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"Ya no es inevitable que la ultraderecha llegue al poder": el Frente Popular echa a andar en Francia

Algunos de los representantes de los partidos que integran el "Nuevo Frente Popular" en la presentación del programa de la coalición.

Mathieu Dejean (Mediapart)

Ya está hecho. Ayer 13 de junio, tras cuatro días y cuatro noches de negociaciones, los partidos de izquierda lograron sellar el acuerdo que da origen al nuevo Frente Popular. "A partir de ahora, en toda Francia, trabajaremos para ampliar esta unión con todos el mundo, ciudadanos, asociaciones, sindicatos, partidos políticos y personalidades públicas que compartan nuestras ideas y orientaciones", afirmó la coalición de izquierdas y ecologistas en un comunicado, añadiendo: "A partir de ahora, ya no es inevitable que la Agrupación Nacional (Rassemblement National, RN) llegue al poder”. 

El alivio era palpable en el exterior de la sede de los ecologistas, en el distrito X de París, donde se habían reunido algunos militantes a la espera de que saliera una fumata blanca del edificio donde se habían reunido los dirigentes de Los Verdes, el Partido Socialista (PS), La France insoumise (LFI), el Partido Comunista Francés (PCF) y Place publique

"Se trata de un movimiento histórico importante. Hay que construir la relación de fuerzas del Frente Popular, porque incluso, en el peor de los casos, si gana Bardella, será un baluarte", decía Jacky Lafortune, un veterano militante de izquierdas que se había acercado allí como vecino. Desde el 9 de junio y la disolución de la Asamblea Nacional por Emmanuel Macron, en todas las sedes donde los partidos se reúnen para negociar a puerta cerrada, los manifestantes les siguen para instarles a unirse bajo el lema: "¡Uníos, no nos traicionéis!" 

La presión por la unidad ha dado finalmente sus frutos. "El Presidente de la República ha jugado a la ruleta rusa, pensando que podía pillar a todo el mundo desprevenido. Era incongruente, porque la única fuerza política que estaba preparada era la extrema derecha, pero ahora nosotros también lo estamos y vamos a demostrar que estamos preparados para gobernar", se felicita el eurodiputado verde David Cormand, uno de los negociadores en estos días. 

En un comunicado, LFI también se congratula de haber "frustrado los cálculos políticos" de Emmanuel Macron. 

Epílogo de una jornada caótica

El producto de estas largas horas de discusiones, difíciles en algunos momentos, es un programa "ruptural" para los cien primeros días de gobierno, que puede desvelarse en las próximas horas. Debería incluir la derogación de la reforma de las pensiones y del decreto de reforma del seguro de desempleo, la prohibición del glifosato y de las balsas de riego gigantescas y la congelación de los precios de los productos de primera necesidad. 

Pero lo que los partidos han acordado sobre todo es repartirse 577 circunscripciones. Esa ha sido la parte más importante de las negociaciones: aunque se había restablecido el equilibrio entre LFI (que sigue siendo la primera fuerza de la izquierda con 229 circunscripciones) y el PS (que gana un centenar desde 2022 con 175 circunscripciones), aún había que repartirlas. En algunas de ellas pueden ganar, en otras no. Por eso se han alargado las negociaciones, mientras los militantes estaban mostrando por todas partes su impaciencia por empezar la campaña e impedir que RN llegue al poder tras las elecciones legislativas anticipadas del 30 de junio y el 7 de julio. 

Desde el punto de vista de Paul Vannier, ex diputado de la LFI encargado de las negociaciones sobre las circunscripciones, hubo que hacer muchas concesiones para lograrlo, en particular para satisfacer a las corrientes internas del PS: "Una vez más, tomamos decisiones que nos cuestan y que cuestan a los militantes bien implantados, legítimos y con perfiles ganadores. Pero había que llegar a un acuerdo, ante el riesgo que supone la extrema derecha", afirma. 

