El gasto en seguridad divide a la UE: el Norte y el Este quieren invertir mucho más mientras el Sur pide calma

El Plan de Rearme europeo y el apoyo militar a Ucrania abren nuevas grietas en la UE más allá del nulo compromiso de la Hungría de Orbán o la división entre la inmensa mayoría de Estados miembros y las formaciones o líderes cercanos al ruso Vladimir Putin o al estadounidense Donald Trump. De nuevo aparece la brecha Norte-Sur sobre el gasto público, cómo invertir o de qué forma puede apoyar Bruselas, con el objetivo maximalista de las transferencias gratuitas, igual que con los fondos de recuperación de la pandemia.
Los 27 están inmersos en una espiral de inversiones en seguridad para ofrecer suficiente disuasión militar frente a Rusia capaz de frenar un ataque contra un país europeo de la antigua órbita soviética. Es el miedo en el este y norte del continente. El nuevo comisario europeo de Defensa, Andrius Kubilius, de Lituania, alerta que “los servicios de inteligencia de Alemania y Dinamarca han anunciado que el Kremlin se está preparado para poner a prueba el Artículo 5 de la OTAN antes de 2030”. Kabilius se refiere a la posibilidad de un fin prematuro de la guerra de Ucrania permita a Rusia atacar o amenazar directamente a un socio báltico o del oriente europeo para ver si Estados Unidos lo defiende.
El horizonte temporal de la posible agresión militar rusa es compartido por el presidente lituano, Gitanas Nauseda, quien advierte que “tenemos hasta 2030, nuestro escenario es de unos cuatro o cinco años” para impulsar el rearme europeo pero “si las sanciones a Rusia se levantan el tiempo es menor para prepararnos ante la segunda fase de la agresión” de Moscú. Sin embargo, esta amenaza no se ve tan perentoria en el sur occidental del continente. España, Italia, Grecia, Portugal o la misma Francia saben que sobre ellos no pesa esa espada de Damocles. Por eso son reacios a disparar su gasto militar.
Un norte derrochador, un sur austero
El frente del gasto abre la división en el seno de la UE. Polonia roza el 5% en gasto militar, Lituania explica Nauseda, va a “intentar llegar al 5 o al 6% del PIB en el gasto militar y la cláusula de escape nos ayuda como país”, refiriéndose a la propuesta de la Comisión de 150.000 millones en préstamos a los países con los que aumentar estas partidas militares, en paralelo a la permisividad de no contabilizar este gasto en las reglas europeas del déficit. La inversión militar de Estonia o Letonia supera el 3% mientras que la de Italia o Portugal está en el punto y medio, y la de España no llega a ese nivel, según datos de la propia OTAN.
En el 2025, en el tercer año de la guerra de Ucrania, se invierten los tradicionales roles en Bruselas y paradógicamente son el Norte y el Este los que apuestan por aumentar el gasto público y llevar hasta el extremo las costuras de sus presupuestos, mientras en el Sur ponen el freno austero. Sólo hay, como si fuesen los galos Astérix y Obélix, unos irreductibles que resisten todos los embates, los holandeses, reacios “a los eurobonos” y defensores “de la deuda sostenible y las finanzas sanas”.
Esta brecha sobre el aumento del gasto militar exprimiendo las finanzas públicas, mismo en detrimento del gasto social y de bienestar, hizo descarrillar este jueves durante la Cumbre Europea el plan de la Alta Representante Exterior, Kaja Kallas, de 40.000 millones de euros en ayuda militar voluntaria a Ucrania. España, Francia e Italia se oponen a ello. Una fuente diplomática ya advertía antes de la reunión que “el recorrido es limitado” y “la acogida en muchos países no ha sido muy entusiasta”.
