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Una presumible solución contra incendios y depredadores

Fernando Granda

Las noticias sobre las andanzas del lobo llenan páginas casi a diario en los medios informativos. La polémica continúa desde hace años y el ruido impide buscar una solución. Pero puede haber una y fácil de implementar. Un incendio en una sierra andaluza quizá lo haya demostrado aunque se niegue como remedio. En vez de polemizar para conseguir eliminar a un contrincante, los políticos deberían debatir sobre estos temas, más próximos a lo que deseamos los contribuyentes. Creo que habría menos crispación.

Poco a poco parece que el lobo, el más conocido depredador, se extiende por el país y alimenta la polémica sobre su ferocidad y sus ataques al ganado. Aunque las leyes europeas defienden su existencia y luchan contra su eliminación, las autoridades y responsables de la vida española en el campo no dicen nada, no responden a las protestas. ¿Están a la defensiva? ¿Los responsables comunitarios son inmunes a las manifestaciones de los ganaderos? ¿Las compensaciones oficiales para los presuntos damnificados no resuelven nada, son insuficientes, llegan muy tarde, no llegan? Organizaciones ecologistas y defensores del lobo opinan de distinta forma. El ruido de la polémica parece que no deja oír la realidad.

Ganaderos, dueños de rebaños de ovejas, de diversas regiones españolas, de norte a sur de España, manifiestan que conviven con el lobo sin alharacas. No meten el ruido que se oye en otras partes. Señalan remedios contra los depredadores y apuntan que se mire también a las subvenciones que recibe el mundo agrario. Modos y maneras para defender el ganado, de evitar los ataques, implementar medidas de seguridad para sus animales existen y son eficaces.

La polémica lleva años en los medios informativos, ha sobrepasado a cargos orgánicos agroganaderos y responsables de áreas relacionadas con la ganadería y la agricultura. Aunque pocas veces proviene de las propuestas de naturalistas, ecologistas o defensores del medio ambiente y la biodiversidad. Cuando hace unos años señalábamos que se llevase a cabo “un debate público, que se muestre un real balance de casos”, proponíamos que se estudiase la situación y tras un debate con datos, viésemos la realidad. Opiniones, manifestaciones, protestas, medidas protectoras, remedios naturales… se debían debatir en público, a la vista de todos, estudiosos, promotores, sufridores, todos los afectados por el problema. Es urgente. Entre otras cosas porque se puede cambiar de opinión a medida que pasa el tiempo, comprobar si las medidas tomadas eran acertadas, si habría que implementar otras nuevas, rectificar algunas de las tomadas, es decir, actualizar argumentos

Los políticos deberían debatir sobre estos temas, más próximos a lo que deseamos los contribuyentes

Días pasados preocupaba un incendio habido en una zona de Jaén en la que había establecido un rebaño de bisontes, animales con cartel de sensibles y estresados. Opiniones de expertos las hubo a favor y en contra del establecimiento de esa colonia en un terreno que parecía poco propicio para ese tipo de animales. Temperatura, vegetación, clima, se decía, no son adecuados para ellos. La realidad es que hoy esos bisontes han solventado el problema y se mantienen indemnes. Algunos expertos, que se habían manifestado en contra, ahora reconocen que esos rumiantes han sido capaces de sobrevivir al incendio, a esas calamidades. Pastores y propietarios de rebaños de ganado ovino, bovino y caballar residentes en Castilla y León, Extremadura, La Rioja han enseñado sus medidas para luchar contra depredadores diversos, entre ellos el lobo. Perros pastores especiales, recintos de resguardo, ahuyentadores específicos. Y entre estos se pueden contar los bisontes.

Comprobada está su eficacia. Emplear mastines y perro carea leonés (tienen un coste soportable y compensable), emplear partidas presupuestarias en prevención en lugar de gastar fuertes cantidades para reparar daños posteriores. Por ejemplo, los gobernantes deberían destinarlas también a la cría y reparto de mastines y otros animales respetados por los depredadores (por ejemplo, el mencionado bisonte) y subvencionar con ellos a los propietarios que justifiquen que su ganadería es fundamentalmente extensiva, la que aprovecha básicamente los recursos naturales, estabulada solamente en las temporadas de atmósfera crítica invernal. Ya lo hacía años atrás el anterior Gobierno de Aragón, lo que disminuyó notoriamente los ataques de lobos y otros depredadores.

Informaciones publicadas en los últimos días señalaban la resiliencia y adaptación al clima mediterráneo de los bisontes al tiempo que indicaban que muchos depredadores, entre ellos el lobo, huyen de ellos. Algún municipio asturiano de montaña debatió recientemente instalar un rebaño de bisontes en sus terrenos. Contaban con apoyo humano y laboral de organizaciones naturalistas. Venció el negativismo, no se llevó a cabo la iniciativa mientras los depredadores continuaron. Además, el bisonte convive con otras especies propias de montaña (venados, gamos, gato montés, buitre negro…), también sirve para eliminar el matorral que crece libre por falta de pastoreo en muchas zonas, evita, como consecuencia, incendios, ese mal que nos atormenta todos los veranos. Repito, los políticos deberían debatir sobre estos temas, más próximos a lo que deseamos los contribuyentes. Creo que habría  menos incendios. Y menos crispación.

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Fernando Granda es socio de infoLibre.

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