Líneas ferrocarril

Brasil aplaza “al menos un año” la concesión del tren de alta velocidad

Ana Pastor, el pasado viernes en el Congreso, junto a los presidentes de Adif, Gonzalo Ferre (segundo por la izquierda), y Renfe, Julio González-Pomar (izquierda).

INFOLIBRE

El Gobierno brasileño de Dilma Rousseff anunció este lunes un nuevo aplazamiento "de por lo menos un año" de la licitación de la primera línea de tren de alta velocidad de América Latina, que unirá Río de Janeiro y São Paulo, y por la que pujaban consorcios de España, Francia y Alemania. Quien informó de la decisión fue el presidente del órgano del que depende la subasta, la Empresa de Planeamiento y Logística (EPL), Bernardo Figueiredo. La decisión se tomó después de conversar con los países interesados. Francia decía estar dispuesta a participar ya en la licitación, pero España había reclamado "más tiempo" y Alemania, por su parte, que se atrasase más de un año, según dijo Figueiredo en rueda de prensa. 

En principio, los grupos interesados en la licitación tenían que entregar sus ofertas definitivas el próximo 16 de agosto. El calendario fijado por la Agencia Nacional de Transportes Terrestres (ANTT) de Brasil para el concurso público tenía fijado el 19 de septiembre para la apertura pública de las ofertas económicas y el 23 de ese mes, el anuncio del oferente favorito, del eventual adjudicatario. 

España tenía a dos consorcios que pujaban por el macroproyecto. Por un lado, uno promovido por el Ministerio de Fomento, compuesto por las empresas públicos Renfe, Adif e Ineco y las compañías privadas ACS, Talgo, Indra, Elecnor, Abengoa, Thales, Bombardier y Dimetronic. Por otro lado, el fabricante ferroviario CAF encabezaba otro con el que competir, aunque no había desvelado sus integrantes. El departamento que dirige Ana Pastor había buscado constituir un único gran grupo para concurrir por este macrocontrato, para así poder reeditar el éxito logrado en Arabia Saudí, donde a finales de 2011 un consorcio español logró hacerse con el AVE La Meca-Media, una de las mayores adjudicaciones logradas en el exterior. El pasado mes, FCC consiguió un contrato de 6.070 millones de euros para construir el metro de la capital saudí, Riad. 

Según el ministro de Transportes brasieño, César Borges, el Gobierno decidió aplazar la subasta a la vista de que apenas un grupo, el francés, había dejado claro que estaba listo para la disputa. El Ejecutivo quiso evitar que un solo participante compitiese, porque eso sólo podría generar controversia. Borges admitió no obstante que la decisión de reemprender la licitación en agosto de 2014 dependerá de una posterior evaluación política, dada la proximidad de las elecciones, informa el diario O Globo

"Atenuar" el efecto del accidente de Santiago

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Las empresas españolas habían intensificado sus reuniones para tratar de "atenuar" el eventual efecto que pudiera tener el accidente ferroviario en Santiago de Compostela del pasado 24 de julio. Todo ello para defender la imagen de la alta velocidad española. No obstante, Borges ya había asegurado el pasado 1 de agosto que no impediría a Renfe participar en el concurso público. Las alarmas habían saltado porque el pliego del mismo impide concurrir a operadores involucrados en accidentes graves de AVE en los últimos cinco años. 

El tren bala de Brasil es un macrocontrato de unos 13.000 millones de euros, que contempla la construcción y explotación de una línea AVE de 511 kilómetros de longitud que unirá Río, São Paulo y Campinhas. El proyecto se ejecutará en dos fases. La primera, la que hasta ahora estaba en liza, está presupuestada en 2.450 millones y abarca la instalación de la denominada superestructura de la línea (los sistemas de electrificación, señalización, seguridad y telecomunicaciones, entre otros) y la explotación del servicio ferroviario durante un plazo de 40 años. 

La decisión de Brasilia llega tras la convulsión que vivió el país en junio pasado, con las protestas de los indignados, que luchaban por una sociedad más justa y por mejoras en el transporte público. Esas reivindicaciones pueden haber pesado en el ánimo del Ejecutivo de Rousseff. 

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