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La salida de la crisis

Los datos del propio Gobierno pronostican un prolongado estancamiento de la economía

El ministro de Economía, Luis de Guindos, y el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, durante el pleno del Congreso este martes.

La realidad es tozuda. Las previsiones enviadas por el propio Gobierno a Bruselas muestran que, al final del túnel, hay un pantano. Por eso, para ser optimista, el Ejecutivo, con Cristóbal Montoro a la cabeza, ha decidido seleccionar datos.

"Sería muy negativo que algún grupo negara que el año que viene habrá recuperación. Sobra este tipo de debate", sostuvo el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en el Congreso. A su parecer, el debate debe centrarse en cuánto va a crecer el país el próximo año y en si las cuentas que ha planteado el Ejecutivo son "útiles y sirven" a dicha recuperación.

En suma: para ayudar al país, lo mejor es expurgar los datos y utilizar sólo los positivos: a ser posible, Bolsa (en máximos), tipos (en mínimos) y exportaciones (creciendo a buen ritmo por la caída de los salarios). Pura coyuntura. La salida de la recesión tras nueve trimestres (0,1% de crecimiento en el tercer trimestre)  y la inversión de Bill Gates en FCC dan color a un panorama que sigue siendo sombrío.

En realidad, el debate al que reta Montoro no invita al optimismo. El proyecto de Presupuestos para 2014 insiste en la austeridad y prevé un crecimiento de la economía del 0,7%. Según el Gobierno, el porcentaje, por primera vez en la historia económica reciente, será suficiente para crear empleo neto. Lo hará, según explicó el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, hacia el segundo trimestre del año.

No se creará empleo

Pero una opinión extendida entre los economistas considera que ese crecimiento no se traducirá en creación significativa de puestos de trabajo. Será sólo el porcentaje escaso de una economía estancada y renqueante. Para no perder perspectiva, basta acudir a la tasa de paro que recoge el proyecto de Presupuestos de 2014: 25,9% de la población activa, prácticamente la misma que en 2013.

Serán siete décimas menos, que el propio Gobierno atribuye a la mayor flexibilidad laboral y al aumento de los contratos a tiempo parcial, por un lado y al descenso de la población activa, por otro.

Tres apartados de las cuentas del Estado de 2014 recogen con crudeza la situación del país: deuda, que llegará dos años antes de lo previsto al 100% del producto interior bruto (99,8%) y superará el billón de euros; pensiones, que crecerán el mínimo previsto, un 0,25% y perderán capacidad de compra (1,25%) y desempleo, cuya partida, en un ejercicio en el que la tasa de paro apenas se mueve (se situará en el 25,9%) crece un 10,2%.

Sin justificación

El Plan de Estabilidad presentado por el Gobierno ante Bruselas, con sus cálculos sobre la evolución de la economía hasta 2016 dejan claro que la recuperación, en todo caso, no llegará hasta 2015. Para 2015 y 2016, eleva el crecimiento al 1,2% y al 1,7% respectivamente. Pero sin justificar las razones por las que han mejorado las perspectivas. Comunidades y ayuntamientos deberán ajustar sus cuentas en 17.500 millones entre 2014 y 2015. Todo un panorama.

Mónica Melle, profesora de Economía de la Universidad Complutense y miembro de Economistas Fente a la Crisis, destaca que en los próximos cinco años, el crecimiento medio anual del PIB del país será de tan sólo el 1,33% (Bloomberg con proyecciones de Eurostat y del Fondo Monetario Internacional). Con ese crecimiento, el optimismo de Montoro queda muy empañado.

Lo que lleva a la otra gran pregunta que plantea Montoro: las cuentas de 2014 ¿son las de la recuperación? La respuesta no puede ser afirmativa. Aunque el Gobierno destaca una y otra vez la fortaleza de las exportaciones, no en vano buena parte de la materia gris del equipo económico está formada por técnicos comerciales del Estado, lo fundamental para determinar la salud económica del país es el consumo interno. Las exportaciones son importantes, pero representan un tercio de la economía (PIB).

Están apoyándose y jugando con la estadística, de la que extraen datos positivos coyunturales aprovechando el impacto de la subida del IVA el pasado añosubida del IVA”,sostiene el economista y profesor Juan Laborda. “Pero confunden mercado con economía real. A mi juicio, estamos en una situación que recuerda las burbujas de 1998-2000 y 2000-2007 y mi apuesta va por un pinchazo de los mercados”.