Por ejemplo, LFI ha renunciado a una circunscripción en Ruán (Seine-Maritime), donde esperamos que gane Nicolas Mayer-Rossignol, viceprimer secretario del PS y alcalde de la ciudad. "Los socialistas han tensado constantemente las relaciones. LFI ha aportado mucho, al igual que los ecologistas, y a pesar de ello, el PS está amargado porque tiene muchos cuadros a los que satisfacer", informa una fuente ajena a LFI que participó en las negociaciones. 

La jornada del 13 de junio estuvo salpicada de rumores sobre las causas del bloqueo de las negociaciones y de exabruptos en los medios de comunicación, como el del alcalde del PS de Marsella (Bouches-du-Rhône), Benoît Payan, que amenazó con presentarse contra Jean-Luc Mélenchon si era nombrado candidato en su ciudad

El caso de Adrien Quatennens, diputado por la región Nord, condenado por violencia doméstica, también se esgrimió como motivo del bloqueo. La portavoz del PS, Chloé Ridel, abogó por que se propusiera en su lugar a una activista feminista, Amy Bah. Según Paul Vannier, su nombre no se mencionó durante las negociaciones, salvo al final, cuando los ecologistas dieron su parecer. Tampoco presentaron a su ex secretario nacional, Julien Bayou, diputado saliente por París, que había dimitido del partido al ser objeto de una denuncia y una investigación interna. 

Más allá de los partidos

“Muchos de nosotros creemos que es imposible que Adrien Quatennens se presente como candidato por el Frente Popular", explica la militante feminista y miembro ecologista del Consejo de París Raphaëlle Rémy-Leleu. “Existe un riesgo real de que se oponga la disidencia feminista". 

La información publicada en L'Opinion de que este diputado hacía circular entre sus amigos y familiares un llamamiento a las "mujeres de izquierdas y feministas" para que apoyaran su candidatura fue considerada una provocación, recordando su entrevista en la BFMTV unas horas después de su condena. El comité electoral de LFI tiene previsto reunirse esta noche para decidir sobre las candidaturas, incluida ésta. 

Los militantes independientes también están preocupados por la falta de diversidad de las candidaturas, después de que las listas europeas ya estuvieran acaparadas por profesionales de la política. Ese debate ya existía en 2022. Mientras los líderes de la izquierda llevan diciendo desde el 10 de junio que cuentan con el compromiso de la sociedad civil organizada, sindicatos, ONG y asociaciones, ¿se pueden esperar candidaturas abiertas y representativas de sus territorios? Según una fuente que ha seguido el reparto de las circunscripciones, "este es quizás el elemento que más se ha sacrificado". Una vez más, la satisfacción de los cuadros y de las corrientes internas de los aparatos políticos puede haber primado sobre otras consideraciones. 

"Para nosotros, los candidatos que se presenten a las elecciones deben mostrar este nuevo vínculo con figuras del mundo asociativo y sindical. En este ámbito, como en otros, los miembros de LFI serán ejemplares", prometen éstos en su comunicado.  

"El Frente Popular seguirá abriéndose a la sociedad civil", asegura también Johanna Rolland, primera vicesecretaria del PS. “Surge un fuerte sentimiento de responsabilidad y esperanza: tras el golpe del resultado de RN y la sorpresa de la disolución, la alternativa está en la izquierda". 

En cualquier caso, las candidaturas y las papeletas llegarán a tiempo a la prefectura. "Si queremos hacer historia, necesitamos una potente movilización popular que vaya mucho más allá de los convencidos y los aparatos de los partidos: está en juego una posible victoria electoral, así como su éxito una vez en el poder. Pongámonos a ello", ha tuiteado el economista Maxime Combes. Acaba de publicarse una nueva petición de un centenar de asociaciones, entre ellas Greenpeace y Bloom. La campaña está lista para empezar.

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Traducción de Miguel López

 

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