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¿Debe la banca española repartir dividendos? Es la más insolvente de Europa y sus beneficios son ficticios

Luis de Guindos y Christine Lagarde, vicepresidente y presidenta del BCE.
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En el mundo financiero español hay actores que se tiran de los pelos. Primero fue el baile de las fusiones, cacareadas por todo el espectro mediático (en ocasiones con un seguidismo desaforado), cuando las dos operaciones en marcha (Caixabank y Bankia por un lado, Unicaja y Liberbank por otro) solo conducen a una mayor concentración bancaria que acerca a España a países como Grecia o Malta y la aleja de la banca italiana, británica, francesa o alemana. Una de las fusiones -en realidad absorciones-, la del BBVA con Sabadell, no salió adelante por las dudas del primero sobre el valor real de la segunda entidad y a la tremenda exposición de la banca catalana a empresas y pymes.

El segundo asalto del lobby bancario español tiene que ver con el reparto de los dividendos, que el Banco Central Europeo espera que no se distribuyan entre los accionistas hasta septiembre de 2021 exceptuando a las firmas más solventes, que podrán hacerlo con muchas condiciones. La recomendación del BCE nació en los primeros compases de la pandemia, en marzo pasado, y siempre ha encontrado críticas en el sector en España. 

"Si un banco está dando crédito y tiene una buena situación de balance, ¿por qué tiene que cancelar su dividendo?", se preguntaba José María Roldán, presidente del lobby bancario AEB en junio en el Congreso de los Diputados. "Esas recomendaciones generalizas ayudan a las entidades peores y perjudican a las mejores". Los defensores del dividendo han estrujado los argumentos hasta exasperar a muchas fuentes consultadas. Una de las declaraciones más chocantes ha sido la de Ana Patricia Botín, presidenta del Banco Santander, que respaldaba recientemente la distribución de ganancias porque eso ayudaría a "empresas y familias". "No pagar o recortar dividendo refleja debilidad y, a la larga, puede traer problemas a una cartera", ha llegado a escribir el director de un periódico. 

Pero esta misma semana llegaba un jarro de agua fría: la banca española es la más insolvente de Europa según la Autoridad Bancaria Europea (EBA), dirigida por el español José Manuel Campa. La solvencia del sector en España ha crecido hasta el 11,8%, apenas tres décimas más que en marzo. En junio la misma institución afirmó que la banca nacional era la que afrontaba la crisis sanitaria y económica con el capital más bajo de Europa

Habla un alto ex directivo de un gran banco español: "Somos los bancos europeos con peores ratios y cifras de capital. El capital debería por supuesto aumentar y para ello nada de repartir dividendos", declara. "El último informe de la EBA va en esta dirección. Además, el veto iría en la línea de mitigar problemas de solvencia en el futuro".

Pero no es solo la solvencia de las entidades. Hay más indicadores. 

Según la definición básica del término, que figura en la web de Andbank, "el dividendo es la parte de los beneficios de la empresa que se entrega a sus accionistas en concepto de retribución al inversor". "Dentro de los dividendos hay que distinguir dos tipos: los ordinarios y los extraordinarios. Los ordinarios hacen referencia al reparto de dividendo correspondiente al beneficios de un ejercicio, mientras que los extraordinarios no presentan relación con las cuentas del ejercicio, sino porque se ha producido algún acontecimiento extraordinario.

El Patrimonio neto cae

Ahora los datos del tercer trimestre de los cinco grandes bancos: el beneficio neto de Bankia cayó a 30 de septiembre un 68,8% hasta los 180 millones; los del Sabadell se precipitaron un 75% hasta los 203 millones de euros; Santander perdió 9.048 millones hasta septiembre, pero obtuvo un beneficio de 1.750 millones en el tercer trimestre; y Caixabank declaró un beneficio de 726 millones, un 42,6% menos. Todas las comparativas son interanuales. El único suceso "extraordinario" fue la venta de la división bancaria del BBVA en Estados Unidos, lo que catapultó a esta entidad aunque declaró 15 millones de euros de pérdidas en el tercer trimestre. 

¿Son reales los beneficios? De acuerdo con el patrimonio neto declarado por cada una de estas entidades a 30 de septiembre de este año, no. El patrimonio neto es la diferencia entre el activo y el pasivo, y está compuesto de fondos propios (dinero aportado por los accionistas, reservas y beneficios generados). Una reducción del patrimonio neto prácticamente imposibilita la obtención de beneficios y, por ende, la distribución de dividendos

Ayudas públicas, beneficios privados

El patrimonio neto del Sabadell en el tercer trimestre pasó de 13.057 millones de euros en septiembre de 2019 a 12.718 millones ahora, una caída imperceptible -pero caída-; el del BBVA cayó de 54.925 millones a 48.522 millones en un año; el del Santander de 108.526 millones a 91.310 millones; el de Bankia de 13.335 millones a 13.038 millones; y el de Evo (Bankinter) creció muy poco: 4.847.253 millones en 2020 frente a 4.799.964 millones en el tercer trimestre del año pasado. Dos caídas abruptas (BBVA y Santander) y tres cifras casi inamovibles. Así lo establecen los estados intermedios consolidados de cada una de estas entidades remitidas a la CNMV. 

"En lo que va de año, Santander y BBVA según sus propias cuentas han perdido el 18% y el 10% de su patrimonio. Y ello sin aplicar las normas contables regulares", explica una fuente financiera en alusión a la flexibilidad que ha otorgado el BCE al sector en Europa. "Si unos pierden y otros no ganan, ¿entonces qué reparten?". Esta misma fuente denuncia el "maquillaje" en las cuentas consolidadas intermedias -como las del tercer trimestre-, realizada a través de las sociedades filiales de cada grupo bancario: "Las leyes mercantiles exigen que cada sociedad prepare su contabilidad y apruebe sus cuentas. Y las cuentas se elaboran agregando las de todas las sociedades y tras determinados ajustes, esencialmente eliminando las operaciones entre ellas". 

"La banca está en el ojo del huracán desde 2008 y vuelve a confirmar la máxima de que para pedir ayudas recurren al sector público y para distribuir beneficios se quedan en el lado privado", razona el economista, empresario y profesor Juan Laborda. "¿Cómo van a repartir dividendos cuando están siendo dopados? ¡Su situación patrimonial no lo permite!". 

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