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A un paso de la extradición: la relatora de la ONU advierte sobre la delicada salud de Julian Assange

Carteles en Bélgica en contra de la extradicción de Julian Assange a Estados Unidos.

Jérôme Hourdeaux (Mediapart)

En una declaración emitida el martes 6 de febrero, la relatora especial de las Naciones Unidas sobre la tortura, Alice Jill Edwards, pidió al Reino Unido que no extradite al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a Estados Unidos para ser juzgado por revelar miles de documentos militares secretos estadounidenses en los que se detallan sus abusos en Irak y Afganistán. 

“Julian Assange sufre desde hace tiempo un trastorno depresivo recurrente", escribe Alice Jill Edwards. “Ha sido identificado como una persona en riesgo de suicidio. En Estados Unidos se enfrenta a numerosos cargos, algunos de ellos en base a la Ley de Espionaje de 1917 por la presunta distribución ilegal de documentos y otros cables diplomáticos a través de WikiLeaks. Si es extraditado, podría ser mantenido en aislamiento prolongado a la espera de juicio, o como preso. Si es declarado culpable, podría ser condenado a hasta 175 años de cárcel". 

"El riesgo de que sea recluido en régimen de aislamiento, a pesar de su precario estado mental, y de que reciba una condena potencialmente desproporcionada plantea dudas sobre la compatibilidad de la extradición del Sr. Assange con las obligaciones del Reino Unido respecto al derecho internacional", prosiguió la relatora especial de la ONU. 

Alice Jill Edwards se refiere al artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos –que establece que "nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes"– y al artículo 3 de la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura –que establece que "ningún Estado Parte procederá a la expulsión, devolución o extradición de una persona a otro Estado cuando haya razones fundadas para creer que estaría en peligro de ser sometida a tortura"– y el artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que establece que "nadie podrá ser sometido a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes". 

Desde su detención el 11 de abril de 2019 dentro de la embajada ecuatoriana en Londres, Julian Assange está recluido en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, cerca de Londres. Mantenido en régimen de aislamiento, ha sido sometido a unas condiciones de detención denunciadas en repetidas ocasiones por sus defensores. 

En diciembre de 2020, el predecesor de Alice Jill Edwards como relator especial sobre la tortura, Nils Melzer, ya las había comparado con "la detención arbitraria, pero también con la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes". 

Pero esta nueva advertencia sobre las posibles consecuencias de la extradición para la salud de Julian Assange es más apremiante que las anteriores. Los días 20 y 21 de febrero, el Tribunal Superior de Londres debe examinar el último recurso del periodista australiano ante la justicia británica. Si su recurso es rechazado, sólo cabría la posibilidad de que intervenga el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). 

Porque la salud mental de Julian Assange está en el centro del debate, como así ha sido a lo largo de todo este proceso. Precisamente por los riesgos para su salud, los tribunales británicos rechazaron inicialmente en una sentencia en primera instancia, en enero de 2021, la solicitud de extradición de Estados Unidos. 

Medidas administrativas especiales

Durante las vistas, que se celebraron en febrero, septiembre y octubre de 2020, los abogados del fundador de WikiLeaks pusieron sobre la mesa los dictámenes de varios médicos que destacaban su estado de depresión crónica vinculado al aislamiento casi total al que fue sometido en la prisión de Belmarsh. Incluso expresaron su preocupación por posibles pensamientos suicidas. 

Al mismo tiempo, varios especialistas del sistema penitenciario americano habían detallado las condiciones de vida de los presos en el centro de detención de Alexandria, en Virginia, a donde Julian Assange iría casi con toda seguridad en espera de juicio, así como en "ADX", la prisión de muy alta seguridad de Florence, en Colorado, donde cumpliría después su condena. 

Como persona condenada por delitos contra la seguridad nacional, sería muy probable que Julian Assange fuera sometido a "medidas administrativas especiales" (SAM), destinadas a impedir cualquier contacto con otros detenidos. 

