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El rincón de los lectores

La Habana-Miami

Portada de 'Como polvo en el viento', de Leonardo Padura.

El último libro de Leonardo Padura, Como polvo en el viento (Tusquet), es una novela hermosa, hermosísima. Y con esto debería terminar la reseña.

Quién nos iba a decir a los lectores de Padura que Facebook sería el culpable de desentrañar una trama tejida con el primor al que nos tiene acostumbrados este autor. Marcos, un joven cubano que ha decidido vivir en Miami, conoce a Adela, una neoyorquina de ascendencia cubana con la que comienza una bonita historia de amor. Clara, la madre de Marcos, cuelga desde La Habana una vieja foto de su grupo de amigos, que se hace llamar el Clan, y en esa foto Adela siente que reconoce una de las jóvenes caras y todo se tambalea. Comienza un relato escrito directo al corazón del lector. Sin remedio se desata la zozobra, regresan nuestros recuerdos y nos asaltan las lágrimas. El tejido de nuestra vida queda a la intemperie. La novela nos toca profundamente.

No podemos adelantar nada de la trama, así que le pedimos al propio Padura que nos diga qué contamos de ella:

"Esta es una historia del destino de una generación cubana, mi generación, que se ha dispersado por el mundo buscando su lugar, o se ha quedado en Cuba sabiendo que ese es su lugar, a pesar de todos los pesares. La diáspora de tanta gente es una consecuencia, no una causa. Por eso no veo esta novela como un relato sobre el exilio, sino sobre la búsqueda de la felicidad, cuando algunos la han perdido en el lugar al que pertenecen.Esta es, quizás, la novela de mi vida, de la mía, reflejada en varios personajes a los que amo u odio, pero que siempre traté de entender para que mis lectores también los entendieran, no para que los juzgaran". 

 

Como polvo en el viento podrá ser una novela que hable de los exiliados, de la diáspora, de los emigrantes cubanos, de las dificultades en Cuba durante los años especiales de la década de los noventa. En mi modesta opinión, la grandeza, sin embargo, reside en que consigue salir de una realidad muy concreta para un lector que no es cubano, para un lector de cualquier otro lugar del ancho mundo con sus circunstancias especiales y concretas que se identifica, se refleja como ser humano en sentimientos que son universales. El amor, la fraternidad, la amistad, la familia, el desarraigo, la soledad, la nostalgia, las pequeñas traiciones… Cada lector encontrará en la fuerza de todos sus personajes una voz que le hable, que le recuerde, que le revuelva. Por eso yo lloré un 18 de abril con Clara. Por eso abracé a Ramsés, que se me ha agarrado al alma. Por eso busco a Irving en el Retiro. Por eso he estado en Tacoma con Loreta. Y por eso he caminado por Miami. Y a cada rato las preguntas. ¿Qué nos ha pasado? ¿Qué coño nos ha pasado? ¿Por qué? ¿Para qué?

Habrá que estar atentos a la lectura que realizan los cubanos que decidieron quedarse en la isla y los que agarraron una balsa o un avión y habitan distintos países del planeta.

Es cierto que la estructura y la narración, la manera de contarnos esta historia, es prodigiosa en idas y venidas a lo largo de 25 años. Pero la fuerza reside en los personajes, tan reales, tan poderosos, tan cercanos a las experiencias del lector. En cada uno de ellos nos encontramos y quedamos tocados por nuestras propias vivencias. Su amistad y sus tragos en el patio de la casa de Clara en Fontanar cuando eran tan jóvenes y los apagones de la devastadora década de los noventa nos sitúan en la Historia. Los sueños más o menos cumplidos dentro y fuera de La Habana. Y la conciencia de la condición de exiliado, de emigrante, de expatriado que nos hace sentir desarraigo y también dolor.

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Padura se ha dejado el alma en esta historia y lo mejor es que nos ha puesto la nuestra en cada página, en cada párrafo, en cada palabra. Porque una gran historia es aquella que te toca, que te trastoca, que te conmueve, que te habla y te descubre cosas de ti mismo. Esto es lo que la hace enorme. Conmovida, revuelta, asombrada, emocionada, tocada, dolida y feliz pincho en mi viejo tocadiscos Dust in the wind de Kansas y todo se comprende.

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Sonia Asensio es profesora de Literatura.

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