Enviar más gas a Europa a cambio de no racionarlo: claves para entender el pulso Gobierno-Bruselas
Europa quiere estar preparada para un posible corte del gas ruso en invierno. La Comisión Europea ha pedido esta semana a los Veintisiete que reduzcan voluntariamente el consumo de gas un 15% desde agosto hasta marzo de 2023 para mantener las reservas a buen nivel cuando llegue el frío. Pero los países del sur, entre ellos España, se han levantado contra esta medida –que por el momento es voluntaria, pero podría convertirse en obligatoria si los resultados son insuficientes– alegando que su dependencia energética de Rusia es limitada o nula.
El plan será debatido el próximo martes en Bruselas y la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ya ha anunciado que peleará contra la propuesta. Este viernes ha enviado una carta al vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, calificando la medida de un “sacrificio injusto” para un país que vive mayoritariamente del gas estadounidense y argelino.
La ministra Ribera señaló este miércoles que no aceptará la imposición de un recorte del consumo de gas, puesto que España lleva años haciendo los deberes y sus ciudadanos han costeado un sistema de tratado, transporte y almacenamiento de gas natural licuado (GNL) que han permitido a España ser la puerta de entrada del 30% de esta materia prima que llega a Europa, según los datos del Ministerio.
En su lugar, la estrategia del Gobierno propone que España haga un esfuerzo por enviar a Europa a todo el gas excedentario posible a través de su conexión con Francia desde el País Vasco y Navarra. En los últimos cinco años estas tuberías han funcionado a un tercio de su capacidad, exportando de media dos teravatios hora mensuales de gas. Pero tras el comienzo de la guerra en Ucrania, la salida de gas a través de esta conexión se ha llevado al máximo hasta los 6,7 teravatios hora para contrarrestar que Rusia ha recortado un 30% sus envíos de gas a Europa.
Con las tuberías al máximo de su capacidad, España aportará en los próximos ocho meses 5.600 millones de metros cúbicos de gas de los 45.000 millones que Bruselas quiere almacenar para evitar posibles cortes de luz, teniendo en cuenta que el gas es en este momento una de las principales fuentes de generación de electricidad.
Desde el ministerio también argumentan que forzar a España a reducir el consumo de gas un 15% no repercutiría en un aumento de los depósitos comunitarios a corto y medio plazo, ya que la Península no tiene capacidad técnica para enviar más excedente de gas al resto de Europa.
Según explican, las opciones a largo plazo que están sobre la mesa son una conexión entre Barcelona e Italia de buques metaneros que requeriría adaptar los puertos de ambos países a estas embarcaciones, mientras que la ampliación de la conexión terrestre con el sur de Francia está paralizada.
Un coste 'premium' durante 50 años
Ribera también defendió el miércoles que la medida que planea Bruselas también sería injusta para los españoles porque la construcción del extenso sistema de gas licuado que funciona en la Península ya ha supuesto “un coste prémium” en la factura de la luz y en forma de impuestos para los ciudadanos durante 50 años.
España construyó su primera regasificadora en 1969 y desde entonces ha puesto en funcionamiento cinco más, a las que se suma la de Gijón, que está en hibernación y estará operativa a finales de año o a comienzos de 2023. También cuenta con 25 centros de almacenamiento y ocho atraques para buques metaneros.
Esta infraestructura permite a España que el 54% de sus provisiones de gas sean de GNL fletado en metaneros procedentes de 14 países, entre ellos Estados Unidos, Argelia, Egipto y Rusia.
El Ministerio de Transición Ecológica también defiende que España ha cumplido este año con su cuota de almacenamiento de gas, por lo que no necesita imponer a sus empresas y ciudadanos una reducción del consumo.
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A finales de junio y en previsión de un desabastecimiento energético, el Parlamento Europeo se comprometió a alcanzar antes del 1 de noviembre de 2022 unas reservas del 80% en sus depósitos de gas. España se sitúa esta semana en el 75%, frente al 65% de media de la Unión Europea, siendo el cuarto país de los Veintisiete mejor preparados de cara al otoño.
La pequeña dependencia de España del gas ruso (el 9% del que llega a España) ha permitido que su almacenamiento haya aumentado notablemente en los últimos meses pese a la guerra de Ucrania, ya que a finales de febrero sus reservas se encontraban rozando el 60%.
Incluso con el aumento de sus depósitos, la ministra Ribera asegura que España ha intensificado ya sus envíos de gas a Francia para apoyar en el abastecimiento de Europa: “Somos solidarios y vamos a seguir siéndolo; de hecho, en el último mes, el 20% del gas que importamos fue exportado directa o indirectamente a otros estados miembros de la UE”, dijo este miércoles.