La Agrupación Nacional (RN) ha nombrado finalmente a Michel Barnier para ocupar Matignon. Tras haber mantenido durante mucho tiempo que su grupo no votaría a priori una moción de censura, con el fin de reforzar su búsqueda de respetabilidad en la Asamblea Nacional, Marine Le Pen ha cambiado de estrategia en las últimas semanas, al darse cuenta de que tiene más cartas a su favor de las que pensaba. Y finalmente impuso sus condiciones a Emmanuel Macron.
La ultraderecha indicó hace poco que no habría censura automática si el primer ministro “respeta a la RN”, no trata a sus diputados “como apestados”, se compromete a introducir la representación proporcional para las legislativas y, sobre todo, si “no agrava el problema de la inmigración y la inseguridad y no fastidia en su presupuesto a las clases trabajadoras y a las rentas bajas”.
El jueves por la mañana, el entorno de Le Pen anunció que el grupo “esperará a la declaración de política general antes de posicionarse”, dando así luz verde al nombramiento de Michel Barnier. “Tomamos nota del nombramiento de Michel Barnier como primer ministro de Emmanuel Macron”, declaró enseguida el presidente del partido, Jordan Bardella, dejando abierta la amenaza si no se llevaban a la práctica las ideas y deseos de la RN.
El nuevo jefe de Gobierno puede tener algunas cosas en común con Bardella. Michel Barnier se ha hecho famoso en varias ocasiones por sus posiciones muy de derechas, en particular en materia de inmigración. Su profesado europeísmo –algo que les encanta a las huestes macronistas– en realidad se queda corto en cuestiones migratorias. De ello se hace eco el eurodiputado verde David Cormand, que le vio actuar cuando era negociador jefe para el Brexit.
“No sólo exigió, al unísono con Orbán, desobedecer las normas europeas sobre derechos humanos, para establecer un escudo migratorio en Francia [lo que en su momento creó consternación en el seno de la UE -ndr], sino que su relato como diplomático de altos vuelos no es gran cosa: Negociar el Brexit donde sólo hay dos partes y salir de la situación actual en Francia, no tiene nada que ver”, dice el político ecologista.
Censura colectiva de la izquierda parlamentaria
Para la izquierda, la elección del presidente no es aceptable. “Negación democrática”, “corte de mangas”, “desperdicio”... fueron calificativos que aparecieron nada más conocerse el anuncio. “El macronismo es definitivamente una traición, esta vez al electorado: el Presidente ha rechazado a la primera fuerza y ha recompensado a la última”, declaró a Mediapart Boris Vallaud, presidente del grupo socialista en la Asamblea, que votará a favor de la censura junto con el resto de la izquierda parlamentaria.
“Es como si Léon Marchand [medallista olímpico -ndr] ganara el título y la medalla de oro se la dieran al 5º clasificado”, añade Manon Aubry, eurodiputada de La France insoumise (LFI). “Se quitan las máscaras, es la nominación de la clarificación, la de la reunión de todas las derechas”. “La negación de la democracia en todo su apogeo: un primer ministro del partido que quedó cuarto y ni siquiera participó en el frente republicano. Entramos en una crisis de régimen”, escribió en X Olivier Faure, primer secretario del Partido Socialista (PS).
La presidenta del grupo LFI en la Asamblea, Mathilde Panot, ha declarado: “Censura, movilización, destitución”, anunciando que saldrá a la calle el sábado. “Llamo a la movilización más potente posible”, añadió Jean-Luc Mélenchon en una declaración filmada, denunciando unas “elecciones robadas al pueblo francés”. Los Insumisos también siguieron promoviendo la firma de la petición online “Macron, destitución”, que había conseguido casi 10.000 firmantes el jueves por la tarde, para situarse ya en 235.000 personas.
No os resignéis. Eso es justo lo que están esperando
“Si esto hubiera sucedido en cualquier lugar de Europa, nos habría parecido deplorable desde el punto de vista democrático”, afirma Marine Tondelier en un vídeo, “inquieta” por una situación “extremadamente preocupante”. “No sólo no va a cambiar el rumbo, sino que, conociendo los antecedentes, se va a intensificar en detrimento de los más precarios y de la situación democrática”, advirtió la secretaria nacional de los ecologistas.
Y, dirigiéndose a los votantes del Nuevo Frente Popular (NFP), añadió: “No os resignéis. Esto es justo lo que están esperando. Este no es en absoluto el final del papel desempeñado por Lucie Castets en el futuro político de este país, y habrá mil maneras de responder a la violencia política que acabamos de vivir.”
En cualquier caso, el nombramiento de Michel Barnier ha reavivado el resentimiento en el seno del PS, dividido ante la hipótesis de Bernard Cazeneuve en su universidad de otoño en Blois. “La izquierda prefirió envolverse en una intransigencia estéril antes que buscar un compromiso. [...] Un desperdicio irresponsable”, comentó el alcalde de Ruán, Nicolas Mayer-Rossignol. David Assouline, opositor interno de Olivier Faure, se quejó a Mediapart de que el primer secretario del PS había “hecho todo lo posible” para que Cazeneuve no fuera elegido para Matignon.
Para ellos, el escenario es una pesadilla: Emmanuel Macron ha nombrado al final a un jefe de Gobierno del partido Les Républicains (LR), y en la RN estarán más que encantados de “hacer saltar a la comba para evitar una moción de censura de Marine Le Pen”, dice David Assouline, que señala que LR tienen ahora la sartén por el mango en el Senado y en la Asamblea Nacional.
