Huelgas
Verano en pie de huelga: trabajadores de El Prat y Renfe lucharán este agosto por sus condiciones laborales
El aeropuerto de El Prat, en Barcelona, fue el escenario durante este fin de semana de más de un centenar de cancelaciones. ¿El motivo? La huelga de los trabajadores de tierra de Iberia. Durante el domingo, Vueling, British Airways y otras compañías anunciaron la anulación de 81 vuelos por la protesta laboral. Unas cancelaciones que se sumaron a las 62 registradas por el mismo motivo a lo largo de la jornada del sábado. En total, 143 vuelos anulados. Pero detrás de las dificultades que sufrieron muchos pasajeros que tenían un vuelo programado para este fin de semana hay condiciones laborales contra las que luchan estos trabajadores. La escasez de personal, la sobrecarga de trabajo, la falta de contratación estable, el abuso de horas extraordinarias, el incremento del estrés y la siniestralidad son algunas de ellas. Y algunas son compartidas, además, por otros cientos de trabajadores que este mes de agosto empiezan su propia lucha.
Se trata, en su mayoría, de empleados del sector del transporte, que eleva su actividad durante los meses de verano. Es ahora también cuando más se notarán las huelgas. Este miércoles serán los trabajadores de Renfe los que paren; el próximo 9 de agosto, los vigilantes de El Prat están llamados a una huelga indefinida; y los empleados que suministran combustible en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, llevan parando desde el pasado 15 de julio. Pero aún hay más. Las escenas que se vivieron en el aeropuerto barcelonés el pasado fin de semana podrían volver a repetirse. Según explica a infoLibre el representante de Unión Sindical Obrera (USO) en el comité de empresa, los trabajadores de tierra se han dado una semana de plazo para alcanzar un acuerdo con la compañía. De no ser así, volverán a parar. Y las perspectivas no son buenas. "Hay un bloqueo absoluto. La mediación acabó mal porque la empresa no ofrecía nada. Se escudan en que hay una negociación colectiva del convenio y que es ahí donde tenemos que reclamar, pero es mentira", denuncia. Por eso, añade, "si el viernes no hay acuerdo el comité de Barcelona se reunirá y decidirá qué hacer, pero las primeras huelgas serían en agosto".
Se avecina, por tanto, un mes duro. Tanto para quienes desean viajar como para quienes lucharán por sus derechos laborales. Pero podría haber sido peor. Los empleados del aeropuerto de Loiu, en Bilbao, desconvocaron hace una semana la protesta que iniciaron el pasado 1 de julio y que, según preveían, se iba a alargar hasta el mes de septiembre. Alcanzaron un acuerdo in extremis con su empresa, lo mismo que les ocurrió a los trabajadores de las perfumerías Douglas, que paralizaron la huelga que iban a comenzar el próximo 5 de agosto.
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Renfe: por la cobertura de las jubilaciones
"El motivo principal de la huelga son las tasas de reposición dadas por el Ministerio de Fomento y de Hacienda". Así resume José López Toledo, secretario de Comunicación de CGT y miembro del comité de empresa, las razones que llevan a los trabajadores de la compañía pública a convocar los paros. No piden un cambio demasiado radical a la empresa. En un primer momento, explica López, la compañía situó la tasa de reposición en el 100%, "pero vieron que no era suficiente para eliminar el problema de la gran falta de trabajadores", así que lo aumentaron al 105%. Los empleados solicitan algo más: que el porcentaje se eleve al 110%. Las razones están claras, cuenta López. Todos estos años la tasa de reposición no llegaba a cubrir ni por asomo las jubilaciones que sufría Renfe, por lo que el personal mermó demasiado. "La gente se jubila y seguimos externalizando servicios y no pudiendo atender el servicio público que tenemos encomendado como empresa", critica.
Pero la falta de personal provoca otros problemas. Según López, imposibilita el cumplimiento del Real Decreto 6/2018 que, en la búsqueda de la conciliación laboral, redujo la jornada laboral a 37 horas y media semanales. "Pero no se puede hacer porque no hay trabajadores", se queja.
No obstante, no son sólo los trabajadores los que sufren esa carencia de profesionales, continúa. Las pruebas palpables de la falta de personal, dice, "son los retrasos y las cancelaciones de trenes". "Hicimos un cálculo el año pasado y estaríamos hablando de que más de 15.000 trenes no pudieron salir por falta de maquinista", destaca. Y todo ello por no hablar, denuncia, de las externalizaciones y el mantenimiento. "En verano podemos ver claramente qué ocurre cuando no hay un buen mantenimiento: los aires acondicionados no están a punto porque nadie se encarga", critica.
