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De viva voz

Anónima

La poeta Andrea Valbuena.

Andrea Valbuena

 

Anónima

Un día alguien me invadió,

entro en mí sin pedir permiso,

recorrió todos mis vacíos

y ensució hasta el último recodo.

Al salir dejó todo descolocado,

triste,

las luces apagadas

y un silencio en el que retumbaba

la voz de algo roto.

Yo abrí las ventanas

para ventilar la pena de mis rincones

y aún con el llanto en la garganta

lo conté.

Resumí aquel asalto

pero pasé por alto mis temblores,

el golpe que aún estaba enquistado,

el agujero en el fondo de mi alma.

No les conté que veía gris,

que mis colores se perdieron

en la niebla que siguió

al recuerdo del último día

en que estuve entera y fui feliz.

Había cambiado tanto

que ni siquiera pude reconocerme

en las voces que pronunciaron mi nombre.

No conté que aquel día desaprendí un camino,

olvidé mi casa

y por un momento

no supe ni quién era, ni dónde estaba.

¿Quién iba a entenderlo?

A pesar de todo,

conté que habían ensuciado mis días

y no me creyeron.

Me querían oscura y escondida,

avergonzada, agachada y olvidada.

Me querían en silencio,

pero no pude controlar mi luz.

Se disparó,

salió de mi pecho e iluminó la sala.

Yo no lo detoné.

No fui yo.

Tan solo seguí viviendo.

Fueron otros

los que expusieron

con sus actos su intención,

su mala idea.

Fueron otros los que con su silencio

y su insistencia en negar

que existe el problema,

prendieron la mecha de la insurrección.

Ahora,

no bastaba con llevar a cuestas

mi casa helada y en reconstrucción,

debía reabrirla,

desencajar de nuevo el gesto,

dejarlos entrar

y convencer.

Entonces explotaron las voces

y todos fuimos una,

todos fueron yo.

Cada nueva vez que esto pasa

el grito es una voz más grande.

Hay mucho que hacer y que cambiar,

un mensaje que recordarle al mundo,

una dignidad que mantener,

una lucha que rescatar;

la de las mujeres.

Yo,

mujer sin nombre,

noté el fuego de miles de corazones

que gritaban por mí

sin haber oído nunca mi voz.

Miles de llamas encendidas

que susurraban en mi oído:

yo sí te creo,

no estás sola,

ni una más.

Su fuego hizo imbatible mi luz.

*Andrea Valbuena (Barcelona, 1992) es autora de Si el silencio tomara la palabra (Valparaíso, 2018).

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