'Criptopreferentes', la nueva estafa en el mercado digital con promesas de dinero fácil

En un mundo tan reciente como el de las criptomonedas, las cosas no carecen de nombre, pero sí tienen una jerga propia que para muchos es aún desconocida. Y como las reglas de este mercado son nuevas, las formas de delinquir también. Pig butchering (traducido por matanza de cerdos), Rug pull (tirar de la alfombra), Crypto Drainer (que sería algo así como sisar criptomonedas) o High-yield investment (inversiones de alto rendimiento), son las formas en las que se roba la cartera en estos mundos digitales. De hecho, se calcula que el año pasado se estafaron en el mundo alrededor de 9.900 millones de dólares en activos digitales y se estima que esta cifra aumente hasta 12.400 millones a medida que se continúan analizando las actividades delictivas, según un estudio de la plataforma de inversión Chainalysis.
Una inversión de alto rendimiento es lo que le ofrecieron a Paco (nombre ficticio). Tras un contacto por correo electrónico en el que le ofrecían una inversión con una rentabilidad altísima, contestó por email pidiendo información. Le respondieron, le dieron una persona de contacto que siempre respondía al teléfono, una aplicación móvil donde veía la evolución de su dinero y movió 20.000 euros de su cuenta a una plataforma. Tras unos meses de alta rentabilidad, intentó retirar la inversión, pero el dinero nunca volvió. El cebo eran unos beneficios muy por encima de los que le daría cualquier banco y un entramado de personas que parecían inversores expertos. También una aplicación móvil intuitiva y unas explicaciones simples y convincentes sobre cómo opera un mercado que, en realidad, es muy complicado incluso para los expertos.
El ámbito de las monedas virtuales y los consumidores que atrae han ido cambiando. Alrededor de 4,4 millones de españoles –11,2% del total— han invertido o invierten en criptomonedas, según un informe elaborado en 2023 por el Ministerio de Consumo y la Asociación Usuarios Financieros (Asufin). Y cuanto más se amplía el mercado, más se estira hacia usuarios con menos formación financiera. De hecho, un trabajo de Funcas apunta que las personas con mayor educación financiera tienen menos probabilidad de tener criptomonedas porque no sufren “un exceso de confianza en sus habilidades financieras”, explica el documento. De hecho, en una encuesta realizada entre más de 2.000 personas, el think tank concluye que la mayor proporción de inversores se encuentra en el grupo sin estudios (un 14,1%), cae entre quienes tienen estudios primarios, secundarios y universitarios, y repunta hasta el 7,8% entre quienes tienen posgrado o doctorado.
La percepción irreal de seguridad viene de las expectativas. “Mueve mucho dinero y eso ha hecho que se implante la idea del pelotazo, de ganar dinero fácil”, explica Patricia Suárez, presidenta de la Asociación Usuarios Financieros. “En un primer momento, tuvo un componente más ideológico, de estar fuera del sistema, con mucho seguimiento en jóvenes varones que estaban descontentos y buscaban ese componente alternativo”, concluye.
Sin embargo, ese perfil ha ido variando a medida que el mercado cripto se iba aproximando más a la regulación. En Europa está en vigor el reglamento MiCA (Markets in Crypto Assets, por sus siglas en inglés). Una normativa que se puso en marcha en diciembre de 2024 y que pretende poner orden en la emisión de monedas virtuales, obligando a las plataformas a operar con licencias de un regulador oficial, como la Comisión Nacional del Mercado de Valores en el caso de España y exigiendo formación y transparencia a los agentes financieros.
Y en este terreno de regulación en ciernes empiezan a entrar otros actores, inversores que pueden manejarse en los productos clásicos de bolsa o fondos y que se sienten confiados. “Hay gente que lee, que ve videos y se siente superinformada, pero no cuestiona que eso pueda ser falso. Cuando les informas de los riesgos no te creen”, concluye Suárez.
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Jubilado y con formación, el caso de Paco recuerda más a la estafa de las participaciones preferentes que se llevó los ahorros de miles de personas con promesas de rentabilidad y, en muchos casos, abuso de confianza. En otros casos, las transacciones no se hacen de golpe. Primero se pide una pequeña cantidad, los estafadores se ganan la confianza de los inversores para que las cuantías aumenten poco a poco. Se llama pig butchering, matanza de cerdo en inglés, porque la práctica alude a engordar un cerdo antes de sacrificarlo. La idea es “cebar” a la víctima hasta que, alcanzado un volumen de dinero determinado, el estafador desaparece y el dinero se esfuma.
Puede parecer un cebo muy elemental, pero este tipo de robos suponen el 33% del total y atrapan a miles de personas en todo el mundo, según detalla el informe de la plataforma de inversión. Su impacto ha aumentado un 210% y pone el foco en personas vulnerables que pueden necesitar ingresos rápidos, explican desde Chainalysis. De ahí que se haga con pequeñas cantidades bajo la promesa de una rentabilidad a corto plazo.
La victoria de Donald Trump y la promoción de Elon Musk en la red social X, también está empujando la confianza en los activos digitales, explica la presidenta de Asufin. Desde el sector, Javier García de la Torre, director de la plataforma Binance, señala que dar “formación y herramientas de prevención a los usuarios” es la mejor manera de evitar estas estafas porque una vez se ha movido el dinero la situación es más complicada. “Rastrear los fondos una vez realizada una transacción puede ser complicado”, explica. Las recomendaciones van desde lo más básico (no pinchar en enlaces sospechosos ni dar credenciales por teléfono), hasta implementar aplicaciones que hagan posible verificar que realmente te estás comunicando con una plataforma de inversión legal. En definitiva, medidas de seguridad tecnológicas, para nuevos ladrones tecnológicos.