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Transición energética

El éxito de la última subasta renovable apuntala la bajada de la factura de la luz y el principio del fin del oligopolio

Planta de energía fotovoltaica de Iberdrola.
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Todos los especialistas consultados coinciden. "Éxito", "una gran noticia para el país", "uno de los grandes hitos del cambio de modelo"... El Ministerio para la Transición Ecológica, comandado por Teresa Ribera, se ha apuntado un tanto con la última subasta de energías renovables, cuyos resultados se conocieron este martes. Es muy difícil poner contentos a todos los actores del sector de la energía, pero el Gobierno lo ha conseguido: pequeñas, medianas y grandes empresas, opinadores a favor o en contra de la reforma eléctrica... y consumidores. Sin duda, ayudado por el viento de cara del que disfruta el sector.

Mediante las subastas, el Ejecutivo reparte entre las compañías interesadas la potencia de generación eléctrica que quiere sumar al mercado. En la de este mes solo entraba en juego la energía renovable, con una característica incluida por primera vez en la historia: los productores recibirán un precio fijo durante los próximos 12 años. El resultado se notará en la acción climática española y en la factura de la luz, al menos directamente de los usuarios sujetos al mercado regulado: se han adjudicado 3.034 MW a un precio ponderado de 24,47 euros por MWh para la fotovoltaica y de 25,31 euros/MWh para la eólica. Se trata de un precio un 43% inferior a lo que cobrarían de media a largo plazo fuera de la subasta y casi la mitad de lo que cobraron de media en 2019. Las empresas aceptan menos dinero por la electricidad, a cambio de saber a medio y largo plazo qué es lo que van a recibir. El recibo del usuario final, por lo tanto, bajará aún más de lo que ya iba a bajar por la entrada masiva en el juego de las renovables, una tecnología mucho más barata que la de sus competidores fósiles. Todos contentos. 32 agentes han recibido adjudicaciones, una diversidad también celebrada: Iberdrola, Naturgy, Endesa, Repsol... ya no son los únicos actores que marcan el destino de la transición energética. Aunque aún faltan varios pasos clave para descentralizar el mix y marcar el principio del fin, si es que algún día llega, del oligopolio.

Ha habido un indiscutible ganador: Capital Energy se ha llevado 620 MW de los 3.034 MW ofertados. No forma parte del conglomerado clásico de la energía española, pero todo queda en familia: su propietario es Jesús Martín Buezas, exyerno del conocido empresario Florentino Pérez. La compañía, centrada en la producción limpia y que en los últimos meses ha dado el salto a la comercialización, lleva desde 2002 trabajándose una cartera destacable de energías renovables y ahora está preparada para mirar a la cara a las Iberdrolas de turno. La energética liderada por José Ignacio Sánchez Galán, de hecho, ha quedado cuarta, con 243 MW de fotovoltaica, por detrás de las –aún– desconocidas por el público X-Elio y Elawan. Siguen a Iberdrola Naturgy, Solaria, Garnacha, EDPR, Greenalia, Ignis, Acciona, Hanwha, Engie, Akuo y Endesa. Muchas de estas empresas son de capital extranjero: por ejemplo, la pública China Three Gorges adquirió en agosto de 2020 500 MW de plantas fotovoltaicas a X-Elio, la segunda en la subasta. Y Elawan, la tercera, fue vendida el pasado día de Nochebuena al grupo japonés Orix. Muchos inversores ven a España, tras el fracasado experimento de la legislatura de Zapatero que hundió el Gobierno de Rajoy, como la meca de las energías renovables. Esta vez sí. 

El primer éxito de la subasta renovable es evidente: cuantas más renovables, menos gases de efecto invernadero emitirá el sistema energético español: lo que, además de contribuir a la solución de un problema global, mejorará la posición del Gobierno en las negociaciones. Nosotros hemos hecho nuestra parte, ahora os toca a vosotros. Transición Ecológica, de hecho, ha celebrado que la subasta "facilita la acción climática". "Alinear la acción frente a la emergencia climática con el proceso de reactivación económica es el mejor en términos sociales y económicos, ya que nos permite construir un nuevo modelo de prosperidad inclusivo, equitativo y respetuoso con los límites del planeta", declaró este martes Teresa Ribera. 

Pero para muchos, el cambio climático queda muy lejos y la necesidad de pagar las facturas está muy cerca. También han recibido buenas noticias. Como ya explicamos aquí, cuantas más renovables generen electricidad en el país, más barato será el recibo de la luz. Salvando momentos excepcionales, como los escasos días en los que en la Península ni corre el viento ni brilla el sol, o las subidas puntuales del precio del gas, el precio lleva a la baja unos años y seguirá con esa tendencia. Pero además, el hecho de que 32 empresas hayan pactado cobrar durante 12 años la mitad de lo que se recibió de media en 2019 reducirá la cuantía mensual que tienen que abonar los sujetos al mercado regulado. Transición Ecológica calcula un ahorro de cinco euros al año. Solo por esta subasta, que no será, ni mucho menos, la última. Y sin contar el efecto de toda la potencia renovable que se está instalando por su propia cuenta y riesgo, al margen de este mecanismo, y que ha llevado al país a batir récords durante 2020 de producción limpia de electricidad. 

