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ENCUENTRO ULTRA EN EL SENADO

Comparar el aborto con las muertes en la II Guerra Mundial y otros delirios en anteriores cumbres del odio

Manifestación a favor del derecho al aborto en Argentina.

Aterrizaron en Nueva York bajo una proclama a primera vista irreprochable: la defensa de los derechos humanos. Lo que escenificaron fue, en cambio, una interpretación retorcida y estrecha de lo que son los derechos fundamentales, donde sólo tienen cabida unos pocos y los demás son, en realidad, merecedores de odio. La Red Política de Valores (o Political Network for Values) que ocupará este lunes el Senado para dar rienda suelta a sus proclamas antiabortistas lleva una década recorriendo el mundo para difundir un discurso de odio revestido de la formalidad que conceden el traje y la corbata. El año pasado, fue en Nueva York.

Más concretamente, en la sede de las Naciones Unidas. La red utilizó la institución para conmemorar los 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, una efeméride que en realidad aprovecharon no para la celebración, sino para apuntalar la regresión bajo el pretexto de "rescatar su sentido original", en palabras de la propia entidad. Entre los valores merecedores de ser dignificados, los clásicos "vida, familia y libertad". En el extremo opuesto, sus grandes enemigos: los derechos sexuales y reproductivos.

Lo dejó claro el presidente de la organización, el chileno José Antonio Kast, en su discurso de apertura: en la actualidad "se persigue, se ridiculiza y se cancela a quienes se atreven a proclamar que la vida está antes que la libertad". El también fundador del Partido Republicano de Chile es un ultra conocido: habla sin tapujos de "dictadura gay", se posiciona en defensa de líderes de extrema derecha como Jair Bolsonaro e incluso elogia a genocidas como el peruano Alberto Fujimori. Por supuesto, el líder chileno tilda al aborto de "asesinato a sangre fría", carga contra lo que denomina "feminismo extremo" y se opone al matrimonio igualitario.

"Homosexualidad con agravantes"

En la cumbre participaron líderes políticos como Lucy Akello, diputada en Uganda y una de las principales promotoras de la ley que criminaliza a las personas LGTBI en su país. Lanorma, aprobada el año pasado, tipifica como delito las relaciones sexuales consentidas entre personas adultas del mismo género y mantiene la pena de muerte para los casos de "homosexualidad con agravantes". Ante los micrófonos, la diputada defendió una definición de familia constituida por "un hombre y una mujer" y criticó a las organizaciones de la sociedad civil que promueven valores en torno a la "salud reproductiva", a quienes acusó de "prostituir o introducir actividades homosexuales" entre los más pequeños. También desfiló por la sede de la ONU Samuel George, diputado de Ghana, quien defendió el "derecho a la vida, la protección que debe darse a la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, la protección de la maternidad y la infancia". Sus intervenciones están disponibles en este enlace y en este.

Lila Rose, activista estadounidense, protagonizó un pregón contrario a la libre interrupción del embarazo: "Muchas personas poderosas a día de hoy, incluidas las Naciones Unidas, afirman que un ser humano en el vientre de su madre no es un ser humano, no es una vida. Todos los días en el mundo 70 millones de niños son asesinados por el aborto, como si la Segunda Guerra Mundial estuviera teniendo lugar cada año. El aborto es de largo la peor crisis de derechos humanos de los últimos cincuenta años", clamó.

También participó Nikolas Ferreira, diputado bolsonarista, tránsfobo y ultracatólico, así como el exdiputado mexicano Rodrigo Iván Cortés, actual presidente del Frente Nacional por la Familia. El primero se enfrenta a un proceso judicial por transfobia, acusado de grabar a una adolescente tras en el baño, cargo que él niega. A principios de este año el Tribunal Supremo de Brasil ordenó a plataformas de redes sociales que suspendieran sus cuentas "para detener la propagación de expresiones delictivas". El brasileño cuenta con el apoyo incondicional del ultra Elon Musk. Sobre el mexicano, pesa una condena por haber llamado hombre a una diputada trans.

Entre los invitados se encontraba –tal y como se aprecia en la galería oficial– Sarah Opendi, la diputada ugandesa que defiende la necesidad de "castrar a homosexuales" y que parece haberse caído del cartel de la VI Cumbre del próximo 2 de diciembre.

Según Open Democracy, un tercio de las doce organizaciones que patrocinaron el encuentro son clasificados como grupos de odio contrarios a los derechos LGTBI por el Southern Poverty Law Center de Estados Unidos, tal y como recoge un análisis de Ipas, organización internacional de derechos sexuales y reproductivos. La mayoría se encuentran también trás de la cumbre que se celebrará el lunes en Madrid.

