Los abusos de las empresas
Los presidentes de las empresas del ÍBEX ganan 207 veces el sueldo de sus trabajadores peor retribuidos
Los organismos internacionales destacan en sus informes y estadísticas cómo España se ha convertido en uno de los países con mayores niveles de desigualdad. Por resumirlo en tres cifras, el 10% de la población que menos gana ha perdido un 7,8% de sueldo entre 2007 y 2016, mientras que el 10% que más ingresa ha aumentado el suyo un 24,5%, tal y como revelan los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Además, el número de millonarios ha experimentado un alza del 60% desde 2008. Esa misma brecha queda al descubierto en las 35 mayores empresas del país, las que componen el ÍBEX, donde las diferencias salariales resultan ser un excelente espejo de la desigualdad general. Las grandes compañías pagan mejores salarios, pero el abismo salarial dentro de ellas es mucho mayor: no sólo porque sus primeros ejecutivos son algunos de los profesionales mejor retribuidos de España, sino porque, además, sus remuneraciones entre 2015 y 2016 han aumentado un 14,5% y, al tiempo, los sueldos medios de sus plantillas sólo han subido un 0,3%.
Según detalla Oxfam Intermón en su informe Diferencias abismales. El papel de las empresas del ÍBEX 35 en la desigualdad, mientras la cotización del conjunto de las compañías del selectivo bursátil cayó un 9% entre 2014 y 2016, las remuneraciones de sus primeros ejecutivos se dispararon un 36%. La ONG ha comparado las retribuciones de los presidentes y consejeros delegados, los altos directivos y los miembros del consejo de administración de las empresas del ÍBEX 35 con los sueldos medios y los sueldos más bajos de sus plantillas.
El resultado es que la remuneración media de un presidente o consejero delegado asciende a 4,2 millones de euros al año, lo que equivale a 112 veces el sueldo medio y a 207 veces el sueldo más bajo. O dicho de otro modo, un primer ejecutivo necesita sólo 3,3 días para cobrar lo que uno de sus trabajadores medios o, menos aún, únicamente siete horas para igualar lo que paga a uno de sus empleados de inferior categoría profesional. Además, la retribución de presidentes y consejeros delegados del ÍBEX ha crecido un 33,2% entre 2014 y 2016, pero el sueldo medio en esas empresas sólo ha mejorado un 4,4%.
Aunque entre estas grandes compañías también hay diferencias considerables. La inmobiliaria Merlin Properties es la que mayor sueldo medio declara, 282.477 euros (una cifra que se explica por los pocos empleados que tiene en plantilla y que además incluye los bonus pagados a directivos). Y los supermercados DIA, la que tiene el menor, 15.147 euros anuales. Meliá Hoteles –18.423 euros— e Inditex –18.548 euros— incluso pagan de media un 30% por debajo del sueldo medio nacional.
Si se comparan las remuneraciones de los altos directivos, éstas son 25 veces los sueldos medios y 47 veces los sueldos más bajos. En el caso de los consejeros, cobran 19 veces más que un trabajador medio y 35 veces más que un empleado de la categoría inferior.
Más mujeres, más sueldos bajos
Al situar la lupa empresa por empresa, el informe señala a Inditex, Ferrovial, Banco Popular y Banco Santander como las compañías con mayor desigualdad. Así, el primer ejecutivo del grupo textil gallego, Pablo Isla, ingresa 559 veces el sueldo medio en su empresa y 686 veces el sueldo más bajo. En el Banco Popular, su presidente cobró en 2016 nada menos que 1.252 veces el salario fijado en el convenio para un administrativo de nivel XI. En Ferrovial, quien más gana tiene una retribución 992 superior a la de quien menos cobra y 407 veces superior al sueldo medio en la empresa. Estas compañías repiten igualmente a la cabeza de la brecha entre consejeros y sueldos medios y mínimos, aunque también Arcelor, Amadeus e IAG Iberia lideran el ránking de desigualdad entre altos directivos y el resto de la plantilla.
