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¿Es posible pasar página?

Begoña Curiel (El libro durmiente)

El libro durmiente comenzó su andadura como club de lectura en junio de 2003. Su nombre hace referencia a la necesidad de rescatar los valores y principios que duermen en el seno de los libros. El libro durmiente se define como una entidad creada sin fin de lucro. Nuestra acción adquiere la condición de voluntariado cultural. Desde el año 2012, correspondiendo con el período lectivo, impartimos los talleres de escritura creativa en dos niveles: básico y avanzado. Finalmente, la invitación a los autores para presentar sus obras o impartir clases magistrales sobre las técnicas de escritura ha dado lugar a la creación de un foro literario donde confluyen los lectores, libros y escritores, compartiendo ideas e inquietudes en pro de la cultura.

Púa

Lorenzo Silva

Editorial Destino (2023)

¿Es posible pasar página, lavar la conciencia por más arrepentimiento o reflexiones que la sustenten? Sin mencionar al GAL y a ETA, están en las páginas. Lorenzo Silva nunca se queda en la superficie: la trama sería suficiente para engancharnos, pero esta novela va más allá. Por eso, nunca dudo si repetir con él.

Cuando Púa, antiguo apodo de guerra, recibe la llamada de auxilio de su excompañero Mazo en despreciables batallas, no puede decir que no. Aunque no esté escrito en ninguna parte, aunque no sepa si podrá salvar a la hija del antiguo socio, empantanada en una vida retorcida.

Ambos dejaron hace demasiado un pasado que, de agitarse, removerá el avispero. No hay sorpresas. El lector sabe que se ha activado la espiral de una trama que promete. Este escritor es así. Promete y cumple. Es un experto en el oficio. No estoy descubriendo nada nuevo. La novela es doblemente interesante: además de derrochar acción, inquiere, escarba, remueve. Te pide opinión.

Alterna tiempos cronológicos: el momento presente en el que Púa se pone manos a la obra para ayudar a la chica y los años –aparentemente enterrados– de colaboración en la Compañía, el grupo secreto que actuaba por la puerta de atrás para limpiar la escoria con sus mismos métodos.

Púa no busca excusas, no justifica sus acciones. Narra en primera persona. Así sabremos cuál es el origen de su odio, aunque trabaje sin hacer preguntas. Si estás dentro, se hace y punto. No hay marcha atrás. El protagonista lo dice sin rodeos: "Soy una mala persona". Si el fin justifica los medios, lo decidirá el lector.

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Hasta el monstruo más despreciable esconde su talón de Aquiles, aunque no sepa que lo tiene. En esa pieza susceptible de roce hurga el escritor. Pone a prueba a su protagonista y enciende el interés. La novela no blanquea, expone. Te hace entrega de una patata caliente y.… allá te apañes con ella. Tú valoras y decides.

Y como Lorenzo Silva cuenta, explica y escribe como sólo él sabe hacerlo, vuelve a arrancar mi exclamación final: “qué tío, qué bien lo haces”.

El cartero siempre llama dos veces, nunca digas nunca jamás, ¿hay determinadas situaciones donde se puede perdonar que el remordimiento se eche a dormir?, ¿un canalla arrepentido merece perdón? Entre estas frases y preguntas anda el juego de la novela. Qué fácil es dejarse llevar por la narrativa de Lorenzo Silva. Gracias otra vez por escribir.

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