La huelga contempla paros de cuatro horas el 31 de julio, el 14 y 30 de agosto y el 1 de septiembre, de 12.00 a 16.00 y de 20.00 a 24.00 horas. Y López no descarta que pueda ampliarse. "Nos hemos reunido y hay buena sintonía, pero eso se tiene que reflejar por escrito. Y todavía no tenemos nada", dice.
Estos paros se suman a los convocados por CCOO el pasado 15 de julio que provocaron la cancelación de 320 trenes. En aquella ocasión, el sindicato justificó la protesta porque, según denunciaron, la empresa había "incumplido" lo pactado respecto a las tres principales materias del nuevo convenio: "generar empleo, reducir la jornada y aumentar el sueldo".
Vigilantes de seguridad de El Prat: plus por carga de trabajo
Hace dos años, en el verano de 2017, la huelga indefinida de los vigilantes de seguridad del aeropuerto barcelonés de El Prat ocupó todos los titulares. Los trabajadores consiguieron bloquear el aeródromo y la imagen de las largas colas de pasajeros fue la tónica durante varios días seguidos. Una imagen, no obstante, que puede volver a repetirse a partir del 9 de agosto. Y es que lo que consiguieron en aquella ocasión no ha salido del papel, tal y como critica Fidel Gómez, representante de Alternativa Sindical en Barcelona y miembro del comité de empresa. La sobrecarga que denunciaban entonces la siguen sufriendo hoy, denuncia. "Según Aena, el año pasado pasaron 50 millones de pasajeros por el aeropuerto. Pero la plantilla no ha aumentado, todo lo contrario", se queja.
Tras la anterior convocatoria, los trabajadores acordaron con la empresa, Trablisa —una subcontrata privada de Aena encargada de la seguridad en El Prat—, que por cada filtro —es decir, cada arco y escáner de seguridad— hubiera seis empleados en temporada alta. Pero sigue habiendo cinco, denuncia Gómez. "Hay un incumplimiento grave por parte de Trablisa, pero es que encima Aena mira para otro lado, así que está permitiendo que se rían de los trabajadores", lamenta. Por tanto, únicamente piden que se cumpla lo pactado. Y que, además, se recompense la carga de trabajo con un euro de plus por cada hora trabajada.
Eso, como demanda principal. Pero hay más. "También pedimos que se cumplan ciertos aspectos de la ley de riesgos laborales", dice Gómez. Y es que los descansos, por ejemplo, no se respetan. Consecuencia también de la sobrecarga de trabajo que sufren los empleados. "Tampoco tenemos buen material desinfectante ni guantes y abrimos cientos de maletas al día", se queja.
Saben que empezarán la protesta el próximo 9 de agosto, pero no cuándo la terminarán. Lo que sí asegura Gómez es que no parece que sea fácil llegar a un acuerdo con la empresa, algo que ya ocurrió la última vez y que alargó durante días los paros. "No vemos predisposición a la empresa. Estas demandas no vienen de un día, vienen de meses y meses de negociación", recuerda. Negociaciones, por otro lado, dificultadas por la actitud de la compañía. "En la última reunión que tuvimos con ellos alegaron que no podían venir porque tenían problemas de agenda, pero sabemos que estaban en Barcelona. Parecía que se estaban riendo de la representación de los trabajadores", dice. Y eso es algo que además también hace Aena, a su parecer. "Nos sorprende que, siendo conocedora de todos los incumplimientos que hace Trablisa, miren para otro lado con la sobrecarga de pasajeros que hay día a día", sentencia.
Suministradores del combustible en Barajas: por la subida salarial
El aeropuerto madrileño de Barajas también será el escenario de una huelga este verano. La protagonizarán los trabajadores que suministran el combustible a los aviones. Estos trabajadores llevan realizando paros, de hecho, desde el pasado 18 de julio. Y no saben cuándo finalizarán, según confirman a infoLibre fuentes de la Federación de Industria del sindicato UGT.