Oxfam resalta el hecho de que dos de las empresas con salarios medios más bajos, Inditex y DIA, sean además las que mayor plantilla femenina poseen. El 76% de la compañía que dirige Pablo Isla son mujeres y el 65% de la que gestiona Ricardo Currás. Ésta es una segunda brecha, doblemente profunda. La compañía que más mujeres tiene en su cúpula directiva es Mediaset, y sólo alcanza el 34%. La que menos, Merlin Properties, con un exiguo 8%. Arcerlor, Inditex y Técnicas Reunidas ni siquiera informan a la CNMV y en sus cuentas anuales de si han situado a mujeres entre sus máximos ejecutivos.
Otra peculiaridad: las empresas menos desiguales del ÍBEX 35 son aquéllas que cuentan con participación pública: el primer ejecutivo de AENA –51% en manos del Estado– cobra sólo cinco veces lo que su trabajador medio, el de Bankia –67%–, 14 veces, y el de Red Eléctrica –20%–, 12 veces. Los sueldos de los gestores de las empresas públicas están limitados por ley desde 2012, al igual que los de los bancos y cajas rescatados por el Estado. Precisamente el expresidente de AENA José Manuel Vargas llegó a quejarse públicamente de que su sueldo –160.000 euros anuales, el doble de lo que cobra Mariano Rajoy– y el de sus directivos eran los más bajos del ÍBEX.
El informe añade un elemento más de desigualdad: las subcontratas. Según UGT, el 90% de las empresas españolas con una facturación superior a los 12 millones de euros externaliza servicios. Lo que supone que cada vez una parte mayor de su negocio corre a cargo de trabajadores con menores salarios y peores condiciones que la plantilla en nómina. En concreto, Oxfam resalta el auge de las empresas multiservicios desde la aprobación de la reforma laboral en 2012. En el ÍBEX, Meliá Hoteles, una de las que tienen menor salario medio, es la que más recurre a ellas para emplear a camareras de piso, que cobran un 40% por debajo del convenio del sector de hostelería. Su primer ejecutivo ingresa 126 veces el sueldo de una de estas camareras. También ACS y Acciona cuentan con sus propias empresas multiservicios.
“Vacaciones fiscales”
Oxfam defiende que una actuación empresarial responsable no sólo debería incluir una política salarial justa, sino también “un pago justo de impuestos”. Sin embargo, el impuesto de sociedades recauda ahora la mitad que en 2007. Mientras que entonces el impuesto que grava los beneficios de las empresas aportaba el 22% de los ingresos fiscales, y el IRPF, el IVA y los impuestos sociales, que pagan los hogares, era el responsable de otro 74%, la proporción en 2016 es del 12% y el 83%, respectivamente.
Al mismo tiempo, han aumentado de forma “desmesurada”, subraya el informe, los impuestos diferidos, los créditos fiscales, que la ONG equipara a unas “vacaciones fiscales” que las grandes empresas pueden “decidir cuándo aplicar”. De hecho, Hacienda ha pasado de reconocer a las grandes del ÍBEX unos beneficios fiscales futuros netos de 9.662 millones de euros en 2010 a 59.380 millones en 2016, seis veces más. La cifra, abunda el documento, equivale a ocho años de recaudación fiscal en el impuesto de sociedades. El 93% de esos créditos fiscales corresponde a los mayores bancos.
Tampoco considera Oxfam un comportamiento fiscalmente responsable el continuado recurso de las compañías del ÍBEX a los paraísos fiscales. Todas ellas, menos AENA, cuentan con alguna filial situada en estos territorios fiscalmente opacos: son 996 en 2016. Desde 2009 su número se ha cuadriplicado, a razón de 103 nuevas filiales al año, o lo que es lo mismo, las empresas del selectivo crean una nueva filial en un paraíso fiscal cada tres días.
