Sindicatos
Altos cargos de UGT viven gratis en pisos propiedad del sindicato
Dos miembros de la anterior comisión ejecutiva federal de UGT, Antonio Retamino y Manuel Bonmati, llevan años viviendo en sendos pisos que el sindicato ha puesto a su disposición. El primero era el tesorero de UGT desde 1998 y el segundo, responsable de Política Internacional. Retamino y Bonmati ingresaron en la ejecutiva del sindicato en 1994, cuando Cándido Méndez se hizo cargo de la secretaría general. Retamino acaba de dejarla, tras vencer Josep María Álvarez el pasado sábado en el 42º congreso de UGT. Bonmati lo hizo en 2013, tras jubilarse, pero continuó al frente de Política
Internacional hasta ahora.
Según explica un portavoz del sindicato, se trata de una “política habitual” del sindicato con los cargos que deben desplazarse hasta Madrid desde otras comunidades autónomas. No sólo con los de la ejecutiva confederal, también la siguen las distintas federaciones con sus propios dirigentes. Primero se les paga un hotel hasta que encuentran un piso, cuyo alquiler también se les abona. Así se ha hecho hasta ahora con Frederic Monell, por ejemplo, secretario de Política Institucional, quien entró en la ejecutiva en 2009 procedente de la UGT catalana.
Pero, para ahorrarse los alquileres, el sindicato prefiere “poner a disposición” de los miembros de la ejecutiva desplazados algunos de los pisos que posee, añade el portavoz. “No son mansiones”, precisa. Las de Bonmati y Retamino se encuentran en el barrio madrileño de Ventas. Los dirigentes sindicales pagan los gastos de comunidad, luz y agua, apunta el sindicato. Y al dejar sus cargos, también abandonarán los pisos.
Tanto Bonmati como Retamino proceden de Sevilla, de la UGT andaluza. Al primero, el sindicato le pagó un alquiler hasta que se le facilitó el piso. Según la misma fuente, el tesorero confederal estuvo “un tiempo” residiendo en la Escuela Julián BesteiroEscuela Julián Besteiro, una instalación situada también cerca de Ventas, en el barrio de la Guindalera, donde UGT imparte cursos de formación para trabajadores y celebra eventos y jornadas.
El caso es que ni Bonmati ni Retamino ni sus familias cambiaron de residencia durante estos 22 años de trabajo en Madrid. “Es una opción vital”, justifica el portavoz sindical. A diferencia de Cándido Méndez, que sí cambió Andalucía por Madrid, junto con su familia, debido a su cargo. “Además”, continúa, “ser miembro de la ejecutiva es algo coyuntural, no sabes qué va a pasar dentro de cuatro años”.
El sindicato compara este caso con la política que sigue “cualquier otra organización, institución o empresa” con sus trabajadores desplazados: o les ayudan a pagar el alquiler o ponen a su disposición un piso.
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Nueva ejecutiva, 10 miembros desplazados
De los 13 miembros de la nueva ejecutiva, sólo tres residen en Madrid. El resto procede de Barcelona, La Rioja, Cáceres, Valencia, Sevilla y Córdoba. Y el sindicato continuará con la misma política, indica el portavoz, aunque aún no hay ninguna decisión tomada. “No es razonable que realizar una labor sindical les cueste dinero a los miembros de la ejecutiva”, añade. Si son liberados, los altos cargos sindicales cobran el sueldo que les pagan sus respectivas empresas. Si son asalariados del sindicato, reciben el sueldo marcado en el convenio colectivo. En ambos casos, la organización paga dietas y gastos de representación.
El salario base de un trabajador de UGT con la máxima categoría –técnico superior A+– es de 2.017 euros al mes, de acuerdo con el convenio para este año. Aunque son las propias comisiones ejecutivas de cada federación las que aprueban las retribuciones de sus miembros. En 2009 Cándido Méndez hizo público su sueldo, en un programa de TVE: 2.574 euros al mes netos. El nuevo secretario general, Josep María Álvarez, ha prometido hacer públicos los sueldos de la ejecutiva, como parte de su “compromiso” por hacer de UGT una “organización transparente que explique en qué utiliza los recursos públicos”.