Crisis en Iberia
Un ejecutivo defensor de los recortes y alineado con los británicos decidirá el futuro de Iberia
Enrique Dupuy de Lòmé, ex director financiero de Iberia (1990-2011) y consejero ejecutivo del holding IAG desde septiembre, se ha convertido en pieza clave para el futuro de Iberia tras el anuncio de que el presidente de la aerolínea española, Antonio Vázquez Romero, dejará el cargo en enero de 2014 para disfrutar de un puesto tan bien remunerado como exento de contenido: presidente no ejecutivo de IAG.
Los dos hombres fuertes de IAG, su consejero delegado, Willie Walsh y su mano derecha, el español Dupuy, mantuvieron ayer en Madrid una reunión con la dirección de Iberia, según fuentes internas de la compañía. El presidente saliente, por su parte, mantuvo un encuentro con los sindicatos.
Fuentes sindicales y empresariales relacionadas con la compañía española creen que para el futuro de Iberia, Dupuy será clave. El ejecutivo, que recibió duras críticas de los sindicatos por su gestión de compras de combustible en Iberia, es un hombre de plena confianza del consejero delegado de IAT, Wlllie Walsh. Desde 2011, cuando fue llamado a Londres para dirigir las finanzas del grupo, su historia es la de un continuo ascenso.
En el reparto de poder pactado en IAG por la fusión Iberia-British Airways, el nombramiento como consejero de Dupuy, a instancias de la parte británica, anticipaba que el suelo se movía bajo los pies de Vázquez. Sus apoyos menguaban mientras la parte británica reforzaba posiciones.
En marzo, la sustitución del dimitido consejero delegado de Iberia, Rafael Sánchez-Lozano por Luis Gallego (actual consejero delegado de Iberia y próximo presidente de la compañía), ya había cuarteado las posiciones de Vázquez en gran medida. El ascenso de Dupuy y la salida del consejo del holding IAG de Gallego para ocupar la presidencia de Iberia, deja a la parte española con poder menguado. Sin participación en el capital (SEPI sólo controla un 2,7%) la parte española apenas si tiene mecanismos para la defensa de sus intereses.
Sin peso en el proyecto
Manuel Atienza (UGT-Iberia) puntualiza al respecto que la falta de peso de la parte española "no es una novedad". La razón: nunca hicieron valer ese peso. Sobre la salida de Vázquez de Iberia, Atienza también es claro: desde su punto de vista, cambia muy poco. Para el sindicalista, además, Dupuy y sus ideas de ajuste no son una sorpresa. "Es (Dupuy) como cualquier otro financiero, ni más ni menos" sostiene.
Dupuy, señalan otras fuentes sindicales, está considerado un duro. Un partidario de los ajustes que se ha ganado el puesto eligiendo bando en la pugna entre españoles y británicos. El pulso, más o menos soterrado, se saldó, entre otros hechos, con dimisiones (José Manuel Fernanádez Norniella o Sánchez-Lozano) y gestos simbólicos, como la salida del ex ministro de UCD José Pedro Pérez Llorca del comité de auditoría de IAG, aunque no del bien remunerado consejo.
Vázquez ha protagonizado la etapa más agitada en la historia de Iberia, con fuertes ajustes de plantilla (3.800 empleados, el 19% de los empleados), una gran conflictividad y una enorme pérdida de peso. El cordobés ha sido el cartel de los sacrificios. En Iberia creen que Dupuy representará una nueva etapa. Pero esa etapa estará marcada también por los ajustes.
Ante esa posibilidad, fuentes cercanas al sindicato de pilotos SEPLA, que negocia con la compañía la productividad y los costes del colectivo en Iberia y filiales, advierten: "Si se torpedea la negociación desde Londres, será un desastre para Iberia". Destinatarios del mensaje: Walsh y Dupuy, los dos ejecutivos del consejo de IAG.
Para sostener la idea de que Londres prepara más ajustes, fuentes conocedoras de la situación de la aerolínea española explican que basta comparar la caída de negocio de Iberia con el porcentaje de recorte de plantilla aplicado. La caída, señalan, duplica el recorte de personal y no dudan que el tándem Walsh-Dupuy pretende acercar los porcentajes.
Malestar del Gobierno
La salida de Vázquez de Iberia, en plena negociación de los planes de productividad con los sindicatos y con los pilotos del SEPLA, tiene lugar, además, cuando el malestar del Gobierno por la marcha de la que fue compañía de bandera española no se disimula.
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Hace poco más de un mes, el ministro de Industria, José Manuel Soria, declaró que la fusión de Iberia con British Airways en IAG "no ha sido buena" para Iberia, que ha perdido ingresos y frecuencias. El ministro se explayó: mientras que British Airways ha aumentado ingresos y frecuencias, en Iberia ha ocurrido lo contrario, explicó. Han bajado ingresos y vuelos.
Soria añadió, no obstante ,que aunque el Gobierno es consciente de esa situación no puede hacer nada porque es una empresa privada y no hay herramientas para presionar o decir al consejo de IAG lo que tiene que hacer.
Las declaraciones del ministro no sentaron bien en Iberia. Fuentes de la compañía subrayaron que la caída de tráfico y pasajeros en España no sólo ha afectado a Madrid o a El Prat, poniendo en el punto de mira a Iberia.