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Teresa Ribera, número dos 'de facto' en Bruselas y con un poder que ningún comisario español ha tenido antes

La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, atiende a la prensa.

La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, anunció este martes el reparto de carteras del próximo ejecutivo europeo. La española Teresa Ribera será de facto su número dos por varias razones, entre ellas porque será la socialista con más poder del nuevo equipo, rodeada de otros cinco vicepresidentes ejecutivos con menos peso político y porque tendrá bajo su mando, además de la esperada Transición Ecológica, la cartera de Competencia, una de las que tienen más poder real, más influencia sobre otras y que es de competencia exclusivamente europea. Ribera tendrá la última palabra política sobre fusiones y adquisiciones de empresas y vigilará la libre competencia en el mercado interior. Sus competencias reúnen las de la actual vicepresidenta Margrethe Vestager en Competencia y las que dejó el holandés Frans Timmermans como mandamás del Pacto Verde Europeo. Nunca un ciudadano español tuvo tanto poder en la Comisión Europea. En la designación influyen la buena relación de Von der Leyen con Sánchez pese a las diferencias partidistas y el papel de Ribera durante la crisis energética, que en Bruselas se aplaude.

Von der Leyen se rodea de seis vicepresidentes ejecutivos. Además de Ribera estará la estona Kaja Kallas en Política Exterior, una cartera que funciona por su cuenta y depende de los ministros de Exteriores. Además, estarán dos mujeres con perfiles políticos menores, que sólo han sido eurodiputadas, como la finlandesa Henna Virkkunen y la rumana Roxana Minzatu. Y dos hombres. El francés Stephane Sejourné, un peso pluma en comparación con el saliente Thierry Breton y a quien se ve como un peón de Macron. Y el italiano Raffaele Fitto, un hombre de Meloni, el ultraderechista entre los comisarios. Todos deben pasar por un examen del Parlamento Europeo, pero Fitto lo tendrá más complicado que el resto.

Ribera será también el primer activo de los socialistas en el nuevo equipo de Von der Leyen tras la salida de hombres como el italiano Gentiloni y el español Borrell. Así, se espera que sea el principal contrapeso ideológico de una presidenta que tendrá 13 comisarios del Partido Popular Europeo, muchos con puestos de peso. De la buena relación entre Ribera y Von der Leyen dependerá buena parte del funcionamiento de la Comisión Europea en los próximos años. Si Von der Leyen chocó con Borrell, con Breton e incluso con Gentiloni, no sería de extrañar que terminara chocando con Ribera. Para eso la española se está rodeando de gente de la casa, experimentada y que conocen las direcciones generales que tendrá bajo su manto, como el español Miguel Gil Tertre, que apunta a ser su jefe de gabinete. Ellos son las figuras claves en el funcionamiento diario del ejecutivo europeo.

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Ribera llega a Bruselas casi predestinada. Tras la marcha de Nadia Calviño al Banco Europeo de Inversiones era la persona que mejor perfil tenía para que España aspirara a una cartera con poder e influencia. La elección de Sánchez fue la lógica. Pero además Ribera boxea desde hace años por encima del peso político de España en las instituciones europeas. La BBC contaba hace dos años que la futura vicepresidenta de la Comisión Europea era una de las cinco personas más influyentes del mundo (y la única europea) en las negociaciones mundiales sobre clima. Su ascendiente sobre sus homólogos de Energía y Clima en las cumbres europeas era un hecho desde hace tiempo. Su nominación era esperada en Bruselas y a nadie en las instituciones europeas le sorprende el peso que tendrá. Sí sorprende que, además de la Transición Ecológica, asuma la cartera de Competencia. Una mezcla que parece inusual de inicio pero que puede entenderse porque Von der Leyen quería asegurar el voto socialista y separar Competencia de las carteras puramente económicas.

Ribera tendrá bajo su mando, aunque también puede entenderse que, como contrapesos, varios comisarios. Primero al holandés Wopke Hoekstra, con quien ya trabajó durante la presidencia española del Consejo de la UE sin choques a pesar de las diferencias ideológicas y que tendrá la cartera de Clima y Crecimiento Limpio. También de alguna forma a la sueca Jessika Roswall, comisaria de Medio Ambiente (Protección Medioambiental) y Economía Circular. Y para Ribera es una muy buena noticia que Energía no vaya al muy pronuclear checo Jozef Sikela, como parecía casi seguro hace semanas sino al socialdemócrata danés Dan Jorgensen, que también será comisario de Vivienda. Que Energía vaya a Jorgensen y no a Sikela es otra muestra de la pérdida de peso del lobby nuclear, que no tendrá nadie específico para su defensa.

La carta de misión de Von der Leyen a Ribera, documento esencial para ver el poder real que tendrá, le encarga modernizar la política de Competencia, crear un nuevo marco de ayudas de Estado para fomentar el desarrollo verde y tecnológico, agilizar los planes nacionales de cumplimiento de reducción de emisiones y transición ecológica, ser parte de la aplicación del reglamento sobre subvenciones extranjeras (atención ahí los choques con China) e incluso un papel en Vivienda, revisando las normas de ayudas de Estado para que puedan usarse en esa materia. Hay competencias compartidas con otros comisarios, como las de trabajar para reducir los precios de la energía o fomentar que se cumplan los objetivos climáticos.

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