Unión Europea
El 98% de los asesores externos del BCE representan al sector financiero privado
El sector financiero privado copa la práctica totalidad de los asientos en los grupos de expertos del Banco Central Europeo (BCE). De los 517 miembros que componen los 22 órganos consultivos y de asesoramiento que ha puesto en marcha la institución comunitaria, al menos 508 –el 98%– representan a grandes bancos, fondos de inversión, cámaras de compensación de pagos o consultorías financieras, según se desprende del informe Open door for forces of finance at the ECB, elaborado por el colectivo Corporate Europe Observatory (CEO) y publicado a comienzos de octubre. Una situación que, en opinión de los activistas bruselenses, demuestra que los foros consultivos del supervisor bancario, donde se combina "experiencia con un toque de spin corporativo", son utilizados "como plataformas lobbistas por la industria financiera", algo que, añaden, pone en riesgo la independencia en la toma de decisiones.
El estudio del CEO revela que estos foros del BCE "han estado dominados en gran medida por representantes de algunas de las corporaciones financieras globales más influyentes". En total, 508 miembros que representan a algunas de las firmas del sector financiero privado más potentes del planeta, entre las que se encuentran el famoso fondo buitre Blackrock –tres asientos–, las firmas de inversión JP Morgan, Goldman Sachs y Morgan Stanley –con ocho, cuatro y tres miembros, respectivamente– o las gigantes aseguradoras Axa, Allianz o Zürich Insurance –3, 3 y 1, respectivamente–, entre otras. Sin embargo, son los grandes bancos europeos los que sientan a un mayor número de representantes. Entre ellos, resaltan el Deutsche Bank (18), BNP Paribas (17), Societé Générale (16) o Unicredit (15).
Con menor número de representantes, pero con una presencia importante en estos grupos, se sitúan el HSBC, cuya oficina en Ginebra escondía, según reveló la lista Falciani, cuentas no declaradas de 130.000 potenciales evasores fiscales, y los bancos españoles –10 asientos el Santander, 7 el BBVA, 3 Caixa Bank y 1 Bankia–. De todas las compañías representadas en los más de veinte foros, completa el CEO, 66 de ellas son monitoreadas por el Banco Central Europeo, algo que preocupa sobremanera a la ONG. "En los grupos asesores se aborda la política monetaria o la supervisión bancaria (...). La presencia masiva en estos grupos de los mismos bancos y casas de finanzas que supervisa el BCE es preocupante", sostienen.
Sólo dos representantes de los consumidores
De los nueve asientos restantes que no están en manos del sector financiero privado, siete de ellos los ocupan representantes de firmas o colectivos vinculados a otros sectores pero también "con intereses económicos", según el estudio del Corporate Europe Observatory. Así, con un miembro cada una de ellas, están representadas la petrolera Total, la aeronáutica Airbus, la tecnológica Siemens, la firma legal griega Tsibanoulis&Partners, la patronal europea Business Europe, la Confederación Europea de Pequeñas y Medianas Empresas (UEAPME) y la organización European Retail Roundtable –de la que forman parte grandes compañías como El Corte Inglés, Mercadona, Inditex, Ikea o Lidl–.
Hace justo un año, Roman Schremser, alto cargo del supervisor bancario, explicó en una carta remitida a Kenneth Haar –investigador del CEO y autor del informe–, a la que ha tenido acceso infoLibre, cuáles eran los objetivos de estos foros de expertos. En la misiva, Schremser afirmaba que "permiten recopilar información e ideas intercambiando puntos de vista sobre temas de interés común, como los desarrollos del mercado estructural y asuntos relacionados con el funcionamiento del mercado". "Mantener el diálogo necesario con asociaciones representativas y la sociedad civil", añadía. Sin embargo, sólo dos sillas de las 517 las ocupan grupos de consumidores: una representa a la Organización de Consumidores Europea (BEUC) –que integra a la CECU y la OCU– y la otra a AGE Platform.
Escándalo tras escándalo
Los 22 foros consultivos del BCE tienen mandatos diversos, que van desde las "respuestas a las situaciones de crisis que pueden surgir en los mercados financieros" hasta las "cuestiones relacionadas con la estabilidad financiera de la zona del euro y la política macroprudencial", pasando por asuntos relativos al "mercado monetario", el "mercado de bonos" o la "liquidación de valores y gestión de garantías", entre otros. Materias extremadamente sensibles como para que el sector financiero privado tenga en sus manos la posibilidad de ejercer una presión directa en la toma de decisiones a través de estos grupos. Y más todavía si se tiene en cuenta que un número importante de estos representantes pertenecen a compañías que han estado implicadas en los últimos años en importantes escándalos financieros.
