Derechos humanos
Antes, durante y después de Libia: un recorrido "plagado de riesgos" y abusos para los migrantes
Los migrantes y refugiados que atraviesan Libia para intentar alcanzar las costas del sur de Europa están sometidos a "inimaginables horrores" que incluyen casos de ejecución extrajudicial, tortura, detención arbitraria, violaciones en grupo, esclavitud, trabajo forzado y extorsión, según un informe de Naciones Unidas. Informa Europa Press.
La investigación, en la que han colaborado el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y la misión de paz en Libia (UNSMIL), analiza un periodo de 20 meses -hasta agosto de 2018- y se basa en 1.300 entrevistas, a partir de las cuales se repasa un recorrido "plagado de riesgos" antes, durante y después de llegar a Libia.
Funcionarios estatales, grupos armados y traficantes de personas están detrás de los abusos detectados, cometidos principalmente en un país sin ley desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011. Según el informe, los migrantes y refugiados están "a merced de innombrables predadores que los ven como mercancías susceptibles de ser explotadas y extorsionadas". En el caso de mujeres y chicas adolescentes, la "abrumadora mayoría" reconocieron que habían sido violadas en grupo, ejemplo del riesgo de abuso sexual y explotación que se extiende incluso a los centros de detención. Dichas instalaciones no cuentan con mujeres como vigilantes y las detenidas a menudo son obligadas a desnudarse y sometidas a registros por parte de hombres.
Los funcionarios de la ONU que visitaron los once centros de detención registraron casos de tortura, maltrato, trabajo forzoso, y violaciones cometidas por los guardias. Los internos, hacinados y en condiciones infrahumanas, no reciben suficientes alimentos y sufren palizas y malos tratos sistemáticos con el objetivo de extorsionar a sus familias para que paguen dinero, según advierte la investigación. Además de los abusos y la violencia cometidos contra las personas retenidas en estos centros, muchos migrantes y refugiados sufren malnutrición, infecciones de la piel, diarrea aguda, infecciones respiratorias y otras dolencias, así como un tratamiento médico inadecuado. "Los niños están retenidos junto a los adultos en condiciones miserables", ha lamentado Naciones Unidas.
Otras "muchas personas" están retenidas en centros extraoficiales o directamente ilegales operados por grupos armados y bandas criminales donde pueden llegar a convertirse en moneda de cambio. Según el informe, un número "incontable" de migrantes perdieron su vida mientras estaban en manos de traficantes "tras ser disparados, torturados hasta la muerte, o simplemente dejados morir de hambre o por desatención médica". "En toda Libia se pueden encontrar cadáveres no identificados de migrantes y refugiados baleados, con marcas de tortura y quemaduras tirados en basureros, cauces de ríos, granjas o en el desierto", añade el texto.
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El mercado de la impunidad
La ONU ha alertado de la creciente interceptación de migrantes por parte de la Guardia Costera libia, que retorna a estas personas al país del que precisamente intentaban escapar. Los 29.000 migrantes que habrían sido devueltos por este cuerpo desde principios de 2017 han terminado en centros de detención gestionados por el Departamento de Combate a la Migración Ilegal. Los expertos han insistido en que Libia no puede ser considerada como "un lugar seguro" para estos migrantes y han recordado que estas "devoluciones en caliente" han sido consideradas por un relator especial de la ONU sobre torturas como incumplimientos del principio de 'no devolución'.
En este sentido, los investigadores han lamentado que la UE y sus Estados miembro hayan mantenido "una política que busca reducir la habilidad de los migrantes y refugiados de alcanzar las costas europeas", toda vez que este tipo de medidas "han contribuido en atrapar en Libia a miles de personas desesperadas". "La situación es horrorosa", ha sentenciado la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, que ha llamado a luchar contra la "impunidad generalizada" y trabajar por que se respeten los derechos de personas "que solo buscan una vida mejor". Estas medidas, ha añadido, ayudarían también a combatir la "economía ilícita paralela" que ha surgido en torno a los abusos. El jefe de la UNSMIL, Ghassan Salamé, ha lamentado el "fracaso" local e internacional a la hora de abordar "la oculta desgracia humana que sigue ocurriendo en Libia", en muchas ocasiones con la "complicidad" de actores estatales.