Asia
Xi Jinping, nuevo presidente de China
China, la que hasta ahora es la segunda potencia económica mundial, ha elegido este jueves, durante la sesión plenaria del Congreso Nacional, a Xi Jinping como su nuevo presidente. Con su nombramiento se culmina el proceso de renovación de la cúpula de poder del país, algo que ocurre cada diez años, informa Europa Press.
A la sesión plenaria anual asistieron 3.000 dirigentes, de los cuales tres se abstuvieron y uno votó en contra del nuevo dirigente asiático. El resto apoyó al candidato, que sustituyó a Hu Jintao, cerrando así la quinta generación de dirigentes tras las de Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y el propio Hu.
Jinping, de 59 años, pertenece al club de los llamados 'príncipes', es decir, unos pocos privilegiados descendientes de líderes del Partido Comunista Chino (PCCh).
El nuevo dirigente alcanzó la secretaría general del partido y la presidencia de la Comisión Militar Central el pasado noviembre. Con este último nombramiento remata el ascenso de una carrera política que ha sorprendido a muchos dentro del PCCh. El partido político con mayor número de militantes (81 millones) rechazó hasta nueve veces la admisión de Xi Jinping, quien finalmente lo consiguió en 1974.
Un nuevo gobierno
El nuevo presidente está dispuesto a impulsar la innovación científica y tecnológica que tanto ha retrasado el desarrollo económico del país. Para ello, introducirá mejoras sociales mediante un programa de subsidios estatales que afectarán a las pensiones, la vivienda, la educación y la sanidad.
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Por otra parte, Xi Jinping pretende reducir la brecha que existe desde hace años entre la calidad de vida de los que viven en el campo frente a los que viven en la ciudad. Para ello, distribuirá la riqueza en función de los salarios.
En materia internacional, el nuevo líder chino tendrá que hacer frente al clima de inseguridad que ha provocado Corea del Norte con sus pruebas nucleares del pasado 12 de febrero, desoyendo al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, una decisión que China apoya completamente.
Con el territorio nipón también tiene frentes abiertos. China se disputa con Japón la soberanía de varios islotes, donde se sospecha que en sus aguas podría haber importantes yacimientos de hidrocarburos.