Los expertos en el mercado eléctrico no ocultan su sorpresa y su satisfacción por el precio alcanzado por la subasta, la mitad del habitual. El analista Pedro Fresco asegura que le han llamado la atención los 25,31 euros/MWh que recibirán durante 12 años las nuevas instalaciones eólicas sujetas a este sistema. ¿Por qué han aceptado tan poco dinero? "Probablemente", aventura, "el mercado de la eólica está bajando de costes de forma permanente", por lo que seguirán obteniendo rentabilidad, más allá de las ventajas que ofrece saber a largo plazo lo que van a recibir por la electricidad. Con respecto a la fotovoltaica, "se había especulado mucho": una subasta similar realizada hace unas semanas en Portugal fijó el MW/h para esta tecnología a 12 euros. Demasiado bajo. "Estos son precios más realistas". Coincide el director de Próxima Energía Jorge Morales de Labra: "El español es un precio objetivamente bajo. Hay quien puede pensar que es más alto que el de Portugal, pero esa comparación hay que hacerla de igual a igual. Su sistema es distinto". Desde el punto de vista empresarial, el presidente de la patronal, la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) José Donoso, asegura que la subasta "ha sido un éxito". "Los actores se han comportado de forma racional. La mayor parte de las ofertas apuntan a que los precios han sido los correctos". 

Para Morales de Labra, la subasta supone "una gran noticia para el país y para los consumidores en particular. No es el único, pero es uno de los grandes hitos del cambio de modelo". El experto celebra la variedad de agentes, 32, que han obtenido adjudicaciones. El mercado eléctrico ya no es solo el ring de Iberdrola, Endesa, Naturgy y compañía. "Me ha sorprendido el número de adjudicatarios. Podía temerse un comportamiento desleal" de las empresas si solo unas pocas resultaban agraciadas, asegura. Si las empresas de siempre hubieran sido las únicas beneficiadas "podían tener la tentación de jugar con el resto de sus carteras" no renovables para subir el precio. "Con una gran dispersión no es probable este tipo de comportamientos". Coincide Fresco: "El mundo de las renovables va a tener más actores, porque las inversiones que se tienen que hacer son menores. No es como una central nuclear. Permiten una escalabilidad mayor para que entren actores pequeños".

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Sin embargo, no hay que llevarse a engaños. Pese a que no han sido las grandes beneficiadas de la subasta, las grandes energéticas siguen teniendo la sartén por el mango. Repsol, por ejemplo, se ha quedado fuera. Pero no es un gran problema. Prefieren instalar sus aerogeneradores y sus placas fotovoltaicas al margen de este sistema, renunciando a cobrar un precio fijo porque se pueden permitir la incertidumbre. Habrá días de mucho sol o fuerte viento en los que cobrarán menos que las empresas sujetas a esta última adjudicación. Pero si viene otra Filomena, sube el coste del gas natural y el MW/h se coloca de nuevo en los 100 euros, llenarán sus bolsillos. Los especialistas explican que toda vez que el modelo de esta última subasta ha demostrado ser un éxito, el siguiente paso es abrir la puerta a participantes aún más modestos. Capital Energy no es Endesa, pero sigue siendo una gran compañía. ¿Y si las pymes pudieran llevarse también un trozo de la tarta? "Nos gustaría que en el futuro se haga otra subasta para actores más pequeños, de menos de 10 MW", afirma Donoso. La tecnología renovable lo permite: no hace falta tener el dinero como para montar una presa, pueden beneficiarse instalaciones consistentes en unas cuantas placas solares para abastecer a un pueblo, por ejemplo. Así se democratiza la energía. 

"La normativa que ha puesto el Gobierno sobre la mesa lo permite", asegura Fresco, que también propone hacer subastas de tecnologías renovables aún en desarrollo, lo que permitiría incentivarlas para que jueguen un papel destacado en la transición: como la eólica offshore –con aerogeneradores sujetos al lecho marino–, la biomasa o la solar termoeléctrica. Morales de Labra coincide en la necesidad de que "el cambio de modelo energético no se puede basar solo en las grandes subastas", pero no está de acuerdo con la necesidad de subastas pequeñas: los proyectos más modestos pueden llegar a un acuerdo para, directamente, cobrar los precios fijos y a la baja que se alcanzaron en la jornada de ayer. 

El Gobierno puso límites a la especulación cuando cambió el sistema de las subastas renovables: las empresas con MW asignados ya no pueden simplemente vender sus derechos. Tienen que demostrar que, efectivamente, quieren construir nuevas instalaciones. Las fotovoltaicas deben estar totalmente finalizadas antes del 28 de febrero del 2023 y las eólicas antes del 29 de febrero de 2024. Mientras tanto, y al margen de este modelo, las grandes energéticas y otras compañías seguirán levantando placas solares y aerogeneradores en los próximos años. Con bastante prisa, para aprovecharse de los precios al alza que suponen distorsiones como las del pasado enero, que cada vez serán menos frecuentes. Y sabedoras de que, cuantas más renovables se introduzcan en el mix, menos beneficios van a obtener. Entre unos y otros, España va en muy buen camino para cumplir sus objetivos climáticos de cara a 2030. 

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