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Cómic

Paco Roca cuelga el pijama

Detalle de la portada del libro.

Paco Roca (Valencia, 1969) es el hombre que lo hace todo en el mundo del cómic en España: triunfó con Arrugas (Premio Nacional del Cómic en 2008) y también con su adaptación cinematográfica (Goya a mejor película de animación y mejor guion adaptado); contó la historia de La Nueve, aquella compañía de republicanos españoles que liberó París de la ocupación nazi, en Los surcos del azarLos surcos del azar; y la relación con su padre y la reforma que hicieron mano a mano de la segunda vivienda familiar en La casa. Ahora, en la recta final de 2017, se prepara para cerrar un ciclo con su alter ego de tebeo: un cuarentón entrañable, curioso y algo torpe que consigue un sueño de infancia, pasarse en casa todo el día en pijama. Trabajando, eso sí. Roca publica la última entrega de la trilogía, Confesiones de un hombre en pijama (en la editorial Astiberri, a la venta el 31 de agosto) y se prepara para el estreno de la película que llevará al cine las andanzas del primer tomo, Memorias de un hombre en pijama, protagonizada por Raúl Arévalo y María Castro.

El personaje de esta serie apareció cuando el diario Las Provincias le pidió a Roca una colaboración semanal. Como el proyecto probablemente acabase siendo de largo recorrido y no quería aburrirse en fórmulas repetitivas, el historietista valenciano se planteó un formato versátil y eficaz para un periódico.“Pensé en hacerlo lo más parecido posible a lo que funciona en prensa, que son los artículos de opinión, y así no en tener una historia, sino una voz que hablara en primera persona sobre las cosas que quería reflexionar, me podían preocupar o, en definitiva, sobre las que quería decir algo. Entonces, en el cómic, en cuanto hablas en primera persona resulta extraño si no te dibujas y enseguida apareció este personaje que hice como yo solía trabajar en aquel momento, todo el día en pijama”, recuerda Roca, que apura los últimos días de vacaciones antes de embarcarse en la promoción de varios proyectos durante la temporada otoñal. Además del último tomo de la trilogía y la película, en noviembre saldrá a la venta un libro-disco en colaboración con Jose Manuel Casañ, cantante y líder del grupo Seguridad Social.

Así nació ese primer Paco Roca de tebeo, entre gags, su peculiar forma de mirar al mundo y las andanzas junto a su pareja, apodada Jilguero, que acercaron las primeras entregas al género de la comedia romántica. “Sí hubo un cambio de tono desde las primeras páginas que aparecieron en Las Provincias, donde me centraba más relaciones de pareja; mientras que las dos páginas del El País Semanal [donde continuó la serie] me permitían reflexionar sobre asuntos que me parecían interesantes. Uno de ellos, por ejemplo, es el tema del creador y la creación de un escritor o de un cineasta, hablando de cómo crean, cómo se enfrentan a la obra o desde dónde surgen las ideas”, explica el dibujante. Sin abandonar tampoco el compromiso que mostró en obras anteriores: en la historieta inédita que aparece en Confesiones de un hombre en pijama, donde Roca explica a través de una anécdota con el director de su banco cómo la deuda de los países en vías de desarrollo con el Fondo Monetario Internacional ha lastrado su futuro y generado grandes desigualdades.

 

Parte de la historieta inédita incluida en el nuevo cómic de Paco Roca.

Las primeras temporadas de la serie se recopilaron en Memorias de un hombre en pijama (2011); hubo una segunda entrega, Andanzas de un hombre en pijama (2014); y ahora, junto a dos inéditos de 18 y tres páginas, recoge en un último volumen, también editado por Astiberri, los últimos coletazos de su vida en pijama. “Uno de los motivos por los que acabé cerrando esta serie, aunque imagino que en algún momento haré algo, fue precisamente el humor”, reconoce Roca. “A mí me encanta el humor, y quizás es lo único que tiene en común toda la serie de Un hombre en pijama, pero me limitaba un poco a la hora de contar algo que siempre tuviese que haber como un giro final o un chiste que cerrase la historia. Eso fue lo que quizás me cansó de la serie e incluso hay veces que se va volviendo más seria”.

Del tebeo al cine, una vez más

En 2012 se anunció que Memorias de un hombre en pijama sería llevada al cine como un largometraje de animación en el que también se introdujeran imágenes reales. La intención, en aquel momento, era que la película llegase a los cines en los últimos meses de 2013, pero no lo hará, previsiblemente, hasta finales de este año. Repiten, detrás de las cámaras, el productor de Arrugas, Manuel Cristóbal, y su guionista, Ángel de la Cruz. Además del propio Paco Roca. “Estuve implicado en toda la preproducción, en la parte del guión y como director de la película, pero llegamos a un punto en el que no estaba contento con ella, no era exactamente lo que yo quería que fuese, así que, para firmar algo que no consideraba que era mío al 100 %, decidí abandonar la película”, cuenta el historietista. La dirección fue asumida por Carlos Fernández Vigo y Roca dejó en sus viñetas píldoras de su recorrido frustrado, y frustrante, en el puesto.

“Yo estoy acostumbrado a trabajar solo y a luchar contra mí mismo para buscar un mejor camino. Mientras que en una película, cuando las cosas no van bien, tienes que luchar contra ti mismo y contra el equipo”, abunda en el porqué de su decisión. “Todo el mundo parece que opina, y no es que sean malas opiniones ni nada de eso, sino que tiene que haber una coherencia con todo”. “Posiblemente podía haber seguido, pero me pareció más fácil para mí abandonar que estar peleando por algo que me parecía difícil de controlar. En el fondo, es muy curioso cómo funciona el mundo del cine, te das cuenta de que la libertad que tienes a la hora de hacer un cómic no la vas a encontrar en ningún otro medio, y menos en el cine”.

Art Spiegelman, embajador del cómic en el Reina Sofía

Art Spiegelman, embajador del cómic en el Reina Sofía

Aunque se pase el día en pijama, la vida laboral de Paco Roca se aleja bastante de la comodidad y el relax asociado a esta prenda. Compagina la ilustración publicitaria con sus proyectos en cómic – “Resulta muy difícil vivir de la cultura en España, y en cualquier país, pero más en España que en otro sitio”, apostilla- y pasa de propuestas más personales a otras que exigen gran documentación histórica, pasando por el batiburrillo de anécdotas y enfoques de la serie de Un hombre en pijama. “Cuando echo la vista atrás si me doy cuenta de que básicamente sólo hay un tema que estoy tratando: la memoria, pero no de una forma nostálgica, de que los tiempos pasados fueron mejores ni nada de eso; sino como una búsqueda de la identidad. Y eso está en todos [mis proyectos], desde Los surcos del azar, que hablaba de lo que somos como sociedad, esas cosas que nos hacen un país extraño con nuestro pasado fascista; pasando por La casa, que también busca la identidad por medio del padre y la casa familiar. O incluso en Arrugas, con la pérdida de la memoria”.

El flirteo de temas y enfoques tiene para Roca, en el fondo, una explicación bastante prosaica: “Me gusta ir cambiando porque me aburro”. “Hacer un cómic es bastante tedioso, significa estar tu solo en tu estudio durante varios años trabajando y necesitas algo que te motive a estar ahí. De manera que para mí, ir cambiando de tema es una forma de estar siempre empezando, de que no te sirven los recursos aprendidos, de que necesitas estar ahí metido, ilusionado sin perder el mismo ánimo del principio”.

 

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