupa una subcontrata sobre Inteligencia Artificial. Al Alcalde le falta la inteligencia de la naturaleza y también la artificial para gobernar Madrid corresponsablemente.
-Casa de las Asociaciones de Hortaleza. Colegio Pedro Alvarado. c/ Andorra. Permanece cerrado, a pesar de las reclamaciones de los vecinos para su uso.
-Centro Social San Blas, en la calle Amposta, 34. Rehabilitado por el anterior Ayuntamiento para servicios sociales y vecinales, hoy es un Centro de contratas para nuevas tecnologías.
-La nave Daoíz y Velarde, en la plaza del mismo nombre. Lo ha cedido el Ayuntamiento al Teatro Real.
-Casa de las Asociaciones del Puente de Vallecas. C/ Francisco Laguna. Está cerrado.
-Casa del Cura. Ha pasado de local cedido por gestión directa de la asociación Haciendo Barrio, a local de uso social de la Junta Municipal de Centro.
-Medialab Prado. Serrería Belga. Hoy Medialab Matadero, que fue galardonado en 2016 por la Fundación Europea de la Cultura por ser uno de los proyectos que han animado los procesos democráticos en el marco de la cultura digital en España, hoy se dedica a Sala de Exposiciones.
-Campus Asociativo en la Casa de Campo. En esos locales iban a ir las grandes Federaciones (FRAVM; CRUZ ROJA; SCOUTS, etc. Este Campus ha sido cedido a Google, Movistar. Amazon, Meta.
Con esta relación somera de espacios municipales revertidos, cerrados, inutilizados o cedidos para otros usos, se confirma que José Luis Martínez-Almeida, actual alcalde de Madrid, ha vulnerado el derecho a la ciudad por su intolerancia a la participación política y cultural, al pluralismo político, de ideas y de proyectos para la ciudad. Almeida está infartando “el corazón latiente” que tiene Madrid y los madrileños, del que él carece. Los sentimientos de los madrileños son ciertos, los de él, impostados. Madrid, la capital de España, se merece un Alcalde o Alcaldesa con mayor altura de miras. Que ame a esta ciudad.
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Felipe Domingo es socio de infoLibre.