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¿AstraZeneca es una vacuna de segunda?

Una caja con viales de AstraZeneca.

Rozenn Le Saint (Mediapart)

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A partir del 25 de febrero, en Francia, los médicos de familia podrán administrar vacunas contra el covid-19 a las personas de entre 50 y 64 años: las de AstraZeneca. Se dará prioridad a quienes presentan mayor riesgo de desarrollar una forma grave de covid-19. A continuación, “durante el mes de marzo, pondremos la vacuna de AstraZeneca a disposición de todos los franceses, de entre 50 y 64 años, directamente en las farmacias”, anunciaba el ministro de Sanidad galo Olivier Véran este jueves.

Una vacuna que puede guardarse en un frigorífico, de tan fácil acceso como la de la gripe... Esto marcará un punto de inflexión en la campaña de vacunación. Pero este producto, tan deseado en el pasado por su bajo precio y su facilidad de conservación, y por tanto de distribución masiva, se ha convertido en la vacuna por defecto; la que se inocula debido a la falta de dosis suficientes de vacunas más eficaces.

“No se trata de una vacuna de segunda clase", tuvo que defender Alain Fischer, el señor Vacuna del Ejecutivo francés, el 18 de febrero en Europe 1. Incluso antes de eso, el ministro de Sanidad trató de asegurar el servicio postventa publicitando su propia vacunación con este fármaco.

Sin embargo, esta vacuna es menos eficaz que las dos primeras autorizadas en Europa, las de Pfizer-BioNTech y de Moderna. De hecho, una vez que estas dos vacunas de ARN mensajero han demostrado su eficacia, la Comisión Europea firmó un segundo contrato para adquirir 300 millones de dosis adicionales, además de las adquiridas en un primer momento.

Pero antes de eso, la capacidad de producción tiene que seguir adelante. Los tres fabricantes de vacunas que se venden en Europa han impuesto plazos de entrega. En enero se inició un pulso especialmente tenso entre la Comisión Europea y AstraZeneca, cuando se anunció un importante retraso.

Sin embargo, AstraZeneca fue, con diferencia, la empresa que más dosis prometió para 2021. El laboratorio asociado de la Universidad de Oxford, que no tiene experiencia en la producción en serie, apuesta por la fabricación de un total de 3.000 millones de dosis al año.

En el caso de las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna, está claro: los ensayos clínicos presentan tasas de eficacia del 95% y el 94%, respectivamente. En el caso de la vacuna de AstraZeneca, esto depende de las dosis inyectadas, del tiempo transcurrido entre las dos inyecciones y de las zonas geográficas de los tests que se tengan en cuenta. En ese caso, las tasas se sitúan entre el 62% y el 70%. Se realizaron ensayos clínicos en el Reino Unido y Brasil antes de que se detectaran las variantes.

Desde entonces, se ha publicado como preprint (esto es, antes de su revisión por pares) un nuevo estudio realizado en unas 2.000 personas por la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo. Dicho informe ofrece indicios tempranos y preocupantes sobre la eficacia de la vacuna de AstraZeneca en Sudáfrica, donde hay una alta circulación de la temida variante, y es sólo del 22%.

Dicha tasa está muy lejos del mínimo del 50% recomendado inicialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sus competidores afirman una eficacia a priori menor frente a la variante sudafricana, pero no hasta este punto. Sin embargo, también para ellos, siguen faltando publicaciones científicas sobre este tema.

El 17 de febrero se publicó en el New England Journal of Medicine un estudio sobre la neutralización de la variante sudafricana por parte de la vacuna de Pfizer-BioNTech. El experimento de laboratorio consistió en probar en muestras de sangre un virus modificado genéticamente que contenía las mismas mutaciones que la variante sudafricana. Los investigadores observaron una reducción de dos tercios en el nivel de anticuerpos neutralizantes en comparación con la versión clásica del virus, pero “esto no tiene necesariamente un impacto en la protección”, explica Jean-Daniel Lelièvre, jefe del departamento de inmunología clínica y enfermedades infecciosas del Hospital Universitario Henri-Mondor de Créteil.