Rezos y canapés

La galería de imágenes que se puede consultar en su página web contiene una amplia variedad de escenas. Los ponentes ante los micrófonos, las fotos de familia e incluso un número nada desdeñable de planos detalle de los canapés que se sirvieron. Entre todo ello, algo llama la atención: un hombre arrodillado en el suelo, con los ojos cerrados, junta sus manos. Un silencio sepulcral propio del rezo parece intuirse. Junto a esta fotografía, otra que amplía el foco: ya no es un hombre, sino decenas de personas, las que se arrodillan en el suelo y cierran los ojos. Algunas se inclinan sobre sí mismas, otras dirigen sus cabezas hacia el suelo. Son los invitados a la IV Cumbre Transatlántica, celebrada en mayo de 2023.

Prácticamente las mismas voces, las mismas entidades, regresaron de otro encuentro con el compromiso firme de desarrollar en sus países "políticas públicas, cambios legislativos e iniciativas culturales" encaminadas a promover lo que llaman la defensa de la vida, el fortalecimiento de la familia y la promoción de la libertad. Esta vez, el territorio escogido fue Budapest, donde "un grupo selecto de intelectuales" se dio cita para defender una vez más toda una agenda que atenta contra los derechos básicos de las mujeres y del colectivo LGTBI.

La elección de Hungría no fue casual. La red lo explicaba así en su página web: "Es el país donde una fuerza política y social abiertamente conservadora viene generando, desde hace una década y sin complejos, una amplia transformación, incluso cultural". Sus ponentes salieron del encuentro con algunas líneas de actuación claras, entre las cuales se encontraba la "promoción de los derechos humanos para proteger la dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural" y el "compromiso de valorar toda la vida, con especial atención a las personas con discapacidad, las mujeres embarazadas, los no nacidos, las personas que viven en la pobreza o en cualquier situación de vulnerabilidad".

Hay dos nombres españoles que tuvieron especial presencia en la cumbre: del lado de los ponentes, Jaime Mayor Oreja; entre los promotores, la organización ultra CitizenGo, la plataforma utilizada por Hazte Oír para actuar en el ámbito internacional. Como curiosidad, entre los invitados de lujo, uno mundialmente conocido: el actor Mel Gibson.

La III Cumbre Transatlántica se celebró antes de pandemia en Bogotá. Fue, una vez más, entre las paredes de una institución pública: el Senado de la República. Y entre los participantes, voces como la del expresidente colombiano Álvaro Uribe, quien defendió con entusiasmo los valores ligados al "orden, la ley y la familia". Y de nuevo, la defensa del ser humano "desde la concepción hasta la vida". El exlíder colombiano elogió públicamente al Gobierno de José María Aznar, un "gobierno de claridad, la claridad democrática que nuestros países necesitaban, un gobierno de firmeza que no generaba equívocos".

Diez años tratando de hacerse con el "respaldo ciudadano"

Dos años antes, la red internacional encontró cobijo en una importantísima institución pública: el Parlamento Europeo. Fue el escenario de su II Cumbre Transatlántica, patrocinada, entre otros, por el Partido Popular Europeo. Las proclamas contra los derechos sexuales y reproductivos corrieron a cargo de un amplio elenco de voces ultras, desde eurodiputados hasta arzobispos.

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También intervinieron militantes antifeministas y contrarios a los derechos LGTBI, miembros de entidades influyentes de todos los rincones. Un ejemplo es el estadounidense Brian Brown, presidente de la Organización Internacional para la Familia, quien considera que "los impulsos homosexuales pueden ser curados". Sólo un año antes de esta cumbre, el lobista norteamericano publicó un manifiesto global LGTBIfóbico, en el que afirma sin ambages que "todo niño debe tener derecho a tener padres normales, un padre y una madre". 

En la cumbre participaron españoles como Carlos Iturgaiz, entonces diputado del PP; Beatriz Elorriaga, exconsejera del Gobierno de Esperanza Aguirre y Margarita Durán, exsenadora conservadora.

Hace diez años, la red se preguntaba, en boca del exministro colombiano Óscar Iván Zuluaga, cuál era la manera idónea de "llegar a un respaldo ciudadano" alrededor de unas ideas muy claras: "El concepto de familia como eje central de las políticas públicas" y "la defensa de la vida". La red empezaba entonces a pasar a la acción y a extender sus tentáculos internacionales con la celebración de su I Cumbre Transatlántica, la primera gran prueba de fuego para medir su relevancia a nivel global. Fue en Nueva York, en la sede de las Naciones Unidas. En aquel primer encuentro asomaba un partido español de apenas un año de vida que resultaba prometedor para los planteamientos de la extrema derecha: Vox. Santiago Abascal figuraría en el cartel de participantes, junto a veteranos como Jaime Mayor Oreja e Ignacio Arsuaga.

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