España argumenta que ya ofrece ayuda militar bilateral a Ucrania y que este año el Gobierno acaba de comprometer otros 1.000 millones. Según las cuentas de Kallas, la cantidad española debería triplicarse si su iniciativa hubiese salido adelante. A Italia le tocaría donar a Kiev entre 4.000 y 5.000 millones, otra partida importante para un país con un déficit superior al 3%, según sus últimas cuentas públicas. Así que con mano de seda su ministro de Exterior, Antonio Tajani lo ha rechazado asegurando que “la propuesta necesita ser explicada mejor en detalle” porque además “todavía hay muchas cuestiones de bastantes países”.
En la cumbre, Kallas tuvo que rebajar su plan hasta los 5.000 millones para sólo atender las necesidades urgentes de munición de Kiev. Consciente de su derrota, la Alta Representante Exterior aprovechó para lanzar un dardo a los países del sur, por su conversión frugal y la poca voluntad de los gobiernos. “Los países tienen sus cuestiones domésticas y la comprensión de su opinión pública sobre lo que debe hacerse es diferente”, al tiempo que reconocía ser consciente de “las cantidades elevadas de déficit que preocupan en la mayoría de los países, y ahí están los problemas”. Ni siquiera en las Conclusiones a 26, de nuevo igual que hace dos semanas sin la Hungría de Orbán, Kallas consiguió una mención a su propuesta de 5.000 millones para munició.
La larga lucha por los Eurobonos de Defensa
Portugal es el único país del sur que en las dos últimas reuniones de Exteriores en Bruselas sí apoyó el plan de Kallas, pero según ha podido saber infoLibre, sin comprometerse con una cantidad, como había pedido la Alta Representante a todos los países de acuerdo a su GNI, la renta nacional bruta. Lisboa tampoco está insistiendo como Grecia o España en las exigencias de transferencias gratuitas o eurobonos para Defensa, porque considera que el debate no está suficientemente maduro. Su primer ministro, Luís Montenegro, no planteó la cuestión durante la reunión de este jueves.
Fue el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis quien abrió el espinoso debate del gasto militar entre los 27. Mitsotakis reconoció estar “contento con el contenido inicial de la financiación” del plan de Von der Leyen, los 150.000 millones para rearme en forma de préstamos, pero planteó “tener una discusión seria sobre si las necesidades de financiación van a incluir sólo préstamos o si nos movemos en una dirección más ambiciosa con transferencias a los Estados Miembros”. Es decir, fondos europeos gratis como en los Next Generation.
Bruselas empieza a diseñar un Plan de Vivienda sin ambición para limitar los precios del alquiler en la UE
Ver más
En la pasada cumbre, hace dos semanas, el presidente Pedro Sánchez ya respaldó también “abrir el debate sobre las transferencias" y puso como ejemplo que en el pandemia se empezó “con la cláusula de escape, luego préstamos y al final hubo transferencias”. En el actual debate sobre las inversiones para Defensa ya la UE ya está recurriendo a las dos primeras opciones. Y lo que explicaron este jueves fuentes de Moncloa es que estas transferencias gratuitas son herramientas efectivas como ayudas directas.
Esta opción semejante a los fondos de recuperación sería ahora apoyada por países como Finlandia, Estonia o hasta Dinamarca, tradicionalmente en el bando de los austeros frugales, para financiar las compras conjuntas de material militar o proyectos de inversión en sus fuerzas armadas. “El Plan Von der Leyen es un buen principio, como inicio es suficientemente bueno para aumentar el gasto en Defensa”, dijo en la cumbre el lituano Nauseda, abriendo la puerta a futuras opciones. Así lo confirma una fuente europea con un explícito “los trabajos deben seguir sobre las posibilidades relevantes de financiación, es un suma y sigue”.
Sin transferencias gratuitas, el sur arrastra sus pies sobre el gasto militar. Y aunque ahora el norte y este es más favorable, enfrente están los de siempre, Países Bajos, defensores de “las finanzas sanas, por eso nos oponemos a los eurobonos” y preocupados por “una deuda sostenible”, en palabras de su primer ministro, Dick Schoof, el tecnócrata colocado por el ultra Geert Wilders.