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España sufre un julio extremo: el mes más cálido desde que hay registros y el tercero más seco del siglo

Una mujer se protege del sol con un abanico de las altas temperaturas registradas este sábado en Córdoba con aviso amarillo por calor.

La evidencia científica demuestra ya cómo este verano está siendo el más salvaje desde que comenzaron los registros en España en 1961. 

El mes de julio ha cerrado con la temperatura media más alta del histórico y las precipitaciones más bajas de los últimos 15 años, dos récords que explican la fuerza de los incendios que han azotado este año España. En los primeros siete meses del año han ardido casi 200.000 hectáreas, la mayor cifra desde 1994. 

El mes más caluroso desde que hay registros 

Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Española de Meteorología, no encuentra adjetivos para describir el mes de julio, porque "extremadamente caluroso" se queda corto. 

La temperatura media de la Península el mes pasado fue de 25,6 grados, 2,7 grados por encima de la media en este periodo, una cifra muy elevada que además se superó con creces en algunas zonas. En Galicia, Castilla y León, Madrid, Extremadura y Castilla La Mancha, la temperatura media registró una anomalía de 4 grados, e incluso de 5 grados en puntos muy concretos, como en Zamora. 

Estas temperaturas fueron consecuencia de la ola de calor que también fue extrema. "Siempre hemos tenido olas de calor muy intensas, pero nunca de este calibre. Ha sido la más calurosa, la más extensa y la segunda más larga", explica Del Campo. 

La ola de calor comenzó que afectó a la Península y Baleares duró 18 días –entre el 9 y el 26 de julio–, solo superada por la de verano de 2015 que se alargó 26 días. La temperatura durante estas semanas sufrió una anomalía de 4,8 grados –el mayor desvío registrado– y afectó a 40 provincias –empata con el récord de agosto de 2012, pero desde Aemet apuntan que este dato se está revisando y "seguramente sean más"–. 

Del Campo añade que el calor del mes pasado fue una anomalía aislada, si no la guinda a un trimestre tórrido. "El verano ha empezado este año en mayo", afirma el técnico climático, que recuerda que el periodo mayo-julio de 2022 ha sido igualmente el más caluroso desde que hay registros. 

Sequía extrema y pantanos al límite

La agencia meteorológica también advierte de que las precipitaciones fueron preocupantes el mes pasado. Llovió la mitad de lo que suele llover un julio normal: fue el tercer mes de julio más seco del siglo y el primero de los últimos 15 años; una situación que Rubén del Campo achaca a un panorama de bajas presiones –que impide formar nubes–, al que se sumó la ausencia de rachas de viento del Atlántico, que suelen enfriar la Península y traer algunas lluvias. 

Como ha ocurrido con las temperaturas, las precipitaciones también fueron pésimas durante todo el trimestre pasado, el más seco desde que hay registros, con un déficit de lluvias del 60%. Estas bajas precipitaciones también se dieron el pasado invierno, el menos lluvioso desde que hay registros, una cadena de acontecimientos que mantiene los niveles de los embalses en números rojos. 

Las reservas hídricas cerraron el mes pasado en el 40,2%, hasta los 22.000 hectómetros cúbicos, la cifra más baja de un mes de agosto en lo que va de siglo. 

Los mismos incendios, pero mucho más devastadores

Los embalses están casi un 20% más secos que hace un año por la sequía extrema y la ola de calor

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Un verano muy caluroso y seco es sinónimo de grandes incendios, como se ha visto este año. En los primeros siete meses de 2022 han ardido en España 192.000 hectáreas de bosques, el equivalente a la superficie de la provincia de Guipúzcoa, la mayor extensión quemada en el periodo enero-julio desde 1994, según los registros del Ministerio de Transición Ecológica. 

Manuel Esteban, Doctor en Ciencias Agrarias por la Universidad de Castilla La Mancha, explica que las altas temperaturas se unen a que año tras año disminuye la población y la economía rural, lo que propicia que la masa forestal crezca rápidamente. "Si aumenta la biomasa y las altas temperaturas secan las plantas, los incendios son catastróficos porque los bosques están llenos de combustible y la energía que se libera con el fuego es brutal", opina el profesor de gestión forestal. 

Este argumento lo confirman los datos del Gobierno, que reflejan que el número total de incendios (de más de una hectárea) es similar al de la última década. Lo que se disparan son los grandes fuegos (de más de 500 hectáreas): este año se han contabilizado 37 frente a los 21 de 2012, el año que tenía el récord hasta ahora.

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