Los macronistas, perdidos
En el ecosistema macronista, las opiniones son cuando menos dispares. Aunque el nombramiento de Michel Barnier no disgusta a los antiguos miembros de LR, el campo centrista sigue perplejo. Tanto es así que LR se ha negado a participar en el frente republicano, incluso contra los diputados macronistas salientes a los que intentaron recuperar circunscripciones en julio. “Es esencial que, en cada circunscripción, Les Républicains hagan bloque tanto contra LFI como contra RN”, explicó Michel Barnier la noche de la primera vuelta de las elecciones legislativas anticipadas.
Por parte de Renaissance, Stéphane Séjourné y Gabriel Attal emitieron un escueto comunicado tras el anuncio del Elíseo. “Tras el nombramiento de Michel Barnier, no habrá censura automática, sino exigencias sobre el fondo, sin cheque en blanco”, se limitaron a escribir. La diputada macronista Sophie Errante explica a Mediapart los mensajes que ha recibido de sus electores: “Básicamente dicen: '¿Todo eso para esto? No había necesidad de tardar tanto’”.
Al igual que varios de sus colegas, está “esperando a ver” qué ofrece el nuevo primer ministro, con la esperanza de que el perfil de viejo sabio de Michel Barnier y la composición de su Gobierno “apacigüen” a los franceses. “Pero no sabemos absolutamente nada ya que no sabemos a qué viene. No quiero que caiga enseguida, pero yo habría preferido a Bernard Cazeneuve, en quien confío”, dice la política que trabajó con él cuando estaba en el Partido Socialista.
Podríamos haber tenido un primer ministro de centro-izquierda y nos encontramos con un primer ministro del RPR
Aunque el diputado de Renaissance Ludovic Mendès también duda del perfil político del nuevo jefe de Gobierno –“Mola tener por fin un primer ministro, que es un excelente negociador, aunque que nadie sepa lo que quiere hacer…”, dice–, le da rabia la actitud de Emmanuel Macron, que se ha puesto en manos de la RN. “Hemos pasado demasiado tiempo averiguando lo que iba a hacer la RN con consultas que no deberían haber tenido lugar”, dice Mendès, confesando que ya no sabe si pertenece a la mayoría o a la oposición.
En MoDem también están consternados, aunque las flechas apunten más al PS que al bando presidencial. “Me enfada la inmadurez de la clase política francesa”, afirma el diputado centrista Erwan Balanant. “Habríamos podido tener un primer ministro de centro-izquierda y ahora, por la negativa del PS a bloquear, tenemos un primer ministro de la RPR [Agrupación por la República, antecesora de LR -ndr]”.
En cuanto al antiguo presidente de la comisión legislativa de la Asamblea, Sacha Houlié, que abandonó el barco macronista tras las elecciones legislativas, habló en X de su “incomprensión” y de su horror al ver a un “Gobierno dependiente de la buena voluntad de RN”. “LR perdió en las elecciones europeas, perdió en las legislativas, perdió escaños y salvó muchos diputados únicamente gracias al frente republicano. Si el Sr. Barnier aplica una política de recortes a los servicios públicos, rechaza la justicia fiscal o pretende imponer las medidas estatales de LR (penas mínimas, fin de la excusa de minoría, vuelta de las medidas censuradas de la ley de inmigración), no tendrá mi apoyo”, escribió.
LR disfruta de un nombramiento inesperado
Por otra parte, para el partido Les Républicains, mayoritario en el Senado, es una sorpresa divina: el nombramiento de un primer ministro salido de sus filas, tras unas elecciones en las que sólo obtuvo el 5,4% de los votos emitidos en la segunda vuelta. “Felicito sinceramente y animo a Michel Barnier”, escribió Annie Genevard, secretaria general del LR. “Ahora es el encargado de desbloquear el país. Le deseo mucho éxito. Conoce bien las prioridades fijadas por nuestra familia política y destinadas a responder a las expectativas y necesidades de los franceses”.
Xavier Bertrand, que en su día se barajó para el puesto de Matignon, también ha deseado a Michel Barnier “mucho éxito al servicio de Francia y de los intereses de los franceses ante los numerosos retos que se avecinan”. El nuevo líder del grupo LR en la Asamblea, Laurent Wauquiez, consideró que el nuevo primer ministro tiene “todas las bazas para el éxito en esta difícil misión que se le ha confiado”. Éric Ciotti, ahora aliado de RN con su nuevo movimiento, la Unión de los Demócratas por la República (UDR), elogió a “un hombre respetable” cuyo “nombramiento es desgraciadamente el símbolo de la dilución de cierta derecha en el macronismo”.
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Marine Le Pen, aunque negó ante los periodistas ser “la directora de recursos humanos de Emmanuel Macron”, le ha sacado gusto sin embargo a la posición ahora central de su partido, ya que la supervivencia del Gobierno de Barnier depende de su decisión de censurarlo o no. Después de todo, es su grupo el que decidirá en última instancia cuánto durará el futuro equipo de gobierno.
El jueves por la mañana, Sylvain Maillard, ex presidente de la antigua mayoría en la Asamblea, ya ideaba una estrategia para atravesar la tormenta: que RN se negara a firmar la moción de censura que seguramente presentará LFI. Sin embargo, el macronista lo admitió: “Es una ratonera”.
Traducción de Miguel López
La Agrupación Nacional (RN) ha nombrado finalmente a Michel Barnier para ocupar Matignon. Tras haber mantenido durante mucho tiempo que su grupo no votaría a priori una moción de censura, con el fin de reforzar su búsqueda de respetabilidad en la Asamblea Nacional, Marine Le Pen ha cambiado de estrategia en las últimas semanas, al darse cuenta de que tiene más cartas a su favor de las que pensaba. Y finalmente impuso sus condiciones a Emmanuel Macron.