Genocidio
Amnistía retira su máximo galardón a Aung San Suu Kyi por su "traición" en la crisis rohinyá
Amnistía Internacional ha retirado este lunes su máximo galardón a la líder birmana Aung San Suu Kyi, máxima responsable política de Birmania durante la ofensiva militar que ha provocado el éxodo de la minoría rohinyá hacia Bangladesh.
"Amnistía Internacional ha anunciado hoy que ha retirado su más alto honor, el Premio Embajadora de Conciencia, a Aung San Suu Kyi por la vergonzosa traición de la líder de Birmania a los valores que antes defendía", ha afirmado el secretario general de Amnistía, Kumi Naidoo, en un comunicado.
El grupo subraya que la dirigente birmana "ya no representa un símbolo de esperanza, valor y defensa incansable de los Derechos Humanos", ha añadido.
La organización escribió a Aung San Suu Kyi el 11 de noviembre para informar a la birmana de la decisión de retirarle este premio, concedido en 2009, como consecuencia de la "decepción" de Amnistía por el hecho de que la líder birmana "no haya utilizado su autoridad política y moral para salvaguardar los Derechos Humanos, la justicia y la igualdad en Birmania" ante su "aparente indiferencia" ante las "atrocidades" perpetradas por el Ejército y la "creciente intolerancia a la libertad de expresión".
En la misiva, Naidoo argumenta que como embajadora de conciencia de Amnistía, esperaban que Aung San Suu Kyi "siguiera criticando la injusticia sea donde sea, y mucho más en la propia Birmania".
Amnistía recuerda que desde abril de 2016, cuando Aung San Suu Kyi se convirtió en la líder de Birmania, las autoridades han perpetrado numerosas violaciones de los Derechos Humanos y cita en particular las acciones contra los rohinyás en el estado de Rajine, "víctimas desde hace años de un sistema de segregación y discriminación equiparable al Apartheid".
A ello se suma una "campaña de violencia de las fuerzas de seguridad contra los rohinyás" que desde el año pasado se ha cobrado miles de vidas. Además se han documentado violaciones de mujeres y niñas, detenciones arbitrarias y torturas a hombres y niños y cientos de casas y aldeas enteras incendiadas. Más de 720.000 rohinyás han huido a Bangladesh y se ha pedido ya una investigación por genocidio.
"La negación (por parte de Aung San Suu Kyi) de la gravedad y alcance de las atrocidades significa que hay pocas expectativas de que la situación mejore para los cientos de miles de rohinyás que viven en el limbo en Bangladesh o para los cientos de miles de rohinyás que siguen en Rajine", ha añadido Naidoo.
El Gobierno no tiene un control efectivo sobre el Ejército, pero Aung San Suu Kyi y sus subalternos "han protegido a las fuerzas de seguridad de cualquier rendición de cuentas desestimando, minimizando o negando las acusaciones sobre violaciones de los Derechos Humanos y obstruyendo las investigaciones internacionales". El Gobierno ha calificado de "terroristas" a los rohinyás y les ha acusado de quemar sus propias casas y de simular agresiones sexuales.
Otras masacres militares y persecución de la disidencia
Amnistía cita además la situación en los estados de Kachin y Shan, en el norte del país, en los que Aung San Suu Kyi tampoco ha utilizado su influencia ni autoridad moral para condenar los abusos perpetrados por militares, investigar posibles crímenes de guerra o defender a las minorías étnicas.
En cuanto a la libertad de expresión, Amnistía denuncia que durante el mandato de Aung San Suu Kyi han sido detenidos activistas de Derechos Humanos, activistas pacíficos y periodistas. Otros han sido amenazados, acosados o intimidados por realizar su trabajo.
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En ese sentido, critican que no se hayan derogado leyes represivas como las utilizadas para encarcelar a la propia Aung San Suu Kyi y a otros activistas prodemocráticos.
"Por contra, ha defendido el uso de esas leyes, en particular el encausamiento y encarcelamiento de dos periodistas de la agencia de noticias Reuters por documentar una matanza del Ejército", destaca Amnistía.
Aung San Suu Kyi fue nombrada embajadora de conciencia de Amnistía Internacional en 2009 en reconocimiento por su lucha pacífica en defensa de la democracia y los Derechos Humanos. En ese momento estaba en prisión domiciliaria y no fue hasta 2012 cuando pudo recibir el galardón.