De viva voz
Anónima
Anónima
Un día alguien me invadió,
entro en mí sin pedir permiso,
recorrió todos mis vacíos
y ensució hasta el último recodo.
Al salir dejó todo descolocado,
triste,
las luces apagadas
y un silencio en el que retumbaba
la voz de algo roto.
Yo abrí las ventanas
para ventilar la pena de mis rincones
y aún con el llanto en la garganta
lo conté.
Resumí aquel asalto
pero pasé por alto mis temblores,
el golpe que aún estaba enquistado,
el agujero en el fondo de mi alma.
No les conté que veía gris,
que mis colores se perdieron
en la niebla que siguió
al recuerdo del último día
en que estuve entera y fui feliz.
Había cambiado tanto
que ni siquiera pude reconocerme
en las voces que pronunciaron mi nombre.
No conté que aquel día desaprendí un camino,
olvidé mi casa
y por un momento
no supe ni quién era, ni dónde estaba.
¿Quién iba a entenderlo?
A pesar de todo,
conté que habían ensuciado mis días
y no me creyeron.
Me querían oscura y escondida,
avergonzada, agachada y olvidada.
Me querían en silencio,
pero no pude controlar mi luz.
Se disparó,
salió de mi pecho e iluminó la sala.
Yo no lo detoné.
No fui yo.
Tan solo seguí viviendo.
Fueron otros
los que expusieron
con sus actos su intención,
su mala idea.
Fueron otros los que con su silencio
y su insistencia en negar
que existe el problema,
prendieron la mecha de la insurrección.
Ahora,
no bastaba con llevar a cuestas
mi casa helada y en reconstrucción,
debía reabrirla,
desencajar de nuevo el gesto,
dejarlos entrar
y convencer.
Entonces explotaron las voces
y todos fuimos una,
todos fueron yo.
Cada nueva vez que esto pasa
el grito es una voz más grande.
Hay mucho que hacer y que cambiar,
un mensaje que recordarle al mundo,
una dignidad que mantener,
una lucha que rescatar;
la de las mujeres.
Yo,
mujer sin nombre,
noté el fuego de miles de corazones
que gritaban por mí
sin haber oído nunca mi voz.
Miles de llamas encendidas
que susurraban en mi oído:
yo sí te creo,
no estás sola,
ni una más.
Su fuego hizo imbatible mi luz.
*Andrea Valbuena (Barcelona, 1992) es autora de Si el silencio tomara la palabra (Valparaíso, 2018).