No hay ninguna medida en los Presupuestos para animar el consumo y acercar el círculo virtuoso: más consumo, más gasto de los hogares, más empleo, más recaudación, etc. Quizá por ello, conviene hacer lo contrario que el ministro de Hacienda y contener la euforia.

La capacidad de compra de las familias merma, las pensiones verán reducida su capacidad de compra, los impuestos se mantendrán en lo alto (pese a las promesas, se mantiene la subida del IRPF y el IBI) y los salarios seguirán bajando para contribuir la ganancia de competitividad de la que alardea el Ejecutivo.

Viejos debates

Para compensar el conjunto de elementos negativos, el Gobierno (Montoro) aboga por olvidar “viejos debates” en torno a los salarios y su revalorización. Montoro es partidario de mirar la botella medio llena mejor que la botella entera y sostiene que la moderación de los precios (IPC) contribuirá a mejorar la capacidad de compra de los trabajadores.

Lo cierto es que hace mucha falta esa mejora porque el comercio se ha desplomado. Las ventas minoristas suman 38 meses en negativo, con tasas negativas interanuales cercanas al 5%. El efecto es demoledor y grandes superficies como El Corte Inglés, apoyada por el Banco Santander, lo han notado de forma dolorosa.

Si se observa el gráfico de ventas minoristas en España que recoge la amplia base de datos de la Reserva Federal de St Louis (EEUU) se observa fácilmente el impacto que la austeridad está produciendo en el consumo.

Pero, ¿qué sucede con una parte fundamental del sistema económico como es la banca? La respuesta la avanzó recientemente el economista y presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI) Emilio Ontiveros: “El elevado endeudamiento de familias y empresas limitará no sólo la intensidad del gasto en consumo e inversión, sino la normalización de la actividad del sistema bancario”.

No hay crédito

En resumen, será difícil que el crédito fluya con normalidad y es algo vital para la recuperación y la actividad de las pymes, que soportan tres cuartas partes del empleo. De ese peligro ha alertado el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el informe Statement on the Fourth Financial Sector Monitoring Mission to Spain.Statement on the Fourth Financial Sector Monitoring Mission to Spain

La causa está en que los bancos van a estar más centrados en proteger su solvencia y reducir riesgos que en prestar. La tasa de morosidad bancaria, que en buena parte recoge los efectos del desplome de años atrás, alcanza ya el 12%, la cifra más alta desde que hay registros, con la vivienda (tasa del 6%) en niveles nunca imaginados.

"La morosidad en España va retrasada en las estadísticas. Las ejecuciones y los embargos que estamos viendo ahora son consecuencia de los empleos perdidos en 2010 y 2011", explicó el economista y profesor de ICADE José Carlos Díez en una conferencia magistral en la Universidad de Alcalá.

Los datos del Banco de España muestran que el endeudamiento alcanzó en el segundo trimestre de este año un histórico 323,5% del producto interior bruto (PIB). O lo que es lo mismo, asciende ya a 3,30 billones de euros. El aumento, que es espectacular (en 2007 la deuda total era del 256%), se debe al sector público.

Pesan las obligaciones para atender el desempleo y el pago de intereses de la deuda.Hasta tal punto llega ese peso que economistas como Díez, han alertado de que "España sufre una crisis de deuda muy compleja que no está aún resuelta” y que puede acabar en impago. La pregunta clave es si con un 0,7% de crecimiento en 2014 se puede hacer frente a los compromisos de una deuda que, sólo en intereses, obligará a desembolsar 36.590 millones de euros.

Para la banca, el panorama aún no se despeja. A pesar de la mejora de resultados debido a las menores provisiones, la morosidad está en niveles récord (12%) y puede empeorar si se cumplen las previsiones del FMI.

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El responsable de Asuntos Monetarios del Fondo, José Viñals, ha advertido de que "cerca del 50% de la deuda en Portugal, el 40% en España, y el 30% en Italia está en manos de empresas [...] que serían incapaces de hacer frente a sus deudas a medio plazo a menos que hagan ajustes”.

Con el consumo agostado, el crédito paralizado y los impuestos altos, pero poco efectivos en términos de recaudación, el centro de gravedad de las cuentas de 2014 descansa en que tire la demanda del resto del mundo. Porque la inversión pública, la levadura del PIB, no actuará. En 2013, la inversión pública se redujo un 15% y se situó en 5.200 millones, una cifra que no aumentará en 2014.

En cinco años, de 2007 a 2012, el gasto en obra pública se ha reducido un 57,4% y el pasado año solo representó sólo un 1,7% del PIB cuando cuatro años antes representaba el 2,7%. Al final del túnel, un pantano.

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