Desde dentro del dragón despierto
El libro durmiente comenzó su andadura como club de lectura en junio de 2003. Su nombre hace referencia a la necesidad de rescatar los valores y principios que duermen en el seno de los libros. El libro durmiente se define como una entidad creada sin fin de lucro. Nuestra acción adquiere la condición de voluntariado cultural. Desde el año 2012, correspondiendo con el período lectivo, impartimos los talleres de escritura creativa en dos niveles: básico y avanzado. Finalmente, la invitación a los autores para presentar sus obras o impartir clases magistrales sobre las técnicas de escritura ha dado lugar a la creación de un foro literario donde confluyen los lectores, libros y escritores, compartiendo ideas e inquietudes en pro de la cultura.
Bajo la mirada del dragón despierto
Mavi Doñate
Plaza & Janés (2022)
Wuhan no estaba tan lejos. ¿Hoy en día qué lo está? Esta extensa crónica no deja lugar a dudas por si alguien aún las tiene. La pandemia estalló en la cara de los ciegos que negaron o no quisieron mirar. La magnífica periodista de RTVE Mavi Doñate, corresponsal durante seis años en el gigante asiático, estuvo en el huracán pese a las dificultades para informar.
Aunque la crisis sanitaria es el corazón del libro de Mavi Doñate, ahora corresponsal en París, nos acerca a la cara y cruz del dragón despierto desde la perspectiva periodística. Con un micrófono como instrumento de trabajo la tarea es titánica cuando la libertad de expresión brilla por su ausencia tras una cortina de fuegos artificiales de cara a la galería.
Una frase leída en una entrevista de Mavi Doñate resume muy bien qué es China: "Yo siempre digo que es como llevar unos zapatos preciosos, originales, bonitos, pero es verdad solo cuando te los quitas, te das cuenta de lo que aprietan".
El talante y elegancia de esta informadora no elude la realidad aunque como muchos se topó con muros para realizar su trabajo. Resulta agotador pensarlo; necesaria la paciencia extrema y un cambio de mentalidad o gran capacidad de adaptación para no perder los nervios.
Porque, aunque el gigante cambie o quiera hacerlo, desea ser contado a su manera. No hace falta mentir para faltar a la verdad. Mavi Doñate relata experiencias que sirven de ejemplo y en una situación tan extrema como la de la pandemia tuvo que ser terrible intentar hacer llegar al resto del mundo, qué es lo que estaba pasando para advertir al resto del planeta que el coronavirus no entiende de fronteras.
No obstante, la tormenta perfecta necesitó de la cortedad de miras o las otras medias verdades que no sólo contaba China. La sociedad, los gobiernos, la política veía, –cada cual que mire en su conciencia. Quien la tenga, claro– muchos veíamos muy lejos el foco de todos los males pero es que Italia por lo visto, tampoco pillaba lejos de España aunque la debacle se tocaba con los dedos. Hasta el fatídico mes de marzo en el que se declaraba el Estado de alarma en nuestro país la OMS no confirmó que el coronavirus era una pandemia mundial.
En Bajo la mirada del dragón despierto la periodista recuerda todos aquellos pasos mal dados, el despropósito de no atender la advertencia de la inminente "llegada del lobo". La tortura china fue para todos los compañeros del gremio que quisieron informar de lo que estaba por venir o ya teníamos encima. Las autoridades del país pronunciaban el "no" antes de que los periodistas planteasen peticiones o preguntas.
Y con la negativa permanente, la impotencia, la desazón, el miedo a buscar información fuera del foco oficial por si no fuera poco el personal cuando reinaba la más absoluta de las incertidumbres. Mavi Doñate nos mete dentro de aquella China inaccesible a nivel informativo con una población confinada a la que no se permitía tampoco preguntar: qué, quién, cómo, cuándo, dónde, por qué.
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Es cierto que el libro va alargando el dedo acusador, siempre con pruebas, a medida que pasas las páginas. Al principio parecía demasiado templado, correcto y de tono diplomático, pero el retrato se va endureciendo con el avance del relato entre testimonios y vivencias porque no tuvo que ser duro ejercer el periodismo en ese escenario, sino insufrible.
Gracias a Mavi Doñate por su mirada profesional y humana a la vez. Por este retrato del que se aprende. Suelo decir que con las letras se viaja y ella nos mete en la vorágine de la que aún no hemos salido. La reflexión, por muy cansados y tocados que estemos, sigue siendo imprescindible aunque las conclusiones gusten poco o nada.
Y de paso gracias a periodistas como ella por contar las cosas o intentar contarlas con determinación pese a las trabas. La literatura a veces necesita del periodismo, ese del bueno que tanto escasea, para rebobinar y no dejar caer en el olvido lo inolvidable y muchas veces, lo imperdonable.