Se trata de los empleados de la compañía Spanish Intoplane Services (SIS), del grupo Cepsa, que surte de combustible las "principales aerolíneas que operan en Madrid", como Iberia, Ryanair o Vueling. La huelga fue convocada por los sindicatos USO y UGT y consiste en paros parciales de dos horas por turno los jueves y los sábados de cada semana. Los empleados de mañana protestan de 10:00 a 12:00; los de tarde, de 16:00 a 18:00; y los de noche, de 3:00 a 5:00.
La protesta se convocó en el contexto de la negociación del nuevo convenio colectivo, donde USO solicitó que se incluyera una subida salarial del 2,5%, establecer un límite de 220 turnos anuales y el pago de las horas nocturnas desde las 22.00 hasta las 6.00 horas. Pero según denunciaron las organizaciones, la predisposición de la empresa no es buena. De hecho, los sindicatos denunciaron que la huelga se convocó después de 18 infructuosos meses de negociación. Durante todo ese tiempo, según denunciaron los delegados de USO en la compañía, la empresa no realizó "ningún tipo de propuesta que lleve a la firma del nuevo convenio colectivo". En lugar de eso, se limitaron "a afirmar que las medidas planteadas por los trabajadores no son asumibles".
Los trabajadores del aeropuerto de Bilbao y de Douglas desconvocan las huelgas
Los dos grandes aeropuertos españoles, por tanto, serán escenario de protestas durante el mes de agosto. El de Bilbao, gracias a un acuerdo alcanzado in extremis, no lo será. El personal de Aena en el aeropuerto bilbaíno de Loiu tenía previsto parar intermitentemente durante 16 jornadas a lo largo de todo el verano: del 1 de julio al 1 de septiembre. ¿El motivo? La falta de personal, según explica Javier Núñez, miembro del comité de empresa de USO. El problema del que se quejaban es el mismo que sufren en El Prat: demasiada carga de trabajo para tan pocos empleados. La primera jornada de protesta tuvo lugar el 1 de julio. Una semana después, los sindicatos desconvocaron el paro de forma temporal para negociar con la empresa. Y a los pocos días llegó el acuerdo. "No nos han dado lo que pedíamos, pero está bastante bien", resume Núñez. Las mejoras de personal, recuerda, recaerán sobre los trabajadores de servicios, los de administración, los técnicos de navegación y de mantenimiento.
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Pero estos no son los únicos trabajadores que han decidido paralizar una protesta justo antes de que empezara. Este martes eran los empleados de las perfumerías Douglas los que decidían desconvocar, a una semana, la huelga que habían preparado para el 5 y el 6 de agosto. Decidieron parar el pasado 25 de julio. Los motivos eran varios. Según denunció USO, la empresa quería empeorar sustancialmente las condiciones laborales de los 2.164 trabajadores de las 317 perfumerías que hay en toda España. ¿Cómo? Por ejemplo, aplicando la obligación de trabajar los domingos a todos aquellos que no lo tuvieran contemplado en el contrato, cambiar el sistema de rotación de turnos y hacer desaparecer los fijos, modificar el descanso semanal y fijar el salario en función de la venta de cada tienda.
No obstante, y aunque de momento los paros ya se hayan desconvocado, la lucha de los trabajadores continúa. Según informó USO a través de un comunicado remitido a este diario, la empresa se comprometió a "ampliar el periodo de consultas para negociar la modificación de condiciones laborales". Por eso, volverán a sentarse. "Si no llegamos a un consenso en cuanto a las medidas que quiere imponer Douglas, del 2 al 13 de septiembre retomaremos de nuevo la negociación. Podemos llegar a acuerdo en asuntos en los que no estamos tan distantes", aseguró a través del comunicado Rubén Vinatea, delegado de USO en Douglas. "Sin embargo, hay determinadas líneas rojas que no vamos a permitir que se traspasen, como es la bajada de salarios, los contratos de lunes a domingo o la modificación de turnos de trabajo y libranzas, cuando afecten a la conciliación de los trabajadores", matizó.
Otros trabajadores tienen también frentes abiertos. En Metro de Madrid se amenaza con convocar una huelga indefinida si la compañía no se pronuncia sobre la rescisión del contrato con la empresa de seguridad Ombuds, que debe la nómina de junio y la paga extra de julio a los miles de empleados que tiene en distintas entidades públicas (como el suburbano madrileño) y privadas. La plantilla de Ryanair, por su parte, negocia para ver si puede evitar la convocatoria de protestas, como ya han hecho los sindicatos y tripulantes de cabina de varios países europeos como Reino Unido, Irlanda y Portugal.