Electricidad
Los contadores inteligentes solo son inteligentes para las eléctricas
Los contadores de energía eléctrica inteligentes, obligatorios en toda instalación a partir del 31 de diciembre de 2018, son inteligentes para las compañías, pero no para el consumidor. Es lo que ha denunciado este viernes la Fundación Renovables, que entiende que estos aparatos deberían servir para conseguir clientes soberanos, que sepan en todo momento y, lo más importante, en tiempo real lo que consumen para poder elaborar estrategias, escoger la mejor tarifa y, en definitiva, consumir menos, que es el objetivo final de la eficiencia energética necesaria para cumplir nuestros objetivos climáticos. La organización reclama al ministro de Energía, Álvaro Nadal, que regule sobre el asunto, ya que "la información directa, continua e inmediata al consumidor es imprescindible para garantizar un ahorro energético del lado de la demanda. También para que desde el consumo se pueda actuar para reaccionar a la información del contador tomando medidas de eficiencia, ahorro, autoconsumo, generación renovable, almacenamiento o intercambio de energía con terceros".
Los contadores analógicos, tan habituales en todo negocio u hogar hasta hace bien poco, han llegado a su fin. La orden IET/290/2012 exige que antes de 2019 todos sean inteligentes. Estos aparatos digitales transmiten continuamente a las distribuidoras cuánto y cuándo se consume electricidad y, además, permiten que la empresa aplique cambios en la potencia contratada a distancia, sin necesitar la intervención de un técnico (siempre que la telemedida esté activada). Cuentan con una pantalla donde el usuario puede consultar cuántos kilovatios/hora lleva consumidos… pero poco más. Evidentemente, el sistema cuenta con ventajas, bien defendidas por las empresas eléctricas. Lo que asegura la Fundación Renovables es que los aparatos tienen un potencial enorme que no está siendo aprovechado en pro del ciudadano y del planeta.
Los contadores analógicos no miden el consumo del cliente por tramos horarios. Solo se pueden hacer estimaciones. Los contadores inteligentes sí tienen esa función. Muchas comercializadoras tienen disponibles una sección en su web en la que cada cliente puede comprobar cuándo ha consumido y qué le ha costado ese consumo… pero a posteriori, lo que es un avance pero, a juicio de la organización, se queda corto. La Fundación propone un cambio legal, impulsado por la cartera de Nadal, para que, igual que esos contadores se comunican con las empresas telemáticamente, lo hagan con el usuario y que pueda comprobar, como si fuera un juego, cuánto consume la lavadora, el lavavajillas o el televisor a determinadas horas. Con una conexión con el smartphone y sin intermediación de ningún tipo entre la instalación y el consumidor.
"Lo tenemos todo domotizado, pero luego somos analfabetos y analógicos en el tema de la electricidad. Dicen que hay que darle poder al consumidor, pero si consumes y no sabes qué es lo que estás consumiendo, ¿qué clase de poder es ese?", reivindica el presidente de la Fundación Renovables, Fernando Ferrando. "Es inadmisible que la distribuidora pueda conocer todos los datos sobre la energía consumida en nuestra vivienda (con lo que ello supone) y que, sin embargo, el consumidor no pueda optimizar sus decisiones por no tener acceso a ese contador por el que además paga", insiste la organización.
La Fundación Renovables se basa en la Recomendación 2012/148/UE de la Comisión Europea, que asegura que "todo sistema de contador inteligente de electricidad debería ofrecer al menos todas las siguientes funcionalidades al cliente: proporcionar lecturas directamente al cliente y a cualquier tercero designado por el consumidor". Además, en la propuesta del mismo Ejecutivo comunitario sobre el mercado interior de la electricidad, insiste la organización, se puede leer que la información de los contadores deberá ser "fácilmente accesible para los clientes finales sin costes adicionales y en tiempo cuasireal". El concepto de "tiempo real" como condición sine qua non de estos aparatos se repite en otros textos legales de la UE, como la Directiva 2006/32/CE, de eficiencia energética, que fue sustituida posteriormente por la 2012/27/UE y que, al ser transpuesta al ordenamiento jurídico español, no incluye ni una sola mención a los contadores, pese a que la norma comunitaria le dedica dos artículos. Europa lo exige y España lo obvia.
El debate PVPC vs. mercado libre
Se trata de poder "gestionar la propia demanda", afirma Ferrando: "Lo que no se conoce no se puede resolver". Conocer de primera mano y en tiempo real el consumo tendría ventajas para el consumidor en todos los modos que tiene para pagar por su electricidad. Son dos: el llamado mercado libre, en el que la comercializadora pone el precio por el Kw/h que estima oportuno, y el Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC), en el que el cliente paga un precio distinto cada hora, establecido por el Gobierno según el precio de la electricidad que se marque en el mercado eléctrico, y que depende directamente de si a esa hora hay una mayor o menor proporción de renovables (más baratas) en el mix, entre otros motivos. Este último modo está reservado, como bien indica su nombre, para las instalaciones de menos de 10 kilovatios de potencia contratada. Es necesario contar con un contador inteligente para pasarse al PVPC, un sistema no exento de polémica. A pesar de que a principios de 2017 las condiciones climáticas –entre otros motivos- hicieron que el precio a pagar para los abonados a este sistema subiera hasta cuotas nunca vistas, en 2016 la CNMC estimó que el PVPC había sido la opción más económica con un 5% de diferencia sobre otras ofertas.
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Esta semana, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha hecho público un informe en el que carga contra las eléctricas por la manera de vender al usuario las distintas opciones con las que cuenta en su instalación eléctrica: el PVPC, regulado, o el mercado libre. Según Competencia, algunas comercializadoras utilizan expresiones negativas para hacer decantar al consumidor por el segundo sistema, en vez de por el primero. Lo ha comprobado fingiendo ser un cliente que llama a un servicio de atención. Aunque el regulador haya asegurado que iniciará actuaciones para evitar que se propague información engañosa o sesgada por estos canales, la tendenciosidad parece lógica: con el mercado libre, la eléctrica pone el precio que quiere, y con las tarifas reguladas no.
No hace falta, en todo caso, llamar a ningún teléfono para comprobar qué es lo que prefieren estas grandes compañías. Con un vistazo a la web de Endesa es suficiente, donde insisten en la inestabilidad del mercado regulado y la "tranquilidad" del mercado libre. "Igual que sabes cuánto vas a pagar por cada minuto de llamada, tienes la tranquilidad de saber cuánto te va a costar cada kWh que consumas. Ese va a ser el precio, sople más o menos viento, llueva más o menos, haga frío o calor". No mencionan las estimaciones de Competencia en la que aseguran que el PVPC había sido durante todo 2016 la opción más barata.
En su nota, Fundación Renovables carga, también, contra la opción de las comercializadoras del mercado libre de ofrecer tarifas con un precio más o menos barato según la franja del día en la que se consuma, lo que, según la organización, no fomenta la eficiencia energética sino todo lo contrario: consumir más. A pesar de que se venda como lo primero. "¿Te imaginas que en una asociación de Alcohólicos Anónimos se fomentara una happy hour?", ejemplifica Ferrando. La organización dice que "estas ofertas ocultan el sobre coste que afrontarán los consumidores fuera de esas franjas horarias", lo que no es cierto: volviendo al ejemplo de Endesa, sus tarifas indican claramente qué va a costar el kw/h en cada hora del día.