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Cultura

La caza al narcotraficante más buscado

Antonio G. Maldonado

Era inevitable. La vida intensa y dramática de Pablo Escobar, el narcotraficante colombiano que puso en jaque a su país y esparció cocaína por todo el mundo, era carne de cine. La agradable sorpresa es que será el español Enrique Urbizu ("La caja 507", "No habrá paz para los malvados") el encargado de dirigir el guion Plata o plomo en HollywoodPlata o plomo (basado en el libro Whitewash. Pablo Escobar and the Cocaine Wars, de Simon Strong), y la desagradable es que los responsables de la versión final del libreto atesoran una trayectoria sospechosa. Piers Ashworth ha sido guionista de diversos telefilmes, dos entregas de la saga "Supercañeras", "Gol 3" y "Burke y Hare".

El terror de Colombia

La trayectoria de Escobar aún causa conmoción en Colombia, donde el año pasado se proyectó una serie sobre su vida que provocó encendidos debates sobre si era aconsejable mostrar o no una de las etapas más oscuras de Colombia. Porque sin duda Escobar marca las horas más bajas del país latinoamericano. No sólo hizo que el mundo asociara el país con el narcotráfico, los secuestros y los asesinatos, sino que su cártel de Medellín inició una auténtica guerra contra el Estado que estuvo cerca de estrangularlo, pues suficientemente debilitado estaba ya el Gobierno por su lucha contra las guerrillas.

La guerra de los narcotraficantes se intensificó a finales de los años 80, cuando, bajo presidencia de Virgilio Barco, se avalaron los decretos de extradición de los narcos a Estados Unidos para responder de sus delitos. “Preferimos una tumba en Colombia a una cárcel en Miami”, era la consigna de Pablo Escobar y sus compinches, que formaron un grupo de presión violenta conocido como “Los Extraditables”. Para doblar el pulso al Estado, mataron a periodistas, jueces, candidatos presidenciales o ministros. Finalmente, el presidente César Gaviria pactó con el enemigo público número 1 de Colombia su reclusión en una “cárcel” en Medellín, conocida como La Catedral.

Pero el capo del cártel de Medellín continuó desde su prisión de lujo –en la que tenía venia para elegir a los guardias– manejando sus negocios y derivados: esto es, secuestrando, matando, extorsionando y, sobre todo, narcotizando al mundo con su cocaína. Alarmado por el descaro de su atrevimiento, el presidente Gaviria ordenó su traslado a una cárcel bogotana, no sin que antes Escobar conociera la intención del mandatario y escapara, dicen que vestido de mujer, pero en cualquier caso sin ninguna resistencia. Apenas había pasado un año “recluido”, de mediados de 1991 a 1992.

Los Pepes y su relación con Escobar

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Comienza entonces la caza al hombre, para lo que el Estado crea el Bloque de Búsqueda, comandado por el coronel Hugo Martínez. Es en él, en su equipo y en su tarea en lo que centrará su película Enrique Urbizu, que ve paralelismos entre esta historia y la de los policías incorruptibles de "Los intocables de Eliot Ness", de Brian de Palma. Hay que decir que esta no es sólo una historia de héroes. Aún está por aclararse qué papel jugó en la lucha contra

Escobar una organización paraestatal conocida como Los Pepes (“Perseguidos por Pablo Escobar”) y hasta qué punto controló mediante sobornos Escobar a la élite colombiana. Por otro lado, con su atención a las villas miseria de Medellín y su financiación y control de equipos de fútbol, Escobar se convirtió en un personaje querido en su tierra natal.

Finalmente, Martínez y sus hombres acabarían con el hombre más buscado de Colombia en Medellín, tras intentar escapar por el tejado del piso donde se escondía, en diciembre de 1993. Es entonces cuando los colombianos se desharían de la figura que más daño había hecho al país. “No me imagino la vida sin Pablo Escobar”, le contó una colombiana a la periodista Alma Guillermoprieto en una ocasión en la que se anunció la captura del narcotraficante. Aunque de su fantasma y su influencia, aún no se han librado.

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