Yancey Ellis, abogado colegiado en Alejandría, describió la vida cotidiana en estas minúsculas celdas, con mobiliario reducido al mínimo, una sola ventana de plexiglás que no se puede abrir y una puerta de acero con una sola trampilla para pasar la comida a la hora de comer, que se vuelve a cerrar inmediatamente para que los detenidos no puedan comunicarse entre sí. 

Esos argumentos convencieron a la juez Vanessa Baraitser para rechazar la petición del tribunal americano. "El estado mental de Julian Assange es tal que sería un abuso extraditarlo a Estados Unidos", declaró en su sentencia del lunes 5 de enero de 2021. 

"Garantías" de la justicia estadounidense

En respuesta, el Gobierno americano recurrió esta decisión y en febrero de 2021 envió una "nota diplomática" a la justicia británica, en la que ofrecía una serie de "garantías". 

Julian Assange no sería recluido en una prisión de alta seguridad ni sería sometido a régimen de aislamiento. Las autoridades americanas también abrieron la puerta a un posible traslado de Julian Assange a Australia, su país de origen, para que pudiera cumplir la pena a la que fuera condenado. Por último, Estados Unidos se comprometió a garantizar que Julian Assange recibiría "tratamiento clínico y psicológico adecuado" a su estado de salud. 

En la vista de apelación, en diciembre de 2021, los abogados de Julian Assange cuestionaron la validez de esas "garantías", que las autoridades estadounidenses podrían revocar en función del comportamiento del periodista durante su detención. Pero el Tribunal Superior de Justicia de Londres aceptó las promesas estadounidenses y anuló la sentencia de primera instancia. 

En enero de 2022, los defensores de Assange obtuvieron el derecho a presentar un nuevo recurso ante el Tribunal Supremo. Sin embargo, en marzo siguiente, el Tribunal Supremo no admitió el recurso y, un mes más tarde, la orden de extradición fue transmitida a la Secretaria de Estado de Interior, Priti Patel, que la firmó el 17 de junio de 2022. 

Los abogados presentaron un nuevo recurso contra esa orden de extradición, pero un magistrado lo rechazó de nuevo el martes 6 de junio de 2023. Como señaló entonces Reporteros sin Fronteras (RSF), Julian Assange está desde entonces "peligrosamente cerca de la extradición"

Recurso final

Sin embargo, una victoria al final de estas nuevas vistas ante el Tribunal Superior de Londres no sería más que un primer paso. El único objetivo es determinar si Julian Assange tiene derecho a interponer recurso contra la decisión del martes 6 de junio de 2023. Si se acepta, habrá que programar una nueva vista en apelación. 

Si se rechaza, los abogados del fundador de WikiLeaks habrán agotado todos los recursos internos y la única opción restante sería remitir el caso al TEDH en virtud del artículo 39 de su Reglamento. Éste permite solicitar al Tribunal Europeo que dicte "medidas cautelares" con carácter de urgencia cuando exista un riesgo inminente de daños irreparables, como amenazas contra la vida o malos tratos a un ciudadano. 

En su comunicado de prensa, la relatora especial de las Naciones Unidas sobre la tortura también expresó sus dudas sobre las "garantías" ofrecidas por las autoridades americanas. "Las garantías diplomáticas de trato humano por parte del gobierno americano no son suficientes para garantizar la protección del Sr. Assange contra tales riesgos", afirma Alice Jill Edwards. 

"No son jurídicamente vinculantes, tienen un alcance limitado y la persona a la que pretenden proteger puede no tener ningún recurso si se incumplen", añade la relatora. 

Por ello, Alice Jill Edwards "pide al gobierno del Reino Unido que revise cuidadosamente la orden de extradición del Sr. Assange para garantizar el pleno cumplimiento de la prohibición absoluta e inderogable de exposición a la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, y que tome todas las medidas necesarias para salvaguardar la salud física y mental del Sr. Assange".

Londres allana el camino para la extradición de Julian Assange a Estados Unidos

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Traducción de Miguel López

 

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