Es el caso, por ejemplo, de la manipulación del Líbor y el Euríbor. El escándalo saltó a la palestra en 2012 –aunque las sospechas planeaban desde mucho antes–, cuando los reguladores bancarios de Reino Unido y Estados Unidos impusieron a Barclays –cuenta con 5 representantes en los grupos del BCE– una multa de 454 millones de dólares por manipular los dos índices, que se utilizan en el cálculo de la cuota de las hipotecas. Sin embargo, el caso salpicó también a otras importantes compañías del sector financiero: UBS –5 asientos–, JP Morgan, Royal Bank of Scotland –1 representante–, Societé Générale, Citigroup –13 miembros–, Deutsche Bank o HSBC. Estos tres últimos bancos, por ejemplo, acordaron recientemete pagar 132 millones de euros para zanjar una demanda colectiva interpuesta contra ellos en 2011.
Dos años después de la multimillonaria sanción a Barclays, una investigación de Bloomberg reveló la manipulación del mercado de divisas, el conocido como caso Forex. Según la agencia de noticias, varios operadores de bancos intercambiaban a través de un chat de Internet información confidencial sobre compras de clientes, y se ponían de acuerdo para manipular el precio de esa divisa, haciendo caja con las diferencias. El nuevo escándalo puso bajo la lupa, otra vez, a UBS, Citigroup, HSBC, JP Morgan, Royal Bank of Scotland, Barclays y Deutsche Bank, que tuvieron que afrontar abultadas multas. Sanciones que también fueron impuestas a Bank of America –3 representantes en los foros del BCE–, Goldman Sachs y BNP Paribas. La manipulación, según el CEO, hizo perder a los ahorradores unos 8 billones de euros anuales.
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La composición de los grupos de expertos en el seno de los organismos comunitarios, sobre todo de la Comisión Europea, lleva años bajo una sospecha permanente. De hecho, analizar este tema fue una de las prioridades que la Defensora del Pueblo Europeo, Emily O' Reilly, puso sobre la mesa nada más tomar posesión del cargo, en octubre de 2013. Siete meses después de asumir el puesto, O'Reilly puso en marcha una investigación por iniciativa propia que concluyó con una serie de recomendaciones al Ejecutivo comunitario. En la carta remitida a la Comisión, la defensora del pueblo pidió que se garantizase una "representación equilibrada de todos los intereses", que se publicase una "convocatoria de solicitudes para cada grupo de expertos" o que se mejorase el acceso a información relativa a estos foros, entre otras sugerencias.
Presionada por la sociedad civil, algunos grupos del Parlamento Europeo y el Defensor del Pueblo, el Ejecutivo europeo anunció en 2016 nuevas normas para estos foros consultivos. El nuevo reglamento incluyó dos mejoras importantes que O'Reilly también había puesto sobre la mesa: una política oficial sobre conflictos de intereses –que incluye la obligación de publicar los curriculum vitae de todos los expertos, que tendrán que someterse a un exhaustivo examen que evite posibles conflictos de intereses y firmar una declaración pública de intereses– y la obligación de vincular el registro oficial de estos grupos con el de transparencia de la UE –esto quiere decir que todas aquellas firmas que quieran participar tienen que estar inscritas en el registro de lobbies–.
Sin embargo, estos avances parecen no haber llegado todavía al Banco Central Europeo, algo que lamentan desde el CEO. El observatorio bruselense se queja, en primer lugar, de la dificultad que existe para encontrar en la página web del supervisor todos los datos relativos a estos grupos de expertos –el número de foros que están en funcionamiento o la composición de los mismos, por ejemplo–. Además, también critican con dureza que las empresas o colectivos no estén obligadas a apuntarse en el registro de transparencia europeoregistro de transparencia europeo para poder participar en ellos. De hecho, según los datos que recoge Kenneth Haar en el estudio, de las 144 compañías o asociaciones con representación en los grupos de expertos, 63 –el 43,75%– no están inscritas en el listado de lobbies.