Los libros
Un extraño nirvana
Más maldito karmaDavid SafierTraducción de María José Díez PérezSeix BarralBarcelona2017Más maldito karma
Para algunas personas todavía existe el estereotipo de que los alemanes carecen de sentido del humor, aun cuando exista evidencia de lo contrario en su tradición artística en general. Pero si alguien desea desmantelar aquel estereotipo definitivamente tiene que leer a David Safier, uno los escritores alemanes que más libros ha vendido en los últimos años, con novelas de un humor fantástico en las que los seres humanos se reencarnan en animales y los animales hablan como seres humanos. También es guionista de televisión y ha ganado prestigiosos premios por ello. La obra de Safier ha hecho reír a millones de personas, incluidos los hispanohablantes por sus previas traducciones, y se ha convertido en uno de los mejores escritores humorísticos de Europa.
La novela que nos ocupa no es exactamente una secuela de una novela previa titulada en español Maldito karma, en la que juega con la idea de la reencarnación, la cual dependiendo del karma se efectúa en un animal de uno u otro nivel de evolución, o en otro ser humano si se han acumulado los méritos necesarios. Por supuesto, la idea de karma que le sirve de estrategia narrativa es una simplificación de la noción de karma que aparece en los escritos sagrados hindúes, pero Safier no pretende exactitud teológica alguna, sino hacer reír al lector, lo que logra con creces.
Los protagonistas de esta novela son una actriz de segunda, llamada Daisy Becker, en su veintena, que lucha por sobrevivir debido a la carencia de contratos, lleva una vida desordenada, fuma marihuana, bebe, se acuesta tarde y no tiene reparos en dejar de pagar la renta a sus amigas que comparten piso. Su vida amorosa es además un desastre, satisfecha con llevarse hombres a la cama de vez en cuando, solo por el sexo. Al comienzo de la novela le llama su agente preguntándole si habla francés, a lo cual miente que sí, solo para conseguir una parte en una película de James Bond, cuyo actor principal es Marc Barton, una superestrella del cine. Llega tarde a la audición, en un taxi que no puede pagar, y al último momento Barton decide eliminar la escena en donde ella aparece. El taxista la persigue en el estudio de grabación y ella se mete al camerino del superestrella, donde hay un perrito que empieza a morderle la pierna, la que ella sacude con tal fuerza que el perro acaba estrellado contra la pared y muerto. El actor vuelve a su camerino y descubre a su perro muerto, lo que le hace odiarla sin tapujos. Ella huye, pero la agobia el sentimiento de culpa. Otro día, después de haber tomado una buena cantidad de alcohol, se atreve a esperar al actor antes que este coja su Lamborghini y en cuanto este parte, se mete en su coche, para intentar pedirle perdón por su perrito. El actor se muestra consternado por su presencia y descuida la conducción de su rápido auto, y acaba estrellándose, con lo cual ambos mueren en el accidente.
Lo que sigue después son una serie de reencarnaciones de ambos, que les hacen transitar por diferentes estratos biológicos y vivir muchas aventuras absurdas, las que acometen juntos, a pesar de que Barton detesta a Daisy. En el transcurso de la novela se aligeran las animosidades y empiezan a cooperar con más gusto. Después del accidente se reencarnan en hormigas, hecho que tendría que obligarlas a ir a la guerra, a lo que se niegan. Buda mismo aparece en la novela en momentos clave para conversar con la pareja e informarles que han acumulado mal karma, por lo que todavía les quedaría un buen tiempo en el reino animal. La única salida de su condición es acumular buen karma, pero ¿cómo hacerlo habitando cuerpos de animales? Además, la mujer de Barton se va acercando sentimentalmente a un chico que adoraba a Daisy, aunque ella no le hizo caso jamás, algo de lo que ahora se arrepiente al constatar la calidad humana del muchacho. Se proponen entonces impedir que surja algo amoroso entre ellos, para lo cual idean planes cada cual más loco, lo que ocasiona también que mueran de nuevo, para ascender en la escala a los pájaros, los peces y luego a los mamíferos, no sin pasar por caracoles y finalmente, por su buen karma, llegan ambos a reencarnarse en otros seres humanos, una pareja de inmigrantes obesos, la mujer embarazada y a punto de dar a luz un hijo.
La novela tiene muchos diálogos, cada cual más efectivo en su sentido humorístico, y no faltan especulaciones de filosofía vital, sobre todo de parte de Daisy. Se encuentran incluso con Casanova, todavía reencarnado en una hormiga y Daisy reconoce a su madre reencarnada en un oso panda. No todos los animales son reencarnaciones, pero abundan quienes lo son, como una hormiga de carácter bruto que viene reencarnándose desde la prehistoria. La novela, por supuesto, no es solo un medio para suscitar la risa, sino que pone en la piqueta reflexiva la superficialidad de la sociedad del espectáculo y las celebridades, a la vez que nos hace preguntarnos con humor por el sentido de la existencia, algo que tanto Daisy como Marc habían perdido de vista antes de morir y reencarnarse, pero que reencuentran tras las peripecias de sus reencarnaciones. Tanto Daisy como Marc han sido acusados por sus parejas o amigos de ser incapaces de amar, de entregarse a otra persona, por egoísmo o simple ignorancia. Al final, habitantes de cuerpos que no son los suyos, y hechos padres sin habérselo propuesto, descubren que el amor es lo único que da sentido a la vida, o como lo dice Safier al final de la novela, no es necesario el nirvana para acceder al nirvana, sino el amor, y el amor requiere un poco de valor. Con esta reflexión concluye la novela, Daisy y Marc reencarnados en otros cuerpos y conformando una familia. Esta novela no solo derrocha humor, sino también ternura, lo que la hace altamente recomendable.
*Frans van den Broek es escritor.Frans van den Broek