Desarrollar capacidades sociales, aprender a trabajar en equipo y convivir, despertar la imaginación, acrecentar la autoestima personal y el respeto hacia los demás, enseñar a expresar tus propias ideas en público y trabajar la disciplina. Cultivarse a uno mismo, en definitiva. Todo eso y más está en la esencia misma de la actividad teatral.
Potencialidades que cada cual aprovecha según sus posibilidades, y que se multiplican exponencialmente cuando entra en juego una variable en absoluto baladí: estar en situación de privación de libertad. Es entonces cuando el teatro se convierte en una vía de escape a corazón abierto. Un balón de oxígeno.
Lo saben bien en la Compañía Teatro Yeses, formada por reclusas del Centro Penitenciario Madrid I Mujeres de Alcalá de Henares, que este domingo 19 de junio a las 19:30 horas representa Descalzas en el Festival Iberoamericano del Siglo de Oro de la Comunidad de Madrid, Clásicos en Alcalá. "Es un trabajo de tres meses, todos los días de lunes a viernes, de cuatro a nueve de la tarde", apunta a infoLibre la directora de la compañía, Elena Cánovas, al frente desde que ella misma la fundara en 1985.
"Llevamos casi cuarenta años, es un milagro", remarca Cánovas, exfuncionaria de prisiones y graduada en Arte Dramático, quien relata con un entusiasmo contagioso que en aquellos años ochenta no podía imaginar que iban a seguir con el que es el proyecto de su vida. "Cómo íbamos a pensar en salir a la calle, si estábamos allí encerradas. Pero se pudo, poco a poco. Algunas veces con custodia policial, más tarde ya sin ella", rememora, destacando además que en los años ochenta las cárceles no eran como hoy en día y, como en toda la sociedad de la época, sufrían un grave problema con las drogas.
Y prosigue: "En la primera salida todo el mundo estaba muy asustado menos nosotras. Poco a poco eso ha ido evolucionando y ahora salimos con toda normalidad. Yo siempre he perseguido que la compañía sea muy parecida a las del exterior, con la única diferencia de que los ensayos son en la cárcel porque ellas están en la cárcel. Cuando ya tenemos el montaje, vamos a los sitios exactamente igual que la gente libre. Yo he logrado esa normalidad y a eso ayuda que también haya actores profesionales que vienen de fuera para hacer los papeles de hombres, porque estamos en una cárcel femenina".
Teatro Yeses nació en la antigua cárcel de mujeres de Madrid, Yeserías, pasó luego a la prisión de Carabanchel Mujeres y, en la actualidad, se ubica en el en el Centro Penitenciario de Madrid I Mujeres en Alcalá de Henares. Desde el primer momento de su existencia, en la compañía se intentó hacer algo más que un mero taller carcelario, pues se trataba de inaugurar una experiencia nueva que tuviese continuidad y coherencia en sus planteamientos, que debían de ser lo más parecido posible a los habituales del mundo libre. A partir de entonces se han desarrollado alrededor de cuarenta montajes teatrales, cuya complejidad técnica y artística ha ido en aumento paulatinamente.
La clave para que la compañía siga en marcha cuatro décadas después es la "ilusión" y el "entusiasmo", según Cánovas, quien no duda al afirmar que les "cambia la vida" a todos los implicados. Tanto a las reclusas, como a los actores profesionales que se suman desde el exterior. "Ellas han vivido de todo al límite, así que cuando logras que una de estas chicas se abra, es una maravilla verlas trabajar y sacar emociones", explica, para luego remarcar que durante este tiempo ha visto auténticos "talentos en bruto".
Apunta, asimismo, que mantiene el contacto con muchas de las reclusas cuando vuelven a la libertad y todas coinciden en confesarlo que "el teatro fue una tabla de salvación" para ellas. Y es que, según remarca, "por supuesto" que las presas "se olvidan de que están dentro de la cárcel", si bien apostilla que más allá de eso, al mismo tiempo se están "formando y desarrollando capacidades sociales" para su vida diaria: "Esta actividad es muy reintegradora, porque todos tenemos que contagiarnos y estar juntos".
La compañía es una "escuela para la convivencia", en definitiva, así como una "vía de escape total" mientras dura la reclusión. "No hay muchas actividades tan completas para cumplir el mandato constitucional de que el sentido primordial de las cárceles es la reinserción social", asevera tajante, aprovechando además, como amante de las artes escénicas, que el teatro debería "estar en los colegios, no para hacer actores", sino para aprender todo lo que puede ofrecer en nuestra formación individual y colectiva.
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Además de la cita de este 19 de junio en Alcalá de Henares, Teatro Yeses tiene también una doble cita los días 12 y 13 de julio en el prestigioso y longevo Festival de Almagro (Ciudad Real). La obra escogida, Descalzas, es un texto de Julieta Soria con dirección de Elena Cánovas que se sitúa en la plenitud del siglo XVI, en el año 1578 en el Convento de la Encarnación.
Allí la vida transcurre tranquila para la Madre Teresa y sus hermanas descalzas. La llegada, primero, de un inquisidor al convento, alarmado por el contenido de El libro de la vida de Teresa, y después del hermano Juan de Yepes (San Juan de la Cruz), fugado de la prisión a la que lo han condenado los hermanos calzados, vendrán a romper la paz del convento.
Las hermanas ofrecen su protección al hermano poeta para lo cual tendrán que enfrentarse al Jerónimo Tostado, visitador de la Orden de los carmelitas calzados, quien, convencido de que las monjas ocultan al fugitivo, inicia una investigación en el convento que podría ser la sentencia definitiva para Juan, Teresa y sus proyectos reformistas. "Las actrices tienen mucha gracia porque aseguran que de clausura saben bastante", termina divertida Elena Cánovas.
Desarrollar capacidades sociales, aprender a trabajar en equipo y convivir, despertar la imaginación, acrecentar la autoestima personal y el respeto hacia los demás, enseñar a expresar tus propias ideas en público y trabajar la disciplina. Cultivarse a uno mismo, en definitiva. Todo eso y más está en la esencia misma de la actividad teatral.