Banco Santander es la que posee más subsidiarias en territorios offshore, 225. Le siguen ACS y Repsol, que este año han declarado su intención de liquidarlas de forma progresiva. El paraíso fiscal preferido es Delaware (EEUU), con casi la mitad de las filiales del ÍBEX, por delante de otros tres situados en territorio de la Unión Europea: Holanda, Irlanda y Luxemburgo.
Pasión por el dividendo
Mención destacada merecen, además, las retribuciones de las empresas a sus accionistas e inversores. Los beneficios de las grandes compañías sumaron 34.000 millones de euros en 2016, un 46% másun 46% más que el año anterior, pero ese crecimiento no se trasladó a los sueldos de sus plantillas que, como queda dicho, aumentaron sólo un 0,3%. Por el contrario, la mayor parte, 23.000 millones de euros, se repartió en forma de dividendos. Las que más pagaron a sus accionistas fueron Telefónica, Banco Santander y BBVA.
Según explica el informe, las empresas del ÍBEX 35 destinaron en 2015 el 98% de sus beneficios a dividendos. Es más, hubo tres compañías que repartieron dividendos superiores a sus ganancias. Acerinox casi tres veces más; Telefónica, 1,35 veces sus beneficios, y Técnicas Reunidas, 1,32 veces. Repsol distribuyó 1.064 millones de euros pese a que había terminado el año anterior con unas pérdidas de 1.227 millones. “Las empresas”, interpreta Oxfam, “tienden a remunerar a los accionistas en el corto plazo a costa de invertir en la propia empresa y en los salarios de sus trabajadores”. Su intención, añade, es aumentar la cotización bursátil, a la que están ligados muchos incentivos de los altos directivos. Y así aumenta aún más la brecha salarial con el resto de la plantilla.
El reparto de dividendos alcanza tal volumen que incluso supera el importe ingresado a Hacienda en concepto de impuesto de sociedades: una media de 2,7 veces. En 2015 Telefónica repartió un dividendo 24 veces mayor a la factura que pagó por el impuesto de sociedades. En 2014 fue 13,5 veces mayor. El dividendo del Banco Popular en 2015 multiplicó por 15,7 lo que abonó al fisco.
Banco Popular, el escándalo
Oxfam destaca en su informe el caso del Banco Popular, cuyo presidente, Ángel Ron, percibió en 2016 una retribución 1.800 veces el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y cuya cúpula fue la que más cobró del ÍBEX, 16,5 millones de euros, ese año. También fue la empresa que más aumentó la remuneración media de sus consejeros en 2016, triplicando la de 2015.
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Es más, la remuneración de Ron se multiplicó por 10 y la de los consejeros del banco por cuatro, mientras que el sueldo medio de la plantilla bajó un 1,6%. Estas subidas se aplicaron al mismo tiempo que el banco reducía sus beneficios, de 330 millones de euros en 2014 a 105 millones en 2015, para entrar en números rojos de 3.500 millones en 2016.
Sin embargo, recuerda el informe, en 2014 y 2015 aún repartía dividendos “en un intento de mantener el precio de la acción, en lugar de reinvertir el beneficio obtenido para capitalizar la entidad”: 147 millones de euros en 2014 y 129 millones en 2015 –1,2 veces el beneficio de ese ejercicio–. En cambio, ese año sólo pagó un 7% de sus beneficios en impuestos.
En noviembre de 2016 el Banco Popular ejecutó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que supuso el despido de 2.600 trabajadores. El pasado febrero cambió la cúpula directiva y en abril anunció la revisión de sus cuentas de 2016. Un mes más tarde abrió una ampliación de capital. En junio, la acción de la entidad se desplomaba en Bolsa, comenzó la fuga de los depósitos, el Banco Central Europeo (BCE) le negó la liquidez que los gestores del Popular le reclamaron y terminó vendiéndoselo al Banco Santander por el precio de un euro. Accionistas y bonistas arruinados han interpuesto decenas de demandas, mientras los trabajadores afrontan su segundo ERE en menos de un año.