Sudáfrica ya suspendió el uso de la vacuna de AstraZeneca el pasado 7 de febrero. Entonces, Pretoria incluso anunció que quería devolver el millón de dosis de vacunas que había recibido, cuya fecha de caducidad es abril de 2021, según The Economic Times.

Sin embargo, el 11 de febrero, la OMS seguía recomendando el uso de la vacuna "aunque haya variantes del virus en el país". Y por una buena razón, AstraZeneca representa una de las principales esperanzas de acceso a la vacunación para los países menos ricos: la disponibilidad, el precio y las condiciones de almacenamiento muy restrictivas de los productos de Pfizer-BioNTech y Moderna les privan en gran medida de estos productos de lujo.

La OMS ha recordado que no se dispone de resultados sobre la eficacia de la vacuna de AstraZeneca contra las formas graves de covid-19 frente a la variante de Sudáfrica; el estudio de la Universidad de Witwatersrand se realizó principalmente en sujetos jóvenes con pocos factores de riesgo de desarrollar signos graves de la enfermedad.

Para Antoine Flahault, epidemiólogo y profesor de salud pública en la Facultad de Medicina de Ginebra, “la eficacia en las formas graves es lo más importante. El seguimiento de la vacunación masiva en Gran Bretaña con el suero de AstraZeneca proporcionará más datos y podría confirmar que pocas personas vacunadas han sido hospitalizadas a causa del covid-19”, predice. Sobre todo porque no se cuestiona la eficacia de la vacuna británico-sueca en la variante inglesa.

La variante encontrada al otro lado del Canal de la Mancha no cuestiona la campaña de vacunación lanzada en Europa. Por eso ya no da tanto miedo como en Nochebuena, cuando había tanta incertidumbre. La preocupación se centra ahora en las variantes sudafricana y brasileña. Sus mutaciones también parecen favorecer la reinfección por Covid-19 de personas ya infectadas en el pasado.

Por el momento, estas variantes sudafricana y brasileña sólo son responsables de alrededor del 5% de las contaminaciones en Francia, frente al 36% de la variante británica, según las estimaciones ofrecidas por el ministro Véran en la actualización epidemiológica del 18 de febrero. ¿Acabarán llevándose imponiéndose?

“En las regiones donde coexisten las variantes inglesa y sudafricana, la primera sigue siendo mayoritaria y no se dice que la segunda vaya a tomar el relevo”, precisa el inmunólogo Jean-Daniel Lelièvre. “Como las variantes sudafricana y brasileña no son las que más circulan en Francia, sigue habiendo un interés real por vacunarse con AstraZeneca”.

Por otro lado, “la cuestión es más relevante en las regiones donde las variantes sudafricana y brasileña son más importantes. Sobre todo porque si vacunáramos sólo con el suero de AstraZeneca, que sólo funcionaría con el covid-19 tal como lo conocemos hasta ahora y su variante inglesa, se daría ventaja a la variante sudafricana, que se desarrollaría más”, advierte Jean-Daniel Lelièvre.

Preguntado por Mediapart (socio editorial de infoLibre) sobre la adaptación de la estrategia de vacunación, fuentes del Ministerio francés de Sanidad responden que “para los territorios de Mayotte, Reunión y Mosela, que se enfrentan a una importante circulación de la variante sudafricana, hemos optado por aumentar el volumen de entrega de la vacuna Pfizer-BioNTech. De hecho, hay dudas sobre la eficacia de la vacuna de AstraZeneca contra la variante sudafricana”, admite el Ministerio.

“En general, es mejor centrarse en las vacunas que dan la mejor protección, en este caso, de momento, las vacunas de ARN en el caso de Covid-19. Aunque todavía faltan datos sobre sus efectos en la transmisibilidad del virus, si una vacuna es eficaz, la persona vacunada eliminará rápidamente el virus y, por tanto, será menos contagiosa. Por el contrario, si la vacuna no es lo suficientemente eficaz, el virus seguirá circulando”, afirma Étienne Decroly, virólogo especializado en virus emergentes.

“Mejor comercializar un suero menos eficaz que nada”

Claro que las dosis de Pfizer-BioNTech y Moderna se administran con cuentagotas. Se espera que las autoridades sanitarias europeas autoricen a mediados de marzo una cuarta vacuna, de la empresa estadounidense Johnson & Johnson, que tendría la doble ventaja de conservarse en un frigorífico convencional y ofrecer protección en una sola inyección.

“Si la vacuna de Johnson & Johnson hubiera estado un poco más adelantada, no estoy seguro de que AstraZeneca hubiera recibido su autorización de comercialización. La escasez de vacunas determinó la decisión. La idea es que es mejor sacar al mercado un suero menos eficaz que nada”, afirma Dominique Deplanque, farmacólogo que dirige el centro de evaluación clínica del Hospital Universitario de Lille. “El juicio de los organismos sanitarios depende del contexto. Cuando hay alternativas, el beneficio parece más importante en la evaluación riesgo-beneficio, a falta de algo mejor”, comenta también Els Torreele, investigadora de innovación médica y bióloga de formación.

Ahora bien, para los fabricantes de vacunas en Europa, la condición para ser pagados es obtener la autorización de comercialización... Aunque unos días después, su eficacia se ponga en duda debido a la aparición de variantes.

Además, la Comisión Europea va a firmar nuevos contratos de vacunas de segunda generación, adaptadas a las variantes, como anunció el 17 de febrero. “Las vacunas de segunda generación llegarán en unos meses, ya sean vacunas de ARN o vacunas de adenovirus como las de AstraZeneca, teniendo en cuenta las variantes. La administración de una vacuna de refuerzo de segunda generación debería permitir combatir mejor las variantes”, afirma Étienne Decroly, director de investigación del CNRS-Universidad de Aix-Marsella.

En la BBC, Sarah Gilbert, que dirige el desarrollo de la vacuna en la Universidad de Oxford como parte de su asociación con AstraZeneca, informó de que “una versión [de la vacuna] con la secuencia de la variante sudafricana [está] en preparación”. También lo son sus competidores.

Otro revés para la vacuna de AstraZeneca ha sido la recurrencia de los efectos secundarios desde que se inyectó en Francia el 6 de febrero, dando prioridad a los cuidadores menores de 65 años. Los síntomas gripales que aparecieron tras la primera inyección provocaron una cascada de bajas laborales en un momento en que los hospitales no pueden prescindir de los brazos.

Tanto es así que la agencia del medicamento ha recomendado no vacunar a todo el personal del mismo departamento al mismo tiempo. Personal sanitario ha llegado a reclamar que se deje de vacunar con el suero de AstraZeneca y se sustituya por el de Pfizer-BioNTech o Moderna.

“Estos efectos secundarios eran previsibles, pero no con esta frecuencia. En uno de nuestros departamentos, por ejemplo, cuatro enfermeras fueron vacunadas al mismo tiempo y dos quedaron fuera de combate, hasta el punto de no poder trabajar al día siguiente de administrada la inyección”, comenta Dominique Deplanque, de Farmacología del Hospital Universitario de Lille.

Ante estos reiterados contratiempos, ¿cómo ha conseguido AstraZeneca, todavía novata en el sector de la vacunación, abrirse paso en esta carrera internacional? Se benefició claramente de una prima por velocidad, a riesgo de confundir la velocidad con la precipitación. La prueba de ello está en los resultados de su proyecto de ensayo clínico.

Los contratiempos de la vacuna de AstraZeneca se remontan a la fase experimental de la misma. El 8 de septiembre de 2020, uno de los voluntarios desarrolló una grave enfermedad neurológica, la mielitis transversal. Los ensayos clínicos se detuvieron... Antes de reanudarse los días siguientes en Gran Bretaña, Brasil y Sudáfrica: el gigante farmacéutico certifica que no hay pruebas de que exista relación entre la aparición de esta enfermedad y la vacuna.

Unos días más tarde, el 22 de septiembre, cuando los directivos de Sanofi y AstraZeneca debían responder a las preguntas de los parlamentarios europeos que criticaban a los fabricantes por su falta de transparencia en el negocio de la vacuna Covid-19, el responsable de AstraZeneca se marchó y canceló la reunión.

En Estados Unidos, el ensayo clínico se suspendió durante seis semanas. Mientras que la Agencia del Medicamento de EE.UU., famosa por su rapidez, había autorizado las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna antes que Europa, todavía no ha concedido el derecho a comercializar el producto de AstraZeneca al otro lado del Atlántico. La Agencia Europea del Medicamento (EMEA) aprobó el producto para todos los adultos el 29 de enero.

La desconfianza de los expertos estadounidenses se ve reforzada por la confusa comunicación de la firma en el anuncio de los primeros resultados intermedios de efectividad, el 23 de noviembre de 2020. En un grupo de voluntarios, AstraZeneca registró una eficacia del 90% y en otro, del 62%.

Cuando se le pregunta por esta diferencia, indica en primer lugar que el primer grupo recibió por error media dosis durante la primera inyección... Frente a los resultados de eficacia de más del 90% anunciados anteriormente por sus competidores Pfizer-BioNTech y Moderna, AstraZeneca prefirió comunicar una media al azar del 70% antes de privarse de los mejores resultados, aunque fueran engañosos.

De hecho, el grupo con la mejor eficacia no incluía a ningún adulto mayor de 55 años, mientras que en el caso de las vacunas, la eficacia suele disminuir con la edad. En total, los ensayos incluyeron sólo el 6% de los adultos mayores de 65 años... La población que más muere por covid-19.

Estados Unidos decide incluir a más personas mayores en los ensayos clínicos en su territorio. Se espera disponer en breve de esos datos para que el dossier de AstraZeneca sea revisado por la agencia reguladora estadounidense. En Francia, la Alta Autoridad Sanitaria (HAS, por sus siglas en francés) también está a la espera de estos resultados antes de recomendar si se extiende o no la vacunación con el suero de AstraZeneca a las personas mayores de 65 años. El 2 de febrero, la HAS decidió que tenía muy pocos datos sobre los voluntarios mayores para recomendar la inyección.

La revista médica independiente Prescrire también escribe que “el nivel general de las pruebas es bajo, en parte porque los ensayos no se desarrollaron según lo previsto, y los datos de eficacia clínica que se hicieron públicos sólo cubren alrededor de la mitad de los participantes en el ensayo.... Es probable una reducción de la incidencia del covid-19 grave, pero no está demostrado”.

Más tarde, AstraZeneca atribuyó el mejor rendimiento de algunos grupos al diferente espaciamiento de las dosis. La duración de la suspensión de los ensayos fue aleatoria según el país, algunos voluntarios recibieron su segunda dosis ocho semanas después de la primera, otros recibieron hasta doce semanas.

Estos titubeos del ensayo durante los primeros ensayos clínicos parece demostrar que la prolongación del tiempo entre las dos dosis proporciona una mejor protección. AstraZeneca está cambiando su táctica para mantenerse en la carrera. Además, el laboratorio pretende validar el interés de este enfoque en nuevos ensayos clínicos en curso.

El equipo de Covireivac, creado en el seno del Inserm para llevar a cabo experimentos en Francia sobre las vacunas covid-19, esperaba comenzar las pruebas en nombre de AstraZeneca a mediados de diciembre de 2020. Finalmente, el 8 de febrero, la empresa se limitó a anunciar su decisión de abandonar este proyecto, al afirmar en una carta que no deseaba añadir “cohortes adicionales”.

“El punto negro que teme AstraZeneca es que se demuestre claramente la bajísima capacidad de su vacuna para inducir una respuesta inmunitaria contra las nuevas variantes que están circulando”, comentó un experto en la materia. Los investigadores franceses se ven así privados de la oportunidad de comprender mejor los resultados presentados por AstraZeneca y de medir la eficacia de la vacuna contra las variantes que circulan en el país.

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Traducción: